Kawachi es una aldea remota al extremo suroeste de Japón, envuelta por verdes montañas y campos de mandarina, tiene amplias vistas al monte Unzen (uno de los volcanes activos más conocidos del país nipón) y al mar de China.
Durante los 90, recibió a su ‘hijo predilecto’, Alberto Fujimori, presidente del Perú en aquel entonces. En su honor, inauguraron una avenida (la av. Perú) y el propio Fujimori plantó un árbol mientras recorría el pueblo. Pero poco o nada queda del orgullo que en algún momento los invadió.
En Kawachi todos conocen al exmandatario peruano. “De aquí son los padres de Fujimori —indica Haruhiko Nozaki, director del centro comunitario a BBC—, y para este pueblo es un gran honor que un presidente de Perú tenga familia de aquí”.
Foto: AFP
Alberto Fujimori fue recibido por las autoridades y algunos familiares en el aeropuerto Kumamoto. Estaría en el país por cinco días en busca de ayuda económica para solucionar (al menos parcialmente) la profunda crisis económica del Perú.
Fujimori recorrió a pie el pueblo de sus ancestros, saludó a multitudes que se agolpaban con banderas y pancartas. Visitó además a su familia paterna y materna. Sin embargo, no logró intercambiar muchas frases con la gente porque no dominaba el japonés.
Que un descendiente de japoneses sea jefe de Estado de otro país era motivo de orgullo para el pueblo. “Ofreció una perspectiva positiva a los inmigrantes al cambiar su imagen —señala el periodista Jun Izumi— del forastero que deja Kumamoto para tratar de ganar dinero a alguien realmente exitoso”.
“(La visita de Fujimori) fue muy cálida, con grandes pancartas y muchísima gente que se reunió para darle la bienvenida”, dice Izumi. De acuerdo a la prensa local, el sentimiento fue tan fuerte que hicieron una colecta de US$ 20.000 para apoyar a Perú y se hicieron esfuerzos para una cooperación internacional.
Foto: AFP
Hiroaki Nakagawa tenía 11 años cuando Fujimori visitó su colegio y recuerda la felicidad que los niños tuvieron al conocer al ‘ciudadano ilustre’.
Quien visita la escuela se encuentra con una gran foto del expresidente y desde su visita cambiaron, incluso, los hábitos alimenticios. “Desde que nos visitó, empezamos a tener comida peruana en el almuerzo”, menciona Nakagawa.
La opinión del periodista Jun Izumi, al igual que la de cientos de lugareños, cambió radicalmente cuando Fujimori ordenó el autogolpe de Estado, el 5 de abril de 1992, cerrando el Congreso e interviniendo el Poder Judicial con apoyo del Ejército.
“Me siento traicionado por Fujimori —afirma Izumi— porque no siguió el camino democrático para revitalizar la economía, en ese contexto no fue nada diferente a otros políticos peruanos”.
PUEDES VER: A 6 meses de guerra, Ucrania promete luchar “hasta el final” en el día de su independencia
Fujio Fujimori tiene 84 años y vive en el pueblo, es primo del exmandatario por parte de padre y recuerda los orígenes de la familia. “Mi padre era el cuarto varón de la familia. El primero, segundo y tercero se marcharon a Perú. Naoichi (el padre de Alberto Fujimori) volvió a Japón alrededor de 1934, se casó y volvió a Perú”.
De acuerdo a las crónicas de la época, Fujio fue uno de los parientes que recibieron a Alberto en el aeropuerto en su primera visita. “No diré mucho porque no recuerdo mucho —manifiesta el anciano—, pero siento que era más inteligente que nosotros. Estaba preparado para convertirse en presidente cuando nos vimos”.
La sobrina nieta del expresidente, Akino Fujimori, también vive en el pueblo de al menos 5.600 habitantes, es funcionaria pública y está especializada en Arqueología.
Fujimori fue nombrado hijo predilecto de la ciudad y, en su honor, inauguró una avenida que ahora luce despintada. Foto: AFP
“He vivido aquí desde que nací. No somos muchos, pero estamos muy unidos —indica la joven—. Estamos rodeados de naturaleza y es muy agradable, pero la gente tiende a irse cuando se gradúa. Ojalá se revitalice con más jóvenes, porque a veces es un poco triste”.
La joven cuenta que, cuando ha ido a trabajar fuera del pueblo, todo el mundo reconoce su apellido, antes con orgullo, pero ahora la reconocen negativamente.
“He ido a trabajar fuera de Kawachi y todo el mundo reconoce mi apellido, porque es el mismo que el de Alberto Fujimori —menciona Akino—. Me siento muy orgullosa (…) pero a diferencia del pasado, cuando la gente le reconocía con orgullo, ahora todo el mundo tiene una impresión negativa”.
“Cuando me piden que lo describa, le tengo que presentar como alguien que está preso. Me entristece”, concluye Akino.
En el pueblo, la percepción que tienen de Alberto Fujimori cambió drásticamente: las sombras de los crímenes contra los derechos humanos y los casos de corrupción (por los que está encarcelado) los hizo sentirse traicionados. Incluso, el árbol que plantó durante su visita está seco y la placa que lo acompañaba está abandonado. En su momento, Fujimori fue nombrado hijo predilecto de la ciudad y, en su honor, inauguró una avenida que ahora luce despintada y que ya nadie reconoce.