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El trágico final del ‘Tarzán de la vida real’ que fue rescatado sin su consentimiento

El hombre vivió más de 40 años en la selva buscando refugio mientras en su país se desataba la conocida guerra de Vietnam. Ho Van Lang falleció después de volver a la ‘civilización’.

Ho Van Lang sobrevivió comiendo frutas, tubérculos, miel, ratas, serpientes, monos y ranas. Foto: @docastaway / Instagram
Ho Van Lang sobrevivió comiendo frutas, tubérculos, miel, ratas, serpientes, monos y ranas. Foto: @docastaway / Instagram

Cuando se habla de Tarzán, viene a la imaginación el personaje de ficción que vive internado en la selva, que usaba prendas rústicas para cubrir su cuerpo, convivía con los animales salvajes y realizaba acrobacias extraordinarias. Algo parecido experimentó Ho Van Lang, natural de Vietnam, quien pasó 41 años de su vida en la jungla.

Durante la mañana del 7 de agosto de 2013, el hombre vietnamita de 44 años fue trasladado a una aldea y todo le pareció un mundo nuevo. Había vivido más de cuatro décadas en la selva junto a su padre y casi no había tenido contacto con otras personas.

Cuando Lang tenía solo 3 años, su padre, Ho Van Thanh, se introdujo junto a él a la selva y desde ese momento los dos siguieron con sus vidas como si el resto del mundo no existiera. Ambos dormían en una casa del árbol, recogían frutos, cazaban animales y se abrigaban con cortezas vegetales.

Todo eso terminó cuando las autoridades locales fueron alertadas sobre su aparición y tomaron la decisión de ‘rescatarlo’. Rápidamente, la historia de los ‘hombres de la selva’ llegó a todos los rincones del mundo y Lang fue considerado un ‘Tarzán de la vida real’ debido a sus destrezas en la jungla.

Ho Van Lang y su padre aprendieron a vivir en comunidad. Foto: @docastaway / Instagram

Ho Van Lang y su padre aprendieron a vivir en comunidad. Foto: @docastaway / Instagram

¿Cómo terminó en la selva?

El progenitor de Lang había sido parte de la guerra entre Estados Unidos y Vietnam y, luego de cinco años, tomó la decisión de volver a su tierra natal, el pueblo Tra Kem, en la provincia de Quang Ngai, para compartir la vida con sus cuatro hijos.

En 1972, su casa terminó destruida por un bombardeo que terminó con la vida de su madre y dos de sus primeros hijos, según recogió el periódico Tuoi Tre.

Envuelto en la terrible situación, Thanh optó por una medida desesperada. Sin planear una fuga ni dar aviso a su familia, el sujeto cogió a su tercer hijo y escapó, pero dejó atrás a su cuarto hijo, Tri, que fue criado por un tío de la familia.

Su padre se había internado junto a él en la selva cuando Ho Van Lang tenía solo tres años. Foto: @docastaway / Instagram

Su padre se había internado junto a él en la selva cuando Ho Van Lang tenía solo tres años. Foto: @docastaway / Instagram

¿Cuál fue la clave de la supervivencia?

Tras hallar un sitio que le pareció apropiado, el padre empezó a construir una vivienda para habitar junto a su pequeño hijo. En lo alto de un árbol paraguas, Schefflera Arboricola edificó una casa del árbol semejante a un nido de aves. Según los aldeanos, el hogar medía cuatro metros cuadrados. El objetivo era refugiarse de los animales salvajes.

Para sobrevivir en el extenso bosque, padre e hijo fabricaron varios objetos, como cuchillos, hachas, trampas y las pusieron alrededor de su morada. Durante la época fría, usaban dos juegos de abrigos elaborados a base de corteza.

Subsistieron comiendo frutas, tubérculos, miel, ratas, serpientes, monos y ranas. Asimismo, tenían abundante arroz y semillas de sésamo.

El rescate involuntario del ‘Tarzán real’

Cuando el hijo menor de Thanh, Tri, descubrió que su padre y hermano aún estaban con vida, decidió internarse en la jungla junto a su tío para buscarlos, y los encontró. No obstante, ellos no tenían ninguna intención de regresar.

“Cuando visitaba a mi padre y hermano dormía en el arroyo, porque no me atrevía a subir a la cabaña a dormir con ellos; tenía miedo”, declaró Tri al rememorar las visitas que les hacía.

Pese a la negativa de Thanh de volver, en 2013 Tri y su tío alertaron a las autoridades para que intervinieran. Al parecer, su padre de 81 años ya no era lo suficientemente fuerte como para seguir con ese estilo de vida. Fue sacado del corazón de la selva sin su voluntad, al igual que su hijo.

Mientras era llevado a la aldea, el adulto mayor no dejaba de repetir: “Extraño mucho la selva, extraño mucho la selva”.

Tras varios meses, padre e hijo aprendieron a vivir en comunidad. Incluso, Lang dejó de utilizar taparrabos y comenzó a vestir vestimenta como los demás aldeanos. Su padre vivió en la misma aldea hasta su fallecimiento, en 2017.

Todos los días, antes del amanecer, salía a trabajar y volvía luego del atardecer con racimos de plátanos que él mismo cultivaba para vender a los comerciantes. Foto: Congan

Todos los días, antes del amanecer, salía a trabajar y volvía luego del atardecer con racimos de plátanos que él mismo cultivaba para vender a los comerciantes. Foto: Congan

Una enfermedad mortal

Según el medio Cong An, Lang compartía hogar con la familia de su hermano Tri en una vivienda construida por benefactores y sabía cómo generar ingresos. Diariamente, antes del amanecer, salía a laborar y volvía luego del atardecer con racimos de plátanos que él mismo cultivaba para vender a los comerciantes. Además, trabajaba en campos de cultivos de arroz y pesca.

No consumía bebidas alcohólicas ni fumaba, aunque comía incansablemente nuez de betel, detalló el diario vietnamita. Logró entablar conversaciones con todos de manera normal y que su adaptación a la civilización era una realidad.

Pero en mayo de 2021, Lang fue diagnosticado con cáncer de hígado en una etapa invasiva. De acuerdo con la prensa local, el avance de la enfermedad se encontraba a un nivel que la operación quirúrgica ya no era una alternativa.

Lamentablemente, su familia no contaba con los recursos para costear el tratamiento para mitigar el sufrimiento de sus últimos días. El 13 de septiembre del mismo año, falleció a causa de la enfermedad, solo ocho años después de ser reintroducido a la vida en comunidad.