Sheila O’Leary fue declarada culpable del homicidio de su bebé de 18 meses, quien murió de hambre en septiembre de 2019. El cuerpo del menor fue hallado en la casa donde vivía con sus padres, una pareja de veganos que solo lo alimentó con una dieta de frutas y verduras, causándole una grave desnutrición.
O’Leary enfrentaba seis cargos: asesinato en primer grado, abuso infantil agravado de un menor, homicidio involuntario agravado de un menor, abuso infantil y dos de negligencia infantil.
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Tanto ella como su esposo, Ryan Patrick O’Leary, fueron acusados con los mismos cargos, no solo por lo ocurrido con el bebé, sino también por su negligencia con sus otros tres hijos, de 3, 5 y 11 años, quienes sufrían de desnutrición y deshidratación.
El padre de familia permanece en la cárcel del condado Lee, en Florida (Estados Unidos), esperando a que inicie su juicio, programado para este mes de julio.
Medios locales reportaron que la malnutrición de los hijos de la pareja se debía a la estricta dieta vegana a la cual estaban sometidos, pudiendo ingerir únicamente un selecto grupo de alimentos, entre los que se encontraban el mango y el aguacate.
Sheila y Ryan O’Leary tampoco habrían proporcionado suficiente agua ni atención médica a su bebé de 18 meses.
Robyn Jackson, miembro del personal del servicio de emergencias médicas del condado de Lee, se quebró al recordar frente al jurado que vio al bebé en una cama con signos de llevar muerto algún tiempo.
De esta manera, la Fiscalía concluyó que había argumentos suficientes para declarar a Sheila O’Leary culpable, a pesar de los argumentos de la defensa, quienes señalaron que se trataba de una situación en la que no había existido la más mínima intención por parte de O’Leary de dañar a Ezra.