En 1993, Jason Clark había estado drogado con metanfetamina y apuñaló a Sharlene en un cajero automático en Australia, mientras buscaba recuperar algo de dinero. La mujer de 22 años murió a causa de sus heridas ese día, dejando atrás a una bebé. Esa hija, ya convertida en una madre de familia, activista y escritora, contactó al asesino y ahora, 29 años después del crimen, lo considera uno de sus mejores amigos.
La hija biológica de Sharlene, Mariah Lucas, tenía solo 15 meses de nacida cuando su madre falleció. Ella recuerda haber escuchado historias de su progenitora mientras crecía, sobre su amor por el canto y el baile, pero nunca sobre las circunstancias de su muerte. Fue recién cuando cumplió 12 años que la identidad del asesino le fue revelada. Sin embargo, nunca consideró hacer nada con esa información.
Todo cambiaría cuando una operación de extracción de muelas de juicio se le complicó, produciendo una infección y dejándola en coma. Durante dicho periodo, ella jura que habría tenido visiones de su madre fallecida.
Después de que le extrajeran las muelas del juicio a los 23 años, Mariah Lucas desarrolló una infección y entró en coma. Foto: news.com.au
“Mi corazón se detuvo y vi a mamá, (estaba) parada allí en la brisa, con un vestido blanco. Mis manos se extendieron hacia ella, pero ella sonrió y negó con la cabeza. Al volver en sí, sentí paz”, explicó durante una entrevista con “News.com.au”.
Al despertar, Mariah interpretó la visión como un mensaje que le pedía perdonar al asesino de su madre. Pese a las negativas de su familia, la mujer decidió escribirle una carta de cinco páginas a Jason, donde le ofrecía perdón y rehabilitación.
Un mes después de que Mariah enviara la carta, Javier Stauring, director ejecutivo de Healing Dialogue and Action, una organización benéfica para víctimas de homicidios, le escribió a la joven para ofrecerle una reunión con Jason, quien ya podía salir de prisión con libertad condicional. Ella aceptó.
“Estaba sentado en una silla temblando y respirando con dificultad, con lágrimas en los ojos”, describió Mariah. “Todos mis nervios desaparecieron. Sin siquiera pensarlo, me acerqué a él y nos abrazamos”, prosiguió.
Jason Clark, Mariah Lucas y Javier Stauring cuando se conocieron en 2016. Foto: news.com.au
La mujer conversó con Jason sobre las razones detrás del asesinato. En esa línea, escuchó cómo contaba que el consumo de drogas y la desesperación lo habían convertido en el cascarón vacío de una persona funcional.
PUEDES VER: “Sabía que era ilegal”: la historia del padre e hija que tuvieron 2 hijos de su relación incestuosa
Tras la reunión que duró tres horas aproximadamente, ambos fueron a cenar y, una semana más tarde, se juntaron con los hijos de Mariah, quienes tenían seis, cuatro y dos años. Jason recuerda que ella le dijo lo siguiente: “Conocerás a los nietos de mamá. Ella nunca tuvo esa oportunidad.”
Los menores no recibieron explicaciones sobre quién era Jason. Solo les comentaron que era el responsable de que la abuela no esté presente para verlos crecer.
Según cuenta Mariah, año tras año, la amistad entre ambos ha crecido.
Actualmente, Mariah trabaja junto a organizaciones benéficas sobre la reforma penitenciaria. “Aprecio mucho mi amistad con Jason. A través de él, aprendí el increíble poder curativo del perdón”, afirma.