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Embajadores anónimos: peruanos que “hacen patria” con sabor nacional

La historia de 5 peruanos que con esfuerzo y “harta chamba” lograron conquistar el paladar y la admiración de los extranjeros en Francia e Israel. Pese a que la distancia afecta a sus corazones, tienen algo en común que los sigue motivando.

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Miriam Morales, Patricia Meneses y Ántero Moreno, tres peruanos que promueven el Perú en Francia. Foto: José Alván

Por: José Alván

No hay mejor embajada de Perú en el mundo que la cocina de un peruano. No importa a cuántos miles de kilómetros estés de esta tierra, siempre que haya una mesa servida con lo mejor de nuestra gastronomía, es ese el camino que te abre las puertas a nuestra inmensa diversidad cultural.

Allí, los embajadores no son diplomáticos de profesión, sino compatriotas con mucho sentimiento y promotores de todas las cosas que nuestro país tiene para ofrecer. Es el caso de Miriam Maldonado, Ántero Moreno y Patricia Meneses, tres peruanos que se conocieron en Francia hace casi 30 años y desde entonces organizan grandes eventos para que la comunidad gala se acerque un poco más a lo rico de nuestra nación.

La primera embajada peruana en Francia se encuentra en París, en la cocina de Ántero Moreno, que desde hace 30 años se dedica con paciencia de artesano a enseñar a los europeos cómo es que se disfruta de un buen pisco y la preparación de nuestro mundialmente conocido pisco sour. Es también maestro cocinero: desde un buen lomo saltado hasta un delicioso ceviche conforman su cátedra.

Si se preguntan de dónde sacan las especias para preparar nuestros potajes bandera, esta es una respuesta que muchos peruanos que migraron al extranjero hace varios años saben responder: “Ahora es más fácil de encontrar que cuando llegué”, menciona en entrevista con La República.

Es cierto, la comida peruana ha tenido un éxito rotundo en todo el mundo. No hay un rincón del planeta donde no se sepa que nuestra gastronomía es la mejor por su variedad de sabores y colores en un solo platillo. Según Ántero, para preparar sus potajes tiene todos sus insumos a la mano, algunos están congelados y otros los traen de distintos países, como por ejemplo la salsa de soja, que la consiguen de China, pero solemos utilizarla en muchos de nuestros alimentos. A veces, se pueden encontrar los condimentos en tiendas de dueños árabes o chinos, así como latinos.

La primera embajada peruana en Francia se encuentra en Paris, en la cocina de Antero Moreno. Foto: @anterolognes/Instagram

Cuando llegué a París, el círculo de Ántero destacaba su participación en un canal para la comunidad latina en Francia donde el compatriota había enseñado en vivo a preparar el pisco sour y contado un poco más de la historia del licor bandera.

Ántero está orgulloso de que su trabajo ayudara también a hacer conocer a miles de franceses la familiaridad del pisco con el coñac, el licor tradicional de Francia. Incluso, hay quien se atrevió a mezclar ambos sabores en un solo trago y lo llamó “piscoñac”.

Y si de marinera se trata, por muchos años Patricia Meneses fue una de las principales promotoras de los más importantes concursos de esta danza tradicional en París y es considerada también la pionera en toda Europa.

Ella llegó a Francia a los 18 años. Mientras vivía en Perú, bailaba y participaba de diferentes concursos que le hicieron ganar importantes premios en el territorio nacional. Por esa razón, se convenció de que por más que esté a miles de kilómetros de su país, debe hacer algo más por este baile en el que sobresale el garbo y la coquetería.

Así fue cómo Patricia inició su primera academia. Principalmente sus alumnos fueron sus amigos y los hijos de sus amigos. Sin embargo, con el tiempo llegó a enseñar a los mismos franceses que sentían interés por esta danza.

En entrevista con La República, cuenta que para organizar su primer concurso de marinera en Francia fue muy complicado, pues debió traer a representantes desde Perú e invitar a agrupaciones de otros países de Europa, pues en Francia no había muchas. Todavía en YouTube corre un video en el que se muestra lo grandiosa que fue esa primera fecha.

Muchos de los eventos que hizo posteriormente tuvieron que ser financiados por sus recursos personales. Es por ello que Patricia resalta que el apoyo del Estado peruano a la promoción de nuestra cultura debe ser comprometido también de manera económica.

Sin embargo, el valor sentimental de ese concurso de marinera no solo estaba en la promoción y difusión de nuestra cultura. Personalmente, para Patricia era un homenaje a su madre, una mujer que le ayudó a concebir sus sueños y le apoyó en todo momento, pero un cáncer se la llevó y ahora, menciona, la cuida y guía desde el cielo.

Entre Patricia y Ántero, está con ellos Miriam Maldonado Bendezú, una experiodista peruana que actualmente se desempeña como profesora y catedrática de español de la Universidad de Evry, región sur de la capital, y es quien mantiene viva la esencia de la unión de la comuna peruana en Francia.

Ella es quien en muchas ocasiones ha organizado eventos y encuentros de la comuna peruana en ferias gastronómicas y donde se promueva la cultura de nuestro país. Es una de las embajadoras anónimas, pues en más de una ocasión ayudó a compatriotas a gestionar trámites que parecían imposibles, pero humanamente se hizo un sobreesfuerzo por lograrlo.

Su hogar es un rincón del Perú en Francia. Su hija Marie-Louise Esparza Maldonado es comunicadora también y se dedica a la promoción de las actividades que se hacen en nuestro país y las difunde a través de una agencia de prensa que trabaja con medios franceses, quienes admiran el trabajo que hacen los peruanos en el extranjero para sacar adelante a su país.

Miriam me relata sobre el orgullo que le da, entre los vuelcos que tiene la vida, que su hija se dedique a la promoción del Perú, porque sabe que el legado se mantendrá vivo por muchas generaciones más.

Partimos de París y llegamos hasta Israel, un país ubicado en Oriente Medio con una importante comunidad latina, entre ellos compatriotas peruanos que se ubicaron en la ciudad de Ramla. Allí semanalmente se improvisa una feria en la que los tamales, humitas y otros alimentos de nuestra variada gastronomía se convierten en opciones que adornan la mesa y reviven el anhelo de los connacionales que asisten.

En una de las calles principales de Ramla está la tienda Perú Latino, de José Levy, un peruano de ascendencia judía que vende productos nacionales que acercan la comida peruana a las cocinas israelíes.

En su tienda encuentras maíz morado, maíz cancha y ají charapita. Asimismo, todo tipo de especias que dan color y sabor a nuestros platos típicos que se preparan a miles de kilómetros del Perú.

Cuando lo visitamos, Levi nos contó que se sentía orgulloso por haber sido uno de los primeros importadores de productos peruanos en Israel y, luego de mucho tiempo y una lucha constante, recibir la autorización del gobierno para poder llevar la Inka Kola a las mesas de Tierra Santa.

Pero los peruanos no solo están en la parte privada. En el viaje a Israel pude conocer a Jain Zloczover, un joven de 21 años de ascendencia judía que forma parte del Ejército israelí, él lleva casi un año haciendo su servicio militar.

Con sus conocimientos de comunicación, él da vida a las páginas principales del Ejército a través de las redes sociales. Sus compañeros son también judíos que nacieron en diferentes países de América Latina.

Cuando le pregunté qué es lo que haría al terminar su servicio militar, rotundamente me dijo que quiere regresar un tiempo corto a Perú para volver a disfrutar de la comida de nuestro país, esa que todos conocen como la mejor del mundo. Así, también quiere visitar varias regiones y convivir con sus pueblos.

Imagen tomada en la frontera de Israel con Líbano. Foto: José Alván

Todos estos peruanos tienen en común el orgullo de haber nacido en un país con una diversidad cultural y gastronómica muy vasta y son en cada una de sus acciones, apariciones y exposiciones los mejores difusores de la marca nacional. Son embajadores anónimos que hacen que el Perú no pierda vigencia en el mundo y siga siendo ese lugar mágico con el que sueñan los que no tienen el honor de conocerlo.