Sandra respira aliviada porque su amiga por fin recibe atención tras ser rechazada en siete hospitales. Afectada por inyectarse biopolímeros, la asisten en la primera clínica pública para personas transgénero de México.
“Eso es discriminación”, denuncia Sandra Montiel, trabajadora sexual de 43 años, al recapitular el tortuoso periplo por centros de salud de la capital.
Su compañera finalmente fue auxiliada en la Clínica Trans de Ciudad de México, la primera de su tipo en el país. En Latinoamérica son mayoritariamente privadas.
Llegó allí luego de sufrir complicaciones por aplicarse biopolímeros en los glúteos. En casos extremos, esta sustancia puede generar infecciones mortales.
Pero aun así “no la quisieron ni tocar, ni revisar, ni hacer una limpieza” en los otros hospitales, contó indignada Sandra a la AFP.
Situaciones de confusión y rechazo son frecuentes para las personas trans cuando buscan atención médica, algo que en la nueva clínica quieren erradicar al ofrecer un servicio que incluye apoyo psicológico y tratamientos hormonales.
“No todos los lugares de salud están capacitados o familiarizados con la comunidad trans. Muchas veces (las pacientes) se sienten discriminadas o tienen miedo a un maltrato”, cuenta Erika González, encargada del área médica.
La clínica, una promesa de campaña de la alcaldesa Claudia Sheinbaum, cuenta con 32 trabajadores, de los cuales 11 son mujeres y hombres trans con quienes se busca generar confianza a las y los usuarios.
“Entender desde pares (…) rompe los paradigmas de otros espacios en donde se sienten violentadas, excluidas y discriminadas”, explica Oyuki Martínez, asesora del centro de salud y activista trans de 43 años.
Lo sabe bien el enfermero Karim Gutiérrez, que se ha sentido discriminado por ser transgénero.
“Fuimos buscados (contratados) para poder dar este abrigo, para no vernos diferentes (…), no tener esta observación de qué eres cuando realmente somos personas”, sostiene Gutiérrez, de 38 años y quien cambió su identidad hace dos.
Estas modificaciones legales son posibles en la capital desde 2014.
De momento, el servicio está enfocado en la población de la Ciudad de México, pero el objetivo es “que se replique” en otros estados. Foto: El País
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Instalada en un edificio de dos plantas en el centro de la ciudad, la clínica cuenta con dos médicos generales y cuatro especialistas.
Aunque no ofrece cirugías, de ser necesario puede emitir autorizaciones para que los pacientes sean atendidos en otros hospitales públicos.
En seis semanas de funcionamiento ha recibido a unas 200 personas, que en su mayoría buscan atención psicológica para iniciar tratamientos hormonales y reasignación de sexo.
De momento, el servicio está enfocado en la población de la capital, pero el objetivo es “que se replique” en otros estados, refiere Martínez.
Además de las dificultades para acceder a servicios de salud y los riesgos de automedicarse y usar sustancias sintéticas, la comunidad trans denuncia ser víctima de violencia de género.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la esperanza de vida de una persona trans en México es de apenas 35 años, frente a 77 de toda la población. No son solo los “problemas de salud, sino la violencia”, afirma González.
Por número de víctimas, México es el segundo país más letal para los transgénero después de Brasil, según las oenegés Letra S y Transgender Europe.
Durante el primer semestre de 2021, Letra S registró el asesinato de 33 personas trans, frente a 43 casos de todo 2020.
Amelia Añorbe, de 16 años, es una de las tres adolescentes trans que atiende actualmente la clínica y que acude en compañía de su madre. Por el momento, no se admiten niños, aunque se proyecta integrar rápidamente ese servicio en coordinación con un centro pediátrico.
“Es una exigencia de estas poblaciones que las infancias trans sean atendidas, no solo en reconocimiento jurídico, sino también desde la parte del derecho a la salud integral”, apunta Martínez.
Ocho de 32 estados en México permiten cambiar la identidad de género, aunque solo a mayores de 18 años. En Ciudad de México está autorizado a partir de los 12.
Alguna gente te hace pensar que “estás en un cuerpo equivocado”, dice Amelia, para quien en realidad lo que hay de fondo es “una sociedad equivocada”.