Andrea Cortés Guarín, la primera policía trans, fue destituida e inhabilitada por 11 años para ejercer cargos públicos en Colombia. La lectura del fallo del proceso de la Policía Nacional contra la agente se llevó a cabo el lunes 4 de octubre, luego de que fuera denunciada por el robo de una crema en un establecimiento comercial.
El incidente fue grabado por una cámara de seguridad y en video quedó registrado cómo la agente de la Policía tomó la crema en un descuido de la vendedora y luego la metió en una bolsa. Tras el hecho delictivo, la institución señaló que la mujer cometió una falta muy grave “al apropiarse de una pertenencia de particular en beneficio propio”.
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Sin embargo, en un sintonizado medio de comunicación radial cuestionaron la severidad del castigo contra la policía. “Es evidente que se trata de un caso de discriminación por su condición sexual”, señaló el periodista Felipe Zulueta.
El periodista agregó que no puede haber “justicia selectiva” y cuestionó: “¿A cuántos policías por cosas peores simplemente les han hecho una suspensión temporal?”.
Pese a que dicha noticia ha sido compartida y replicada por varios medios, la historia de Cortés, se dio a conocer en febrero por haber sido la primera mujer trans reconocida en la institución, luego de una batalla jurídica y un proceso de completa transición.
Su integración a la Fuerza Pública no fue fácil, ya que la institución le notificó que no aceptaba el cambio de su nombre y sexo. Frente a esta situación, ella decidió instaurar una tutela y buscó la asesoría de Diana Navarro Sanjuán, una reconocida abogada por los derechos de las personas trans.
“En un permiso viajé a Popayán y la doctora Navarro me estaba esperando. Ella redactó la tutela, me asesoró y apoyó en todo el proceso, que no fue fácil. A esta mujer le debo mucho”, sostuvo Cortés en ese entonces al diario El Tiempo.
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En mayo de 2018, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán le notificó a la Policía Nacional que le debía reconocer el derecho al desarrollo de la libre personalidad, la personalidad jurídica, la vida digna y la igualdad a Andrea Cortés Guarín.
La Policía hizo caso a la orden y le permitió seguir con sus funciones. Ella estudia Comunicación Social y su meta era, a través de su trabajo, convertirse en defensora de los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTI.
Desde que tenía 9 años, Andrea se identificó como una mujer y eso derivó a que sufriera bullying escolar. Al terminar la secundaria, a los 18 años, se fue a prestar servicio como auxiliar regular de la Policía.
Mientras estuvo prestando el servicio, Andrea tomó la decisión de comenzar un tratamiento hormonal y seguir en la institución, ya que tenía vocación para este tipo de carrera. La policía se graduó en enero de 2016 y fue designada al departamento de Cauca.
Tiempo después, Andrea fue evaluada por una psicóloga que le sugirió informar a sus superiores sobre su identidad de género y de esa forma poner en regla sus documentos, y que lo hiciera legalmente cambiando su nombre.
“En un permiso viajé a Bucaramanga (en septiembre de 2017), y fui a la Registraduría y cambié mi registro civil y mi cédula. Y regresé con una contraseña que me identificaba como Andrea Cortés Guarín”, sostuvo.