Uno de los tipos que participaron del asalto al Capitolio parecía sacado de una película hollywoodense, donde se utilizan los más curiosos disfraces. Tenía un gorro con piel de bisonte, con cuernos, la cara pintada, sin camisa, con guantes, portando en la mano una bandera sujeta a una lanza y con el cuerpo con diversos tatuajes.
Se llama Jake Angeli y se hace llamar “Yellowstone Wolf” en su propio canal de YouTube. Tiene 27 años. Es natural de Phoenix, Arizona, y pertenece al grupo formado en internet, QAnon, que para el FBI es una potencial amenaza de terrorismo doméstico.
La página de Jake Angeli en Facebook tiene publicaciones sobre la llamada “conspiración de QAnon”. Los de este movimiento QAnon están convencidos de que el presidente Trump está librando una guerra secreta contra pedófilos y adoradores de Satanás que se han infiltrado en el gobierno, en las empresas y en los medios de comunicación, y que se oponen a Donald Trump.
fanaticos trump afp
Por eso, los que creen en QAnon están decididos a demostrar los supuestos “escándalos” demócratas, que para ellos es, por ejemplo, el fraude electoral contra Trump. El término QAnon viene de la composición de la letra ‘Q’ con Anonymous (anónimo). De allí que varios de sus seguidores luzcan la letra Q.
La CNN trató de contactar con Angeli, en Arizona, pero solo lo hizo con su primo, Adam Angeli, que calificó a Jake de “patriota, es una persona muy grande en los Estados Unidos de América”.
Jake Angeli ha tenido una presencia regular en las protestas pro-Trump en Arizona. Y de Arizona pasó a Washinton DC, donde atacó al Capitolio y llegó a “presidir” momentáneamente el Senado de los EEUU.
Junto a la imagen de “Yellowstone Wolf”, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) publicó las fotografías de otros tres hombres, que se sumaron al asalto.
Jake Angeli, Richard “Bigo” Barnett, Tim Gionet y Nick Ochs son miembros de grupos de conspiración y extremistas.
Además de QAnon, los principales medios informaron de la participación de otro movimiento de extrema derecha: los Proud Boys. Precisamente, otro de los líderes del 6 de enero fue Nick Ochs, fundador de Proud Boys Hawaii. “No tuvimos que irrumpir, simplemente entré y filmé”, dijo Ochs a la CNN. “No me detuvieron ni me interrogaron”.
Otro cabecilla detectado, Richard “Bigo” Barnett, a quien se le ve en la oficina de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, con los pies sobre un escritorio, es un líder de 60 años de un grupo pro-derechos de las armas en Arkansas.
richard barnett efe
En Facebook publicó un video caminando cerca del Capitolio, llevaba una bandera y con subtítulo: “Es hora”.
Tras el asalto, ya fuera del recinto, mostró a los reporteros un sobre que dijo haber tomado del escritorio de Pelosi.
“No lo robé”, dijo en un video publicado en un tuit. “Dejé una moneda de 25 centavos en su escritorio, pese a que no valía la pena”. Y dijo que dejó una nota en su escritorio: “Nancy, Bigo estuvo aquí, perra”.
Otro activista de la ultraderecha que llegó al Capitolio fue Tim Gionet, quien transmitió un video de sí mismo dentro del edificio durante más de 25 minutos. Este extremista que usa el seudónimo de “Baked Alaska” ha sido suspendido o excluido de varias plataformas en línea.
Pero el FBI está decidido en dar con más de estos cabecillas que dirigieron la turba. Por eso abrió un sitio en su web para que la gente envíe audiovisuales y otros datos que permitan identificar a los autores de los violentos disturbios en Washington, que buscaban impedir la certificación del triunfo de Joe Biden.
Mientras tanto se supo que fueron cinco los muertos de los actos en el Capitolio. Este jueves, se informó que un agente de policía del Capitolio murió como consecuencia del asalto, según CNN.
Otra fallecida fue Ashli Babbitt, veterana de la Fuerza Aérea y ferviente seguidora de Trump que había viajado desde California para participar en la protesta.
Recibió un disparo en el cuello por parte de la policía en el interior de la sede del Congreso.
ashli babbit twitter
En un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, el 5 de enero, un día antes del asalto, la exmilitar de 35 años escribió: “Nada nos detendrá... ellos pueden intentarlo e intentarlo, pero la tormenta está aquí y está descendiendo en DC en menos de 24 horas... de la oscuridad a la luz”.
Los analistas advirtieron que en las redes sociales, los ultraderechistas empiezan a hacer mártir a Babbitt. Alertaron del peligro y la vigencia de esos grupos. “Lo del Capitolio no es el final, empieza algo más fuerte”, opinó uno de ellos.
Ante eso, Biden se preguntó qué habría pasado si en vez de seguidores de Trump los asaltantes hubieran sido afroamericanos.
Los disturbios en el Capitolio dejaron más de 50 arrestos. Además, varios policías resultaron heridos y se hallaron dos dispositivos explosivos.
En tanto, el increíble asalto al Congreso por parte de seguidores radicales de Trump ha generado una lluvia de críticas a la policía encargada de la custodia del Capitolio. El jefe policial renunció. Ha ocurrido un sismo en lo que a materia de seguridad se refiere. Y nadie se explica cómo pudo ocurrir que una protesta convocada hace días y que el propio Trump había anticipado que sería “salvaje”, “un día histórico”, acabaría con gente por los pasillos del Congreso.
donald trump efe
Lo del 6 de enero fue nefasto para la democracia. Los leales a Trump tomaron el Capitolio más de cuatro horas, animados por el aún mandatario y sus denuncias sobre fraude electoral. “Si no pelean como el demonio, ya no van a tener un país. Dejen que los débiles se vayan. Es la hora de la fuerza”, dijo Trump a sus miles de seguidores, que enrumbaron hacia la sede del legislativo.
Frente a todo lo que ahora se conoce, el rechazo a Trump ha crecido y también se culpa al republicanismo y a sus congresistas. Los demócratas indican que hay responsabilidad en los dirigentes que le permitieron todo.
La legisladora Alexandra Ocasio-Cortez enfrentó al senador Ted Cruz. Le dijo: “Debe aceptar la responsabilidad de cómo sus acciones cobardes y egoístas contribuyeron a la muerte de cuatro personas ayer. Y cómo recaudó fondos para este motín. Tanto usted como el senador Hawley deben renunciar. Si no lo hace, el Senado debe solicitar su expulsión”.
En tiendas republicanas la lealtad a Trump comenzó a agotarse. Un aliado cercano, el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, declaró: “Ya basta”.
Y al menos tres altos funcionarios renunciaron y podrían darse más salidas.
Enfoque por Ramiro Escobar, profesor UARM
Lo que es un trámite habitual en la democracia norteamericana se convirtió en la peor turbulencia de la democracia norteamericana en décadas.
La última vez que pasó algo así fue en 1812, cuando tropas británicas entraron al Congreso de los Estados Unidos.
Este país que suele entenderse como el faro de la democracia mundial, que critica a otros países por no tener un sistema democrático estable, ha vivido una experiencia penosa desde el punto de vista político, social, cultural y hasta económico.
Cuatro muertos, varios heridos y una turba que ingresa al Capitolio para hacer tropelías fue causado por el presidente, todavía en ejercicio, Donald Trump.
Hay que tener en cuenta que el trampismo, ese sentimiento provocado por Trump en la política norteamericana, es más que el Partido Republicano e integra a personas que ya no son parte de la estructura partidaria. Además, ha integrado a grupos racistas y homofóbicos violentos que han encontrado en Donald Trump su líder.
Por su parte, el presidente se ha pasado cuatro años en el gobierno dándole gestos a este grupo con un lenguaje procaz y agresivo que alienta a estos grupos y este tipo de comportamientos.