Días atrás, David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, brindó una videoconferencia con el Consejo de Seguridad, en la cual advirtió que debido al avance del coronavirus, muchos países correrían el riesgo de “hambrunas de proporciones bíblicas”.
En aquella reunión virtual, Beasley reveló que debido a las medidas que los gobiernos del mundo están adoptando para detener el avance de la pandemia del coronavirus, se estarían dando las condiciones para una hambruna sin precedentes.
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“Al tiempo que hacemos frente a la pandemia de COVID-19, también estamos al borde de una pandemia de hambre”, indicó el director ejecutivo frente al Consejo de Seguridad.
Precisamente durante esa reunión, Beasley dejó en claro que el 2020 sería un año complicado en lo que a producción y distribución de alimentos se trata, incluso sin haber considerado el coronavirus.
David Beasley, quien recientemente se acaba de recuperar de la COVID-19, inició su presentación con la frase “perdón por hablar sin rodeos” y adelantó que un panorama así solo se había visto en los peores años de la Segunda Guerra Mundial.
Programa Mundial de Alimentos revela los cinco países en riesgo de una “hambruna bíblica”
“En mis conversaciones con los líderes mundiales de los últimos meses, antes de que el coronavirus siquiera fuera un problema, yo señalaba que en 2020 se enfrentaría la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial por varias razones”, había señalado.
Posteriormente reveló a los países que mayor riesgo corren de afrontar, lo que denominó como “hambrunas de proporciones bíblicas en unos pocos meses”.
En Yemén coinciden muchos elementos capaces de generar una hambruna, desde una guerra civil que ha fraccionado al país hasta una crisis económica que la mantenía como el territorio más pobre del mundo árabe muchos años antes del estallido del conflicto.
A la frágil situación que vivía el país se le sumó que la coalición liderada por Arabia Saudita intervino en el conflicto entre los rebeldes hutíes y el partido que gobernaba Yemén.
“En 2016 estábamos ayudando quizá a unas tres o cuatro millones de personas en Yemén. Hoy ese número asciende a los 12 millones”, indicó el economista jefe del WFP Arif Husain a la BBC.
Según cifras de la PMA, son 12 millones de yemeníes aproximadamente los que reciben ayuda humanitaria. De esta cantidad, el 80 % se encuentra en áreas controladas por los hutíes. Sin embargo, esta cifra podría disminuir por una caída en la financiación del programa, producto, nuevamente, de la crisis generada por el coronavirus.
PMA ONU Ayuda humanitaria Yemén
Congo es otro país en la lista azotado por los conflictos armados entre caudillos. Desde hace más de 25 años, distintas facciones se disputan el control de esa región centroafricana, sumiendo a la nación con capital en Kinsasa dentro de una crisis humanitaria.
Más del 15 % de la población del país sufre de “inseguridad alimentaria grave”, lo que significa que se encuentran entre las 30 millones de personas en zonas de guerra alrededor del mundo que dependen casi por completo de la ayuda que reciben.
PMA Alimentos para Yemén
El país gobernado por el régimen de Nicolás Maduro se ubica en la lista de los países más propensos a sufrir una crisis alimenticia, debido a la dramática caída de su economía y al aumento de la inflación, considerada la más alta en la historia de Sudamérica.
Según el estudio de la WFP, la tercera parte de la población requiere ayuda humanitaria por la inseguridad alimentaria y social que enfrenta el país.
Desde que Nicolás Maduro reemplazó al fallecido Hugo Chávez como presidente del país, se ha perdido más del 50 % del PIB, originando un éxodo masivo de millones venezolanos a otras naciones sudamericanas.
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Se podría decir que desde su independencia de Sudán en 2011, el país ha afrontado la crisis económica producto de la poca o nula industria y, como los demás países africanos de la lista, una guerra civil que inició dos años después de la separación de sus vecinos del norte, producto de otro conflicto.
Según datos de la WFP, casi el 60 % de la población lucha diariamente por conseguir alimentos en una tierra estéril y que, para terminar de pintar el desolador panorama, es azotada periódicamente por una plaga de langostas, la última llegada a países de África Oriental durante los primeros meses de 2020.
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Es otro de los países azotados por los conflictos y ha sido escenario de casi dos décadas de guerra desde la invasión estadounidense del 2001.
Con 11 millones de personas en estado de inseguridad alimentaria severa, se calcula que la mitad de la población vive debajo del estándar de pobreza.
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Sumado a estos países, que ya se encuentran en estado de pobreza, estarían otros que debido a las políticas de contención del coronavirus y la paralización de la industria en muchas naciones se unirían a la lista mencionada.
El informe de la PMA estima que el número de personas que padece hambre podría pasar de 135 millones a 250 millones en pocos meses, siendo los más expuestos aquellos que se encuentran marcados por conflictos internos, crisis económica y cambio climático.
Dirigiéndose al Consejo de Seguridad de la ONU, Beasley los invocó a “actuar sabiamente y actuar rápido”.
Por su parte, el economista principal del PMA, Arif Husain, dijo que el impacto económico de la pandemia era potencialmente catastrófico para millones de personas “que ya están colgadas de un hilo”.
“Es un golpe de martillo para millones más que solo pueden comer si ganan un salario”, en referencia a una gran parte de la población que vive de actividades diarias y con fondos de ahorros mínimos.