AFP y El País
Un doctor chino que lanzó la alerta pública por la aparición del nuevo coronavirus murió a causa de la infección este viernes, informó el hospital donde estaba internado en la ciudad de Wuhan.
El oftalmólogo Li Wenliang murió en la madrugada del viernes (hora local), informó el hospital central de Wuhan, a través de su cuenta en la red social china Weibo.
Tras atender a unos pacientes con síntomas similares a los del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), Li envió un mensaje a sus colegas advirtiéndoles que se pusieran mascarillas para protegerse.
Más tarde, las autoridades lo acusaron, junto con otras ocho personas, de "propagación de rumores".
El hospital central de Wuhan, en el que trabajaba Li, confirmó su deceso en una publicación breve en su cuenta de la red social china Weibo.
“El oftalmólogo Li Wenliang de nuestro hospital, quien desgraciadamente resultó infectado mientras luchaba contra la epidemia de neumonía del nuevo coronavirus, murió a las 02H58 [...] pese a todos los esfuerzos realizados para salvarle”, recogía la publicación.
Más de 560 personas han muerto en China por el nuevo coronavirus, que infectó a 28.000 en ese país.
Contrajo la enfermedad al tratar a un paciente, y los internautas chinos empezaron a referirse a él como a un héroe.
Li Wenliang ha acabado sus días convertido en un héroe nacional tras ser represaliado por “difundir rumores”.
El médico, de 34 años, casado, con un hijo y con otro en camino, había escrito un mensaje el 30 de diciembre en un grupo de antiguos compañeros de la facultad en las redes sociales. Según les explicaba, en su hospital de Wuhan habían ingresado siete pacientes, todos ellos con síntomas muy similares al SARS, la epidemia causada por otro coronavirus que en 2003 mató a casi 800 personas.
Li también precisaba que los siete enfermos tenían algún tipo de relación con el mercado de pescado y marisco Huanan, donde se vendían también todo tipo de animales salvajes y que posteriormente se identificaría como el lugar de donde la infección se transmitió al ser humano.
Cuando escribió el mensaje, Li no tenía intención de diseminar la información más allá de su círculo de amistades. Simplemente, pedía a sus antiguos compañeros que tuvieran cuidado y que advirtieran a sus familias. Pero alguien en el grupo comenzó a difundirlo y las redes hicieron el resto.
Cuatro días más tarde recibía una visita de la policía: le acusaban de “difundir rumores”, un cargo que en China puede suponer hasta siete años de cárcel. Otros siete médicos también recibieron la misma acusación.
En su caso, Li tuvo que acudir a la comisaría y firmar una declaración en la que admitía su falta y prometía no reincidir, antes de que se le permitiera regresar a su casa.
El 8 de enero atendió en el hospital a una paciente con glaucoma, sin saber que era portadora del virus. El día 10 comenzó a sentirse mal, con los síntomas que provoca ese patógeno: dolor de garganta, tos seca, fiebre, dificultad para respirar. A los dos días ingresó en un hospital, donde continuó empeorando. Finalmente, el 1 de febrero recibió el diagnóstico. Sufría la neumonía atípica del coronavirus, entró en estado grave hasta que ayer falleció.
La ONG Human Rights Watch (HRW) acusó a China de censurar las críticas a su respuesta al mortal nuevo coronavirus, cuyo foco estuvo en una de las provincias del gigante asiático.
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El jefe de HRW, Kenneth Roth, también criticó la puesta en virtual cuarentena de varias ciudades del país para contener el virus, y calificó la medida de enfoque “radical”.
Roth aludió en especial a lo que considera “supresión” de informes de prensa sobre el virus.
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Los síntomas descritos del coronavirus son: fiebre, fatiga, acompañados de tos seca y, en muchos casos, disnea (dificultad para respirar).
A comparación del Síndrome Respiratorio Agudo (SARS), los síntomas son más leves y los expertos señalan que la cantidad de muertos todavía es relativamente baja.