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Descuartizó a una mujer y ahora se niega a revelar paradero de las extremidades [FOTOS]

David Harker confesó ante las autoridades del Reino Unido que después de abusar sexualmente del cadáver, procedió a cocinar los restos. Veinte años después de la tragedia, los familiares de la víctima exigen justicia.

Un feminicidio que conmovió al Reino Unido lleva veinte años sin llegar a un desenlace que brinde paz a las familias afectadas. Julie Paterson era una mujer que vivía en el Darlington, un condado de Durham en Inglaterra y perdió la vida de una manera atroz.

Paterson tenía problemas de alcoholismo causados por una infancia solitaria a raíz de la muerte de su madre, y a pesar de tener tres hijos en dos compromisos diferentes, solía desaparecer por varios días a causa de la depresión sin importarle que en casa lo esperaba su actual pareja, Alan Taylor, con quien tenía un bebé.

La última vez que la vieron fue una noche de abril de 1998, en un bar de su comunidad. Su compromiso estaba acostumbrado a las salidas de la mujer, por lo que no se alarmó cuando no llegó a dormir, cuenta el diario británico The Sun.

En el recinto conoció a David Harker, un muchacho de 24 años descrito por los testigos del caso como alguien agradable y simpático, a pesar de tener dos tatuajes en la cabeza que rezaba: ‘’desorden’’ y ‘’subhumano’’.

Julie Paterson cuando era joven. Foto: Difusión

Amor de una noche con fatídico desenlace

Después de compartir unas copas, Julie fue al domicilio de Harker para que puedan encamarse, sin saber que aquella decisión sería la última que tomaría.

El hombre decidió estrangularla con una media hasta matarla y violó su cadáver. Acto seguido, rebanó algunas partes de su muslo con un cuchillo de carnicero y cocinó los trozos para luego comérselos, según confesó a la justicia y recoge el programa Murdertown Crime + Investigation UK.

David Harker arrastró el cadáver hacia el sótano de su vivienda y mutiló los brazos, las piernas y la cabeza de la mujer.

Macabro acertijo del feminicida

‘’He matado a una chica llamada Julie", solía decir Harker a sus amigos mientras tomaban unas cervezas, aunque ellos le restaban importancia a sus palabras porque creían que era mentira.

Sin embargo, los sujetos alertaron a las autoridades al relacionar las palabras del tipo con el hallazgo de un torso femenino en una bolsa, a cargo del oficial David Davies.

En esta vivienda fue asesinada la mujer, a manos de David Harker. Foto: Difusión

Harker fue declarado culpable de homicidio involuntario por motivos de responsabilidad disminuida y mandado a prisión por tiempo indefinido, sin acceso a libertad condicional por catorce años, detalla el programa que abordó el caso de canibalismo.

“No solo ha destruido a mi familia, ha destruido a muchas familias”, cuenta Michael Paterson, hermano de la fallecida, quien asegura no superar su pérdida a pesar del tiempo, ya que el feminicida se niega a confesar el paradero de los restos de Julie.

Tengo un banco pero no tengo dinero. Tengo caídas y sigo adelante. Tengo cama pero no duermo. Tengo boca pero no me alimento. ¿Qué soy yo? ¿Sabes donde está?, recita el criminal a los familiares de su víctima, quien además reveló que ‘’sazonó la carne de la difunta con ajo, queso y pasta’’.

El trágico desenlace de los familiares de Julie

Alan Taylor destruyó su vida con la muerte de su amada, se volvió alcohólico y vivía en un albergue. Un día del 2006, mató a su amigo John Morrison con una correa con el fin de ir a la cárcel para vengarse de David Harker.

No salió como planeaba y la justicia del Reino Unido le dio cadena perpetua y le asignó una prisión diferente, por lo que tres meses después, decidió suicidarse dentro de su celda.

Por su parte, Freddie Newman, papá de los dos primeros hijos de Julie Paterson, acabó con su vida ya que no pudo asimilar la muerte de su exmujer.

Mientras que Michael confiesa que se resignó en hacer justicia con sus propias manos, y ha dedicado gran parte de su vida a resolver el misterio sobre la ubicación del cadáver de su hermana, a pesar que esto lo afecta emocionalmente.

“Solo espero que en mi vida se encuentren sus restos”, sentencia el hombre.