EFE y AFP
La tasa de deforestación en la Amazonía brasileña creció un 66 % en julio pasado, según informó este viernes una institución privada, en medio de las polémicas generadas por las agresivas políticas medioambientales del Gobierno de Jair Bolsonaro.
De acuerdo con un informe del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon), que desde hace 28 años estudia la región, la deforestación aumentó en julio un 66 % en comparación con el mismo mes del año pasado, lo que llevó la tasa interanual a un “preocupante” 15 %.
El estudio, realizado con imágenes tomadas por satélites, precisa que entre agosto de 2018 y julio de 2019 la región amazónica perdió 5.054 kilómetros cuadrados de vegetación y que un 55 % de la deforestación se registró en tierras privadas, en tanto que un 20 % afectó a zonas protegidas y un 6 % a reservas indígenas.
La divulgación del informe de Imazon ocurre en momentos en que el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro promueve unas polémicas políticas para la explotación comercial de los recursos amazónicos, que han generado conflictos hasta con Alemania y Noruega, que han suspendido parte de su cooperación con la protección de esa región.
Alemania ha bloqueado una partida de 35 millones de euros (unos 38 millones de dólares) que debía financiar proyectos medioambientales, en tanto que Noruega ha suspendido su participación en el llamado Fondo Amazonía, volcado a la protección ambiental y que tiene a ambos países como principales contribuyentes.
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Si bien Alemania aún permanece en el Fondo Amazonía, el Gobierno de Ángela Merkel ha dicho que analiza esa situación frente a lo que consideró un “notable aumento de la deforestación”.
Noruega, por su parte, congeló una aportación de 300 millones de coronas (unos 33 millones de euros) para el Fondo Amazonía, lo cual supone en la práctica una virtual suspensión de su participación en ese mecanismo, creado en 2008.
El rico país escandinavo reprocha a Brasil, que alberga más del 60% de la selva amazónica, haber "roto el acuerdo" alcanzado con los donantes del Fondo Amazonía, al que Oslo dio unos 900 millones de dólares desde su creación en 2008.
Las tensiones entre los dos países remontan a la gestión de Michel Temer (2016-2018), pero se agravaron desde la llegada al poder de Jair Bolsonaro, un escéptico del cambio climático que promueve la explotación de recursos naturales en áreas protegidas.
"Brasil rompió el acuerdo con Noruega y Alemania desde que el país suspendió el consejo de administración y el comité técnico del Fondo Amazonía", declaró el ministro de Medioambiente y Clima, Ola Elvestuen, al diario noruego Dagens Naeringsliv (DN).
El ministro brasileño de Medio Ambiente, Ricardo Salles, confirmó que el Fondo está "en discusión" y consideró "natural" que cualquier transferencia de dinero sea paralizada hasta que se decidan las "nuevas reglas".
Hasta ahora, los recursos del Fondo eran asignados por el banco de fomento BNDES a organizaciones tanto gubernamentales como no gubernamentales (ONG), a las que Bolsonaro acusa de paralizar el desarrollo de la región o de amenazar la soberanía nacional.
- Bolsonaro ha reaccionado de forma dura y declaró que “en Noruega hay matanza de ballenas”, y se trata de un país volcado a la explotación de “petróleo del Polo Norte”, por lo que no tiene “moral” para “darle lecciones” sobre medioambiente a Brasil.
- “Que Noruega tome ese dinero y se lo dé a Merkel para ayudarla a reforestar Alemania”, agregó el líder de la ultraderecha.
- Según Bolsonaro, “ese personal que hace campaña contra Brasil está preocupado por la riqueza”, pretende apropiarse de los recursos amazónicos y “no está preocupado por los árboles”, sino “por el subsuelo”. A inicios de agosto destituyó a un funcionario suyo por informar acerca de la deforestación en Brasil. “Es falso”, aseguró.