Si bien el Perú posee aún fortalezas macroeconómicas para mantenerse estable pese al riesgo de recesión global —ante la inflación y endurecimiento de las políticas monetarias en grandes mercados— y los choques internos, como la conflictividad social durante el régimen de Dina Boluarte, tiene un enorme reto para el cierre de brechas en su población, advierten desde el Banco Mundial.
"Vemos que Perú tiene un sistema fiscal, de transferencias (a la población) e impuestos con muy poco impacto para generar redistribución, y tener, por lo tanto, un efecto en la reducción de la pobreza. Es un impacto muy limitado para los hogares", contó Daniel Barco, economista sénior del Banco Mundial para el Perú a La República.
El especialista recordó que nuestro país cuenta con un sistema tributario que se basta en impuestos indirectos "que son más regresivos", aparte de tener una recaudación tributaria general que nos pone en desventaja frente a otros países de América Latina.
Barco recomienda aplicar un análisis integral antes de emprender las reformas tributarias que crea oportuna el gobierno, ya que el principal problema del Perú es la evasión fiscal y tributaria, así como la informalidad imperante, la cual dificulta las oportunidades para que las empresas crezcan.
Por su parte, Carlos Arteta, economista líder del Banco Mundial, adelantó que el 2,6% proyectado para el crecimiento del PBI peruano este año podría reducirse de continuar la volatilidad política.
"El Perú se asocia a una tipología de país emergente, exportador de materias primas y de metales sujetas a choques múltiples negativos (...) Recomendamos mantener la prudencia fiscal y asegurar que el apoyo sea muy enfocado a los hogares más vulnerables, priorizando gastos", agregó.