La demanda de combustibles en Estados Unidos ha bajado drásticamente en la segunda semana de septiembre, pero los precios de algunos, como la gasolina, siguen su curso hacia romper su barrera histórica. Sobre todo, debido a los estragos tras las interrupciones en las refinerías del Golfo de México causadas por el huracán Ida.
De acuerdo a la Administración de Información Energética (Energy Information Administration, EIA por sus siglas en inglés), el precio de la gasolina y el diesel subieron en septiembre a su nivel más alto desde 2014, con un pico el pasado 6 de septiembre de 3.176 dólares en el mercado minorista.
Hace solo un año atrás, en esa misma fecha la gasolina podía obtenerse al menudeo en Estados Unidos por 2.211 dólares. En la época prepandemia, el precio podía oscilar, tranquilamente, en 2,550 dólares.
Pero el aumento de los precios de la gasolina no ha impedido a la EIA pronosticar que los precios acabarán bajando cuando el funcionamiento de las refinerías aumente.
GasBuddy, por ejemplo, amplió su rastreador de disponibilidad de combustible para incluir a Texas como medida de precaución antes de Nicholas, que tocó tierra hace unos días a su paso por el golfo.
Según GasBuddy, la demanda de gasolina ha caído durante cuatro semanas consecutivas, pero el domingo pasado, la demanda de gasolina en Estados Unidos “aumentó un 9,4% respecto al domingo anterior (del fin de semana festivo)”.