El Señor de los Milagros recorrió las calles de Lima entre pétalos, sahumerios y la fe inquebrantable de cientos de devotos
Con su característico andar lento, el Señor de los Milagros inició su primer recorrido en el Centro de Lima junto a cientos de devotos, quienes aguardaban su imagen desde las primeras horas de la mañana.
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Después de casi 365 días, el Señor de los Milagros realizó su primer recorrido bajo un sol resplandeciente de primavera. Fuegos artificiales, globos y aplausos acompañaron la apertura de compuertas de la iglesia Las Nazarenas, en el Cercado de Lima.
El Cristo Moreno dio sus primeros pasos en una alfombra de pétalos junto a sus devotos vestidos de morado. A más de 20 metros de la imagen, niños, ambulantes, curiosos y creyentes alzaron sus celulares para captar el movimiento manso de sus andas. Mientras que el característico humo del sahumerio viajaba entre los vientos recordando a los peruanos que el mes morado había iniciado.
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Sahumadoras perfumando el camino del Cristo de Pachacamilla durante su desplazamiento. Foto: Sebastían Blanco.
La primera salida del Señor de los Milagros no solo se celebra en Lima, sino en las diferentes regiones del país, pero también del mundo. A las 12:00 p.m. (hora peruana), tras el primer sonido de campana, se pone en marcha la denominada "levantada mundial". Consiste en que las más de 50 hermandades del mundo y el Perú, eleven las andas del Patrón de manera simultánea. Esta tradición heredada de los esclavos africanos en la Lima virreinal también se representa en Asia y en el viejo continente.
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Peregrinación morada por el Señor de los Milagros
El arzobispo de Lima, Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio dio inicio a la peregrinación morada con el rezo de un padre santo y la bendición. Segundos después, los hermanos honorarios se colocaron según su orden de cuadrilla y levantaron en sus hombros la adorada imagen de Cristo, María y Juan, o talvez, María Magdalena.

Feligreses alzan sus manos esperando recibir la protección del Critos Moreno. Foto: Sebastián Blanco.
Su paso iba al compás de las cantoras, quienes entonaban las primeras notas a voz pura junto a las trompetas y los platillos clásicos de banda. Por un momento, el Cristo Moreno se nubló por el envolvente humo de la quema de carbón, sahumerio, incienso y mirra.
Minutos después de recibir los rayos del sol, tomó la av. Tacna y el cántico de sus fieles se desvaneció ante las estruendosas explosiones de cohetes, gritos, hurras y tañidos. Desde los edificios, casas y techos, ciudadanos miraban y se persignaban ante la imponente imagen.
Fieles piden al Señor de los Milagros por la seguridad
Durante la caminata por la av. Emancipación y los jirones Chancay y Conde de Superunda, los fieles no solo pedían protección por sus familias, sino por el país. Con clamor compartido, muchos de ellos coincidieron en que el Perú necesitaba paz ante la creciente maldad reflejada en crímenes, extorsión y corrupción. Emocionados bajaban la mirada frente al Señor de los Milagros, se tomaban unos segundos con sus manos en la frente para meditar, pero ese estado de concentración también era interrumpido por el desorden que generaba las estrechas calles de la ciudad.

Peruanos pedián por paz. Foto: Sebastián Blanco.
Señor de los Milagros volvió a las Nazarenas
Tras casi ocho horas de su primera salida, el Cristo Moreno despidió el brillante sol que lo recibió con un ocaso de tonalidad naranja. Volvió a las Nazarenas por la av. Tacna, se colocó frente al monasterio para que sus feligreses puedan grabar en sus teléfonos y en su memoria su imagen, mientras niños eran alzados consecutivamente cerca de sus andas para ser bendecidos, pues el Patrón ya se iba a descansar.
Campanazos después, el Señor de los Milagros volvió a caminar en los pasos de sus cargadores, quienes con tristeza, orgullo y dolor en los hombros lo escoltaban hasta su aposento sagrado. Giraban lentamente y su impotente representación religiosa se disipaba en una senda perfumada de sahumerio y una extensa cortina de pétalos blancos.
Mientras la devoción envolvía la manzana de la av. Emancipación, al otro lado del Damero de Pizarro, en la Plaza San Martín, decenas de jóvenes y adultos protestaban en contra de un gobierno que hace oídos sordos al clamor de su gente. A pesar de ser un mes de reflexión y autoconciencia, sus autoridades que mencionan a Dios en todos sus discursos no escarmientan. En tanto, el Cristo de Pachacamilla vuelve a su santuario hasta su próxima salida del 18 de octubre.
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