Municipalidad de Lima no capacitó a ninguna de las más de 3.000 familias que debían recibir orientación sexual y reproductiva
La gestión de Rafael López Aliaga solo ha ejecutado, hasta agosto del 2025, el 10% de los 611 mil soles destinados a la promoción de la salud sexual y reproductiva con énfasis en maternidad saludable en Lima Metropolitana.
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En los últimos años, distintas regiones del Perú han puesto en marcha campañas para fortalecer la salud sexual y reproductiva de la población. Estas iniciativas abarcan desde la promoción de embarazos seguros y partos saludables, hasta la prevención de infecciones de transmisión sexual, el acceso a métodos anticonceptivos, la atención integral a adolescentes y la garantía de derechos sexuales y reproductivos. Con ello, se busca no solo proteger la salud de las mujeres, sino también brindar información y servicios adecuados a todas las personas en diferentes etapas de su vida.
Sin embargo, para la Municipalidad de Lima (MML), la realidad dista mucho de lo prometido. Las cifras y la experiencia de mujeres demuestran que las campañas aún no llegan a quienes más las necesitan.
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Un caso es el de Sara*, una joven de 19 años que, a los 17, descubrió que estaba embarazada mientras cursaba el quinto año de secundaria. Como muchas adolescentes en su situación, no sabía qué hacer. “Estaba en shock. Pensaba que mis papás me iban a echar de la casa”, recuerda.
Las cifras que no se traducen en acción
De acuerdo con el Portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), se destinó un presupuesto de poco más de 611 mil soles (S/ 611 280) para implementar acciones de prevención y promoción de la salud sexual y reproductiva en Lima Metropolitana. El plan incluía una meta ambiciosa: contactar a 3,833 familias para que la municipalidad promueva la salud sexual y reproductiva con énfasis en maternidad saludable

Cifras presupuestales del 2025. Foto: Portal del Transparencia del MEF
A pesar de contar con un presupuesto mensual comprometido que superan los 100 mil soles, los avances son escasos. Según el mismo portal, hasta el miércoles 27 de agosto del 2025 solo se alcanzó un 10% de ejecución, y, lo más alarmante, ninguna familia ha sido contactada ni capacitada.
Ni en el barrio ni el colegio donde estudió y creció Sara se brindaron talleres de educación sexual, y en su familia el tema era un tabú. Nadie le había hablado de métodos anticonceptivos ni del derecho a una vida sexual informada y segura. Con miedo, decidió ocultar su embarazo durante los primeros meses. Finalmente, lo confesó a su madre, quien la apoyó emocionalmente, pero la situación económica obligó a Sara a abandonar sus estudios para comenzar a trabajar.
Esto representa un grave incumplimiento, especialmente en una ciudad como Lima, donde los problemas relacionados con la salud sexual y reproductiva están en aumento. A pesar de la inversión, no se ha logrado avanzar en lo más básico: brindar información y orientación a las familias que más lo requieren.
El embarazo adolescente, un problema no atendido
Los datos sobre embarazo adolescente en el Perú son preocupantes. Solo en el 2024 se reportó 519 casos de adolescentes embarazadas y, según Promsex, 6.442 denuncias de violación sexual a menores. Estas cifras no solo reflejan una crisis social y sanitaria, sino que también revelan un fallo sistémico en la prevención. A pesar de las inversiones públicas y de los discursos institucionales, los resultados siguen siendo alarmantes.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) advierte que los casos seguirán aumentando si no se adoptan medidas efectivas. Aun cuando existen programas con presupuesto asignado, el problema radica en la falta de implementación y seguimiento por parte de las autoridades locales.
"Sentí que mi vida se había terminado. Tenía planes, quería estudiar enfermería, pero todo se detuvo", cuenta Sara. Durante su embarazo no recibió atención médica regular, y solo pudo acudir a controles en un centro de salud cuando ya tenía seis meses de gestación. Nunca fue parte de ninguna campaña ni recibió orientación sobre cómo cuidar de sí misma y de su bebé.
El rol de los municipios: una responsabilidad clara
Según la Ley Orgánica de Municipalidades, los gobiernos locales tienen la responsabilidad de promover y prevenir la salud en sus jurisdicciones. El Ministerio de Salud (Minsa) ha recalcado esta función, indicando que 367 municipalidades han sido priorizadas para implementar centros comunitarios de salud integral. De ellas, 200 ya cuentan con espacios designados y planes aprobados.
Estos centros están diseñados para ofrecer talleres educativos dirigidos por personal de salud capacitado. Entre sus actividades incluyen la promoción de habilidades psicosociales, el conocimiento sobre salud sexual y reproductiva, y actividades socioculturales orientadas al uso productivo del tiempo libre. En teoría, se trata de un enfoque integral que podría beneficiar significativamente a mujeres, adolescentes y familias enteras.
No obstante, en la práctica, estos servicios siguen sin llegar a muchas zonas de Lima. Cuando La República intentó contactarse con la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), la respuesta fue evasiva. Afirmaron que las funciones mencionadas corresponden exclusivamente al Minsa, sin dar mayores explicaciones sobre el estado de las campañas en la ciudad capital.
Jóvenes entre el abandono y la resiliencia
Hoy, Sara trabaja como vendedora ambulante. A pesar de las dificultades, ha logrado terminar su secundaria con un programa alternativo y sueña con retomar sus estudios superiores. “Lo que me pasó no debería pasarle a nadie. Necesitamos más información, más apoyo”, afirma.
La historia de Sara es una entre miles. En una ciudad como Lima, donde los recursos existen y se asignan, la falta de ejecución y voluntad política es inaceptable. ¿De qué sirven los presupuestos si no se convierten en acciones reales?
Los números son claros y no dejan espacio para dudas: existió un presupuesto, existió una meta trazada y se definieron familias que debían ser capacitadas. Sin embargo, la transparencia de los datos revela una paradoja dolorosa: aunque se comprometieron más de cien mil soles para la tarea, ninguna de las más de 3,800 familias previstas recibió orientación alguna.
*Se modificó el nombre de la testimoniante para resguardar su identidad.
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