Sicario venezolano buscado en Chile y Perú tenía tres identidades
Alberto Carlos Mejía Hernández pagó S/ 9 mil para cruzar la frontera en taxi y le manifestó al chofer su intención de llegar a nuestro país. El 19 de junio participó en el asesinato de un empresario chileno.
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El sicario venezolano Alberto Carlos Mejía Hernández, de 18 años, se ha convertido en uno de los criminales más buscados de Chile y Perú.
Su fuga no solo dejó al descubierto las falencias entre los canales de comunicación entre el Poder Judicial y la Gendarmería del hermano país del sur, sino también de los controles fronterizos chilenos, tanto de entrada como de salida.
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Las autoridades de ambos países ya emitieron una alerta de búsqueda internacional para ubicar y capturar a este hombre acusado de participar en el crimen de José Felipe Reyes Ossa, un empresario chileno, acribillado a tiros el 19 de junio, en el municipio de Ñuñoa.
De acuerdo a las autoridades del país de la estrella solitaria este sujeto era buscado como Osmar Alexander Ferrer Ramírez y Carlos Alberto Mejía Hernández, pero luego de determinó su verdadera identidad.
Se estableció, asimismo, que el imputado nació en Venezuela en 2006; es de tez morena; mide 1,74 metros; y en su mano derecha tiene un tatuaje con un diseño del rostro del dios Zeus.
Tras el asesinato del ‘Rey de Meiggs’, el sicario habría contratado a un taxi por aplicación para trasladarse desde Estación Central hasta Iquique.
Durante el trayecto realizado la madrugada del 11 de julio, Mejía Hernández habría pagado S/ 9.358 (2 millones y medio de pesos chilenos).
El conductor del taxi declaró a las autoridades que, en el trayecto, el imputado le manifestó su intención de llegar hasta Perú.
Su verdadera identidad se obtuvo gracias a la recolección de sus huellas digitales y otros antecedentes, los que fueron compartidos a la Interpol.
Utilizaba el nombre de Osmar Ferrer como un seudónimo. Al momento de ser detenido e ingresado al sistema judicial, Mejía fue registrado con su nombre falso.
LAS TRES IDENTIDADES
La revelación de su verdadera identidad provocó confusión, pues la mañana del viernes pasado Carabineros, señaló que el nombre real era Carlos Alberto Mejía Hernández, con sus primeros dos nombres al revés.
El dato fue corregido horas después por la Fiscalía Nacional y por el propio ministro de Seguridad, Luis Cordero. “Es Alberto Carlos. En la gráfica hubo un cambio, se ha corregido, pero su número de identidad corresponde al entregado ayer jueves por las autoridades venezolanas. Las policías acaban de corregir el orden de los nombres”, dijo ese día Cordero.
La confusa entrega de la verdadera identidad del presunto sicario se ha sumado a la cadena de errores que ha marcado este escándalo, que tiene en la mira al Poder Judicial y a Gendarmería, la institución encargada de administras las prisiones en Chile.
Según el diario La Tercera, todo comenzó el pasado 9 de julio tras la formalización de los tres acusados del asesinato de Reyes Ossa, conocido como el Rey del barrio Meiggs, una popular zona comercial ubicada en el centro de la capital chilena, donde abunda la compraventa ilegal.
Uno de ellos, inicialmente identificado como Osmar Ferrer, fue dejado en libertad al día siguiente de la comunicación de los cargos luego que se emitiera una orden del 8º Juzgado de Garantía de la capital chilena, el mismo tribunal que decretó su ingreso a la cárcel.
Mejía Hernández, quien ha sido vinculado al Tren de Aragua y se encuentra prófugo, fue excarcelado a través de una resolución firmada en forma electrónica por Irene Rodríguez, la misma jueza que lo dejó privado de libertad junto a los otros dos cómplices. Lo curioso es que la magistrada dijo ese día en la audiencia de formalización que los sujetos eran un “peligro para la seguridad de la sociedad”, que había riesgo de fuga y que “con estas personas libres, tenemos que persignarnos”.
























