Ollas comunes agonizan por la subida de precios de alimentos
Drama. Conseguir azúcar, aceite, verduras y carne se ha convertido en una odisea para las dirigentes de estas organizaciones. Piden apoyo del Gobierno a través de ley que las reconoce y que les brinden mayor presupuesto.
Las ollas comunes están atravesando una de sus peores crisis debido al alza de precios de los alimentos. Mientras las dirigentes de algunas organizaciones idean maneras de seguir brindando ayuda a los más vulnerables, otras deben cerrar sus puertas por falta de recursos.
En Lima hay 2.447 ollas comunes que atienden a 255 mil comensales y subsisten gracias a la ayuda de la gente y la autogestión, pero la amenaza del cierre se cierne sobre ellas.
Según cuenta la presidenta de las Ollas Comunes de Lima, Fortunata Palomino, comer carne de res es un privilegio que no tienen desde hace tiempo. Han reemplazado este producto por pescado, sangrecita, pollo e incluso no dar ningún acompañamiento a los comensales.
En el caso de las verduras y frutas, las dirigentes recorren los diferentes mercados para pedir donaciones, las cuales cada vez son más escasas. Si bien hay personas que aún colaboran, la ayuda ya no es la misma, pues los comerciantes aprovechan para vender hasta el último producto.
Entre sus mayores retos está el conseguir dinero para comprar menestras y aceite, productos que han duplicado su precio, convirtiéndose en casi “inalcanzables”. Y las actividades que realizaban para generar ingresos no producen las mismas ganancias. “Con el alza de precios, ya no nos colaboran como antes”, dice Fortunata.
Apoyo. Las dirigentes van a los mercados a pedir donativos. Foto: Antonio Melgarejo/ La República
Producto de esta crisis, algunas ollas comunes han tenido que incrementar el precio de cada plato, mientras que otras han reducido el número de raciones. “Ahora ya no se entrega sopa y segundo, ahora solo cocinamos un sol plato”, agrega.
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Sin embargo, para las ollas comunes no es una opción dejar desamparados a miles de personas vulnerables, sobre todo a niños y adultos mayores, personas que se han visto afectadas por la pandemia. “No podemos negar un plato de comida, tenemos que atender hasta que alcance”, manifiesta.
Abandono del Gobierno
“No queremos limosna, queremos dignidad para las ollas comunes”, fueron las palabras que le dijo -hace poco- Irene Chávez, presidenta de las Ollas Comunes del Perú, al presidente Pedro Castillo durante una mesa de trabajo.
Su frase refleja el dolor e indignación que sienten miles de madres que siguen esperando que la autógrafa de la ley que reconoce a las ollas comunes como organizaciones sociales sea enviada al Ejecutivo para su promulgación. Según explica Chávez, la ley es favorable para que les otorguen un presupuesto directo y no mediante los municipios.
Fuerte. Irene Chávez le dijo al presidente Castillo: "No queremos limosnas, queremos dignidad". Foto: Presidencia de la República
A este pedido se suma el tema presupuestal. Ellas solicitan que se les entregue los 54 millones de soles que habían sido asignados para las ollas este año. “Desde hace tres meses no vemos el apoyo económico”, dice Fortunata.
Y agrega que también esperan los productos que entrega Qali Warma. El lunes pasado las representantes de estas organizaciones se reunieron con la ministra Dina Boluarte, quien se comprometió a hacer llegar las canastas en un plazo menor de 15 días.
“No iban a considerar azúcar ni aceite, pero tras nuestras exigencias dijeron que sí. Esperemos que cumplan”, comenta.
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Ante esta falta de apoyo y la desesperación, se vienen impulsando iniciativas como la recuperación de alimentos de mercados mayoristas o de agricultores. Uno de los que ha planteado esta idea de solución es Erico Tueroconza, coordinador de la red de ollas comunes de Manchay, en Pachacámac.
Según comenta, su zona es pionera en realizar esta actividad. A la fecha han recuperado 70 toneladas de alimentos, entre frutas y verduras. Pide que el Gobierno tome esta iniciativa y la convierta en ley a fin de que se continúe ayudando a los más indefensos. “La ayuda del Estado sí llega a todos los distritos, pero es utilizada por las municipalidades como proselitismo, por eso necesitamos ser autogestores”, menciona.
La falta de una ley que las proteja, el alza de precios en los productos básicos y la ausencia de donativos golpean a las ollas comunes. Sus dirigentes viven un verdadero drama para seguir dando de comer a millones de personas, entre niños y adultos, a nivel nacional.
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Datos
Ley. Con 110 votos, se aprobó el PL que reconoce a las ollas comunes como organizaciones sociales para garantizar su financiamiento.
Palabra. El 30 de marzo el presidente Castillo ofreció que PCM analizaría los problemas que tienen las ollas comunes.