En Tacna, docente conserva bandera de la resistencia
Historia. Hoy se conmemora 93 años de la reincorporación de Tacna a la patria. En este día, Julveli Gutiérrez Soto (81) muestra el símbolo patrio que conservó su familia.
La docente tacneña Julveli Gutiérrez Soto (81) conserva en su hogar una bandera peruana de más de cien años de antigüedad. La cornucopia del escudo ha perdido algunas de sus pequeñas monedas, el fondo blanco luce raído, pero las franjas rojas aún conservan su color. Es la bandera de la resistencia, bordada durante el cautiverio de Tacna y Arica por su madre, Otilia Soto Santamaría.
Tacna cumple el 28 de agosto 93 años de reincorporación a la patria. Tras perder Perú la guerra del Pacífico (1880), Tacna estuvo bajo la administración chilena por 49 años. La bandera de doña Julveli fue confeccionada en 1912, por su abuela Delmira, su madre y su tía Catalina. La familia Soto Santamaría vivía en Arica, en el Valle de Yuta, en ese entonces, en plena ocupación.
Doña Julveli recuerda que su madre le contó cómo las familias peruanas vivían en alerta ante actos de hostigamiento de las fuerzas chilenas. Los símbolos patrios peruanos estaban prohibidos, por ello la bandera era envuelta en sacos de papel y enterrada en el patio. La sacaban en los almuerzos donde se reunían familias peruanas, pero cuando el proceso de chilenización fue más violento, en los años 1925 y 1926, la tenían en una habitación y cantaban el himno alrededor de ella.
La chilenización consistía en arraigar en los peruanos y peruanas una nueva identidad cultural. El historiador tacneño Luis Cavagnaro explica que en la primera etapa de ese proceso Chile construyó obras públicas en territorios invadidos y contrató a los mejores docentes para educar a los niños peruanos. Pero ninguna de esas estrategias funcionó en Tacna.
La violencia y el hostigamiento fueron otras armas chilenas para lograr que los peruanos abandonaran sus tierras o perdieran la esperanza de retornar al Perú. “Chile trajo gente perversa a Tacna, que hacía cosas terribles. Reclutaban a los jóvenes en la sierra a la fuerza, a los extranjeros los expulsaban”, resalta Cavagnaro.
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El historiador Pedro Peralta destaca que ese pasaje oscuro de la historia convirtió a Tacna en ejemplo para el país. Agredían, hostilizaban y perseguían a la población que se resistía a la chilenización y que trataba de mantener la identidad peruana.
Hasta que Tacna volvió al Perú tras la firma del tratado de Lima, el 3 de junio de 1929, el cual puso fin al cautiverio de Tacna. Antes de ello, se dio un frustrado intento de plebiscito para que Tacna y Arica decidan en una votación a qué país deseaban pertenecer.
Cavagnaro recuerda que el plebiscito fue parte de uno de los puntos del Tratado de Ancón (1883), que dio fin a la guerra del Pacífico y establecía las relaciones entre Perú y Chile posguerra. En el documento se menciona que Tacna y Arica estarían en manos de Chile por diez años y luego se realizaría un plebiscito para determinar cuál sería su patria.
Con la bandera
Ese acuerdo no se cumplió. Cavagnaro y Peralta señalan que no existía, de parte de Chile, las condiciones justas para que el plebiscito se realice. El 2 de julio de 1926, la madre de doña Julveli, Otilia Santamaría, con 20 años de edad, abandonó Arica junto a su familia en el barco Ucayali, sumados a un gran número de peruanos. Se llevó la bandera envuelta en su cuerpo, como si se tratara de una falda más. Llegó con esa bandera a Tacna a empezar de nuevo.
Hoy doña Julveli lleva la bandera a colegios y charlas y eventos culturales, para recordar la resistencia a los más jóvenes. Es el legado que le dejó su madre.
En esa bandera está la historia de su madre, sus abuelos y la que ella desea dejar a nuevas generaciones. La bandera recuerda a la Tacna patriótica, rebelde.