Crece la incertidumbre en Chile por el voto obligatorio y el voto de los migrantes en las elecciones históricas de 2025
Chile reinstaló el voto obligatorio para reforzar la participación electoral, que venía cayendo desde el fin de la inscripción voluntaria en 2012.
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Las elecciones presidenciales y parlamentarias de Chile del 16 de noviembre de 2025 estarán marcadas por dos elementos inéditos: la reimplantación del voto obligatorio y el peso creciente del electorado migrante. Por primera vez en unos comicios generales con censo automático, los 15,6 millones de ciudadanos inscritos deberán acudir a las urnas bajo pena de multa.
Con una población extranjera que ha aumentado de forma acelerada en la última década —especialmente de Venezuela, Colombia, Perú y Bolivia—, su incorporación masiva al padrón convierte su comportamiento en un factor imprevisible. Para analistas, la combinación de voto obligatorio y participación migrante introduce un nivel de incertidumbre que convierte estos comicios en los más abiertos de los últimos años.
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Los "cerca de 5 millones" de votantes obligados en las elecciones de Chile de 2025
Chile reinstaló el voto obligatorio para reforzar la participación electoral, que venía cayendo desde el fin de la inscripción voluntaria en 2012. Quienes no voten sin una excusa válida deberán enfrentar sanciones que van de 0,5 a 1,5 UTM (entre 34.632 y 103.897 pesos chilenos). Las únicas justificaciones permitidas incluyen enfermedad certificada, encontrarse fuera del país o a más de 200 km del local de votación, discapacidad acreditada, o cumplir funciones electorales. El Servel remitirá los casos a los Juzgados de Policía Local, que evaluarán los antecedentes y determinarán la multa final.
Los "cerca de cinco millones" de votantes obligados en las elecciones de Chile de 2025 son aquellas personas que, hasta ahora, no participaban regularmente en los comicios y que este domingo ahora sí lo harán. Según el investigador Juan Pablo Lavín (Panel Ciudadano UDD) —citado por la BBC Mundo—, estos nuevos electores son "proporcionalmente más hombres que mujeres, más jóvenes que adultos, y de perfiles socioeconómicos más bajos que altos; de clase media‑baja y baja (...) estarían más en regiones y en la periferia que en los centros urbanos del país". Analistas como Tomás Duval advierten que este electorado carece de una identificación ideológica fija: "este grupo de personas puede votar en una elección a la derecha y en la próxima puede votar izquierda".
En cuanto a cómo pueden incidir en los resultados, este bloque representa un factor decisivo de volatilidad que los partidos y candidatos no pueden ignorar. Dado su gran número y su falta de lealtad partidaria o ideológica, pueden inclinar la balanza hacia cualquiera de los bloques si se sienten aludidos por discursos de cambio, seguridad o migración. Lavín explica que "nuestro seguimiento muestra que estos votantes cambian con más frecuencia sus preferencias, pero lo hacen entre los opositores (…) Ocho de cada diez siguen rechazando la continuidad del gobierno de Boric". Por lo tanto, este segmento podría favorecer candidatos que promueven discursos más fuertes contra el statu quo, lo que hace que las elecciones sean —como lo señalan los expertos— "sumamente impredecibles".
El voto joven es clave
La juventud será uno de los segmentos más determinantes de las elecciones de 2025 debido a su alta incorporación al padrón automático y su perfil ideológico menos centrista. A diferencia del votante apolítico promedio, los jóvenes tienden a mostrar posturas más polarizadas, lo que podría inclinar la balanza hacia candidatos que representan posiciones más definidas, tanto en la derecha como en la izquierda. Para los analistas, este grupo no vota necesariamente por estabilidad, sino por identidad y cambio.
Además, los expertos coinciden en que la juventud tiene un peso electoral que puede alterar los pronósticos en una elección estrecha. En este ciclo, la derecha presenta a candidatos con discursos disruptivos que podrían captar votantes jóvenes —como Johannes Kaiser—, mientras que la izquierda confía en movilizar a quienes apoyan agendas progresistas bajo el liderazgo de Jeannette Jara. Su capacidad de participación, ahora obligatoria, será crucial para definir quién pasa al balotaje.
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La incógnita de las elecciones en Chile 2025: los migrantes
El voto migrante se convirtió en una de las grandes incógnitas del proceso electoral. Chile ha experimentado un aumento significativo de población extranjera en los últimos cinco años, especialmente de venezolanos, colombianos y peruanos, lo que amplía la influencia de este electorado. Aunque los migrantes suelen mostrar desconfianza hacia opciones de izquierda debido a las crisis políticas de sus países de origen, los analistas advierten que el comportamiento migrante podría ser más pragmático y centrado en la búsqueda de estabilidad económica y seguridad.
Al mismo tiempo, la migración fue uno de los temas más tensos de la campaña, con parte de la derecha asociando este fenómeno a la inseguridad y proponiendo endurecer controles fronterizos. Este discurso podría influir tanto para atraer como para alejar a votantes extranjeros. En un escenario donde millones de nuevos electores deben votar por obligación, el voto migrante —junto con los jóvenes y la población apolítica— conforma uno de los bloques que puede redefinir completamente el desenlace electoral.




















