Bélgica bajo la sombra de un narcoestado: violencia y corrupción azotan al epicentro de la droga en Europa
El puerto de Amberes se ha convertido en el principal punto de entrada de cocaína a Europa, registrando en 2023 la incautación de 116 toneladas, un récord histórico en Bélgica.
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El puerto de Amberes se consolidó como el principal punto de entrada de cocaína a Europa. En 2023, las autoridades belgas incautaron 116 toneladas de esa droga, la cifra más alta en la historia del país, la mayoría procedente de Colombia, Ecuador y Panamá, según datos del Servicio Federal de Finanzas. Las autoridades aduaneras señalaron que los cargamentos ocultos en contenedores de fruta, café o cacao evidencian una red con vínculos sólidos entre organizaciones latinoamericanas y grupos europeos.
El Ministerio de Finanzas informó que las incautaciones superaron por primera vez las cifras registradas en Rotterdam de Países Bajos y Hamburgo en Alemania. La Unión Europea clasificó el puerto de Amberes como “centro logístico del tráfico internacional de drogas”, mientras los servicios de seguridad advirtieron que las organizaciones criminales latinoamericanas han desplazado parte de sus operaciones hacia Bélgica por la densidad de su comercio marítimo.
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El ministro de Finanzas, Vincent Van Peteghem, declaró que “las drogas representan una amenaza directa a la seguridad nacional y a la estabilidad de las instituciones belgas”. El funcionario añadió que el narcotráfico “ya no es solo un problema portuario, sino una cuestión de seguridad pública y de salud”, para el país europeo.
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Puertos y contenedores en la ruta invisible de la cocaína hacia Amberes
Los envíos parten de puertos sudamericanos como Guayaquil en Ecuador, Cartagena en Colombia y Colón en Panamá. Los contenedores con destino a Bélgica pasan por varias escalas en el Caribe o África Occidental. La Policía Federal de Bélgica describió este recorrido como una “cadena de transporte perfectamente estructurada”. Las investigaciones de la Fiscalía Federal confirmaron que los principales grupos vinculados al narcotráfico en el país mantienen nexos con organizaciones colombianas y ecuatorianas.
El servicio de aduanas advirtió que la infraestructura portuaria facilita la infiltración de redes delictivas. En declaraciones al medio belga Le Soir, un portavoz del organismo aduanero afirmó el año pasado que “solo se detecta entre el 10% y el 15% de la cocaína que llega al territorio nacional”. El mismo informe destacó que la manipulación de contenedores, la falsificación de documentos y el uso de sistemas de comunicación cifrados forman parte de los métodos habituales.
Tan solo en 2024, la Fiscalía Federal detuvo a varios funcionarios portuarios sospechosos de colaborar con redes criminales. Ese mismo año, una operación conjunta con la policía neerlandesa permitió el decomiso de 3,5 toneladas de cocaína en un contenedor procedente de Buenaventura, Colombia. Un reporte anual de Europol confirma que Amberes funciona como “principal punto de redistribución hacia Alemania, Francia y los países nórdicos”

Contenedores de fruta y café esconden la cocaína que llega a Amberes. Foto: AFP
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La colaboración entre Bélgica y América Latina contra el narcotráfico
Bélgica y Panamá firmaron en 2023 un acuerdo de cooperación judicial centrado en el intercambio de información sobre redes logísticas y financieras. El Ministerio de Justicia belga confirmó además la participación del país en proyectos coordinados con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para apoyar programas de control portuario en Colombia y Ecuador.
La comisionada nacional antidrogas, Ine Van Wymersch, declaró que “Bélgica no puede combatir sola un fenómeno que nace en otro continente”. El gobierno belga informó que en noviembre de este año se destinó 500.000 euros al United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC) para apoyar los esfuerzos de lucha contra el narcotráfico en Colombia y otros países de América Latina. Asimismo, la European Union-Community of Latin American and Caribbean States (UE–CELAC) en la “Declaración de Paz” firmada en 2024, menciona que los Estados miembros acordaron intensificar el trabajo conjunto para frenar el tráfico marítimo y las operaciones de lavado de activos.
El ministro del Interior belga, Bernard Quintín, ha propuesto nombrar oficiales de enlace policial en países de América Central como Panamá y los Emiratos Árabes Unidos para reforzar la lucha contra el narcotráfico internacional y reducir la entrada de cocaína a través del puerto de Amberes. “La lucha contra las drogas en nuestro país comienza en Amberes”, dijo Quintín en un comunicado de prensa.
En paralelo, representantes de la aduana belga participaron en entrenamientos sobre perfilamiento de carga dentro del Programa de Control de Puertos, coordinado por la UNODC y financiado por la Unión Europea, en Colombia. El proyecto incluye talleres técnicos en Cartagena y Guayaquil con el objetivo de mejorar la detección de contenedores contaminados.

La cocaína entra a Europa por Amberes con cifras récord en 2023. Foto: AFP
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Violencia, corrupción y menores atrapados en la red del narcotráfico en Bélgica
La expansión de las redes del narcotráfico provocó un incremento de la violencia en Amberes y Bruselas. Entre 2022 y 2025, la Policía Federal registró más de 400 incidentes relacionados con explosivos y tiroteos. El fiscal de Bruselas, Julien Moinil, declaró que “es hora de que el país se despierte y recupere el control de los barrios dominados por las drogas”.
Los informes policiales mencionaron el uso de adolescentes como “extractores” de cocaína dentro del puerto. En 2025 se detuvo a 31 menores, cerca del doble frente a 16 detenidos en 2024. La Policía Federal señaló que estos jóvenes reciben pagos de intermediarios locales para recuperar la droga de los contenedores antes de su inspección.
Casos recientes de corrupción revelaron la infiltración del narcotráfico en sectores públicos. Una investigación en la prisión de Haren expuso la participación de funcionarios en el ingreso ilegal de sustancias y teléfonos móviles. La Fiscalía de Bruselas sostuvo que “la corrupción en las prisiones representa una amenaza directa a la integridad del sistema judicial”. La ministra de Justicia, Annelies Verlinden, ordenó reforzar la seguridad en los puertos y en centros penitenciarios mediante unidades especiales.
Además en Amberes, las autoridades locales denunciaron la presencia de empresas de fachada utilizadas para el lavado de dinero. El alcalde Bart De Wever pidió “medidas federales para frenar la infiltración del crimen organizado en la economía urbana”. La Comisión Federal de Control Financiero confirmó un incremento del 28 % en reportes de operaciones sospechosas entre 2022 y 2024.
¿Bélgica hacia un narcoestado?
A estas señales de alarma se suma un deterioro político y fiscal que, según altos magistrados belgas, favorece la expansión del crimen organizado. Bélgica enfrenta déficits difíciles de controlar, una deuda pública del 107% del PIB que podría superar el 120% antes de 2030 y una parálisis institucional marcada por la tardanza en formar gobiernos, coaliciones inestables y la ausencia de presupuestos aprobados a tiempo. La fragmentación administrativa ha complicado incluso la coordinación de la lucha contra el crimen en Bruselas, afectando también la financiación de la policía, el sistema judicial y los servicios locales.
El término “narcoestado” comenzó a circular con fuerza dentro de la prensa tras una serie de asesinatos y atentados contra magistrados en Amberes. La comisionada, Van Wymersch, declaró que “Bélgica debe actuar hoy para evitar convertirse en un narcoestado”. Sus declaraciones generaron un debate en el Parlamento sobre una reforma que pueda ampliar las competencias de la policía portuaria y permita un seguimiento más estricto de los movimientos de contenedores procedentes de América Latina.
Ante ello, Quintin, respondió a las críticas señalando que “Bélgica no es un narcoestado, pero enfrenta las mismas amenazas que los países golpeados por el crimen organizado”. El gobierno anunció un plan nacional contra el narcotráfico que incluye más agentes en Amberes, controles de contenedores y cooperación ampliada con Europol.
Un juez de instrucción de Amberes, que vivió meses bajo protección, refutó las declaraciones del ministro del Interior y alertó que las organizaciones criminales han afianzado “estructuras mafiosas”. Según su carta abierta, un narcoestado se caracteriza por una economía ilegal, corrupción y violencia, tres elementos que, según él ya están presentes en Bélgica.
El fiscal federal, Frédéric Van Leeuw, señaló que “la violencia relacionada con la droga demuestra una mutación profunda de las redes criminales”. La ministra de Asuntos Exteriores, Hadja Lahbib, informó que Bélgica busca nuevos acuerdos judiciales con Ecuador, Perú y Brasil para facilitar extradiciones y compartir información sobre lavado de activos.
Los medios locales como De Standaard y Le Soir destacan la sobrecarga del sistema judicial. Los fiscales denunciaron “una acumulación de expedientes sin precedentes”, mientras sindicatos policiales reclaman más personal en las unidades de investigación financiera.
Moinil, reiteró en agosto de 2025 que “la falta de decisiones concretas permite el fortalecimiento de las redes delictivas”. Los magistrados exigieron mayores presupuestos y protección. El Consejo Superior de Justicia respaldó el pedido mediante una nota enviada al Parlamento Federal. En tanto, la Comisión Europea, en su informe 2025 sobre criminalidad organizada, incluyó a Bélgica entre los países con mayor riesgo por el flujo de cocaína.























