El triste final del granjero que crió a un hipopótamo como a su hijo, pero este lo atacó ferozmente hasta matarlo
Hace 14 años, Marius Els, un hombre de Sudáfrica, fue asesinado por Humphrey, un hipopótamo al que crió desde pequeño y que lo consideraba como un hijo.

En el noroeste de Sudáfrica, Marius Els, un exmayor del ejército, decidió romper las reglas de la naturaleza. No eligió a elefante o un león como compañero, sino a un hipopótamo, un animal que puede pesar más de una tonelada y cuya fuerza para defender su territorio es temible. Lo llamó Humphrey.
Con el tiempo, Humphrey llegó a ocupar un lugar especial en su vida, al punto de que Els lo consideraba como un hijo. Para ofrecerle un entorno donde pudiera crecer con libertad, acondicionó más de 160 hectáreas de terreno. Con ayuda de sus vecinos, también levantó un lago artificial que imitaba las aguas donde este tipo de animales suele vivir.
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Marius Els quiso como un hijo a Humphrey
Humphrey llegó cuando apenas tenía cinco meses de vida. Había sido rescatado en 2005 tras una inundación que estuvo a punto de costarle la vida. Con el paso de los años, aquel pequeño hipopótamo se transformó en un gigante de más de 1,200 kilos, capaz de destrozar embarcaciones o derribar cualquier cosa que se interpusiera en su camino.
Para Marius, no era una simple mascota. Lo veía como parte de su familia. “Es como un hijo, casi un ser humano. Entre nosotros existe un lazo que muchos no logran entender”, dijo alguna vez el exoficial del Ejército sudafricano, quien compartía su hogar con su esposa.
Aunque amigos y vecinos le recordaban constantemente el peligro de convivir con un animal salvaje de semejante tamaño, Marius decidió seguir adelante, convencido de que el vínculo que habían creado desde que Humphrey era pequeño bastaba para mantener la confianza entre ambos.
El ataque que acabó con la vida de Marius Els
En la mañana de un sábado, en noviembre de 2011, ocurrió una tragedia que conmocionó a toda la comunidad. Humphrey, el hipopótamo que Marius Els había criado desde pequeño, atacó brutalmente a su cuidador. El animal lo mordió en varias ocasiones, sin darle ninguna posibilidad de escapar.
Más tarde, el cuerpo de Els fue encontrado sin vida en la laguna artificial que él mismo había creado para su querido hipopótamo. Al llegar al lugar, los paramédicos constataron que presentaba múltiples heridas de mordeduras y partes del cuerpo mutiladas. Según informó Jeffrey Wicks, vocero del servicio privado de ambulancias que atendió el caso, el cuerpo había permanecido sumergido en el agua durante un tiempo indeterminado.
Hipopótamo había atacado a otras personas antes de matar a su dueño
Los antecedentes eran claros. En una ocasión, un hombre y su nieto fueron perseguidos mientras navegaban en una canoa por el río de la granja, y solo lograron ponerse a salvo trepando a un árbol, mientras Marius distraía al animal ofreciéndole una manzana. Humphrey también había generado problemas dentro de la propiedad: llegó a matar algunos terneros y escapaba con frecuencia, persiguiendo incluso a jugadores de golf en un club cercano.
La esposa de Els, Louise, farmacóloga de profesión, había manifestado sus preocupaciones sobre la convivencia con un animal tan grande y salvaje. Sin embargo, Marius creía que el vínculo especial que había creado con Humphrey podía controlar su fuerza. Los vecinos, en cambio, recordaban constantemente que los hipopótamos son animales territoriales, impredecibles y responsables de más muertes humanas que los leones.
La lección que dejó el caso de Humphrey
El lago que Marius había creado como su refugio terminó siendo el escenario de su muerte. Humphrey no actuó con crueldad; simplemente siguió sus instintos. Esta tragedia deja una lección inevitable: la confianza humana no puede someter la fuerza natural de un animal, y el vínculo que parecía inquebrantable se rompió en cuestión de segundos.
Los sucesos anteriores, junto con el desenlace fatal, muestran que la línea entre cercanía y peligro en la naturaleza es extremadamente delgada. Incluso el cariño más profundo puede verse superado por los instintos y la potencia de un animal salvaje.

























