Los Robertson, la familia que sobrevivió 38 días a la deriva en el Pacífico tras planear un viaje alrededor del mundo
A la deriva durante 38 días, los Robertson enfrentaron la escasez de agua y comida, utilizando técnicas como recolectar agua de lluvia y cazar tortugas para sobrevivir.
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En 1972, lo que empezó como un sueño de aventura para la familia Robertson, se convirtió en una experiencia aterradora. Dougal, el padre, decidió vender la granja en la que vivían y comprar un velero, Lucette, con la idea de dar la vuelta al mundo. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban. Un ataque de ballenas asesinas hundió su velero y los dejó flotando a la deriva en el Océano Pacífico.
Durante 38 días, la familia luchó por mantenerse con vida en medio del océano. Sin saber si serían rescatados, se enfrentaron a la dura realidad de la supervivencia extrema. Usaron lo poco que tenían a mano, y cada día era una nueva prueba de resistencia. La historia de los Robertson refleja lo que es capaz de hacer una familia cuando no queda más que esperanza y determinación.
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¿Qué hizo la familia Robertson para mantenerse con vida en alta mar durante 38 días?
Cuando el velero Lucette fue atacado por las ballenas, la familia se vio obligada a abandonar el barco y subirse a dos balsas de emergencia. Lo primero que tuvieron que hacer fue recoger agua de lluvia. No fue fácil, ya que las provisiones eran mínimas, y los Robertson rápidamente se dieron cuenta de lo escasa que sería el agua.
La comida fue otro gran desafío. Al principio, intentaron cazar tortugas. En sus palabras, "fue como un golpe de suerte". Pero la comida en alta mar no era suficiente. Después de varias semanas, comenzaron a usar el sangre de tortuga para mantenerse hidratados. Aunque no era lo ideal, esa sangre les permitió sobrevivir los primeros días hasta que pudieran encontrar más alimentos.
Además de la comida, tuvieron que luchar contra la deshidratación extrema. La idea de que no podrían sobrevivir nunca estuvo lejos de sus pensamientos. A medida que los días pasaban, las tensiones aumentaban, pero se aferraron a la esperanza de que algún barco los encontraría.
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Lecciones de supervivencia que aprendió la familia Robertson después de 38 días a la deriva
A medida que avanzaba la tragedia, la familia Robertson entendió que todo lo que conocían sobre supervivencia a la deriva y estar perdidos en el mar sería puesto a prueba. Pero también aprendieron cosas sobre sí mismos. El trabajo en equipo y la unión familiar fueron claves para que todos se mantuvieran con vida.
El padre, Dougal, quien había liderado el viaje y estaba acostumbrado a tomar decisiones difíciles, se enfrentó a su mayor desafío. A pesar de su habilidad para manejar situaciones de riesgo, nunca dejó de preguntarse si había puesto a su familia en peligro innecesariamente.
La experiencia dejó marcas profundas, pero también les dio lecciones de vida. La familia aprendió a aprovechar cada recurso, desde la balsa de emergencia hasta las herramientas más sencillas que pudieron rescatar del velero. Su resiliencia les permitió sobrevivir a lo impensable.
Al final, cuando el rescate finalmente llegó, ya habían perdido la esperanza de ser encontrados. Pero un barco pesquero japonés apareció en el horizonte, y con él, la oportunidad de regresar a tierra firme.




















