Trump visita Texas a una semana de la tragedia: niega negligencia mientras continúan búsquedas de desaparecidos
A una semana de las inundaciones que han dejado más de 120 muertos y decenas de desaparecidos en Texas, el presidente Donald Trump visitó la zona afectada y negó cualquier negligencia de su gobierno.
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Donald Trump visitó Texas tras una semana de las inundaciones súbitas que han dejado más de 120 muertos y al menos 170 desaparecidos, según autoridades. "He visto muchas catástrofes naturales, muchos huracanes, muchos tornados. Nunca había visto nada igual", afirmó el presidente de Estados Unidos en conferencia de prensa. Expertos han señalado que la magnitud de los daños se relaciona con recortes y despidos en el Servicio Meteorológico Nacional, lo que habría afectado la capacidad de emitir alertas oportunas. Sin embargo, el mandatario ha rechazado que su gobierno tenga responsabilidad.
Mientras tanto, según medios locales, las labores de búsqueda y rescate continúan en el condado de Kerr, la zona más afectada por las inundaciones repentinas, donde al menos 161 personas permanecen desaparecidas. Los equipos de emergencia, apoyados por voluntarios, utilizan helicópteros, embarcaciones y perros rastreadores para revisar escombros, campamentos y áreas inundadas en la esperanza de encontrar sobrevivientes. Además, la región sigue bajo alerta por posibles lluvias que podrían complicar las tareas de rescate y recuperación.
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Trump responde ante acusaciones de negligencia
"Solo una persona muy mala haría una pregunta así", respondió Donald Trump a la pregunta de una periodista que mencionó la demora de alertas meteorológicas para que familias puedan evacuar a tiempo. "Es fácil sentarse y decir que podría haber pasado aquí o allá. Tal vez podríamos haber hecho algo diferente. Era algo que nunca había ocurrido antes", dijo. El presidente defendió la respuesta de su gobierno y elogió el trabajo de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), que también ha sido cuestionada por su respuesta tardía.
Meses antes de la tragedia, la administración Trump recortó millones de dólares a agencias clave como el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y FEMA, lo que debilitó la capacidad para pronosticar el clima y emitir alertas tempranas. Los recortes incluyen la reducción de personal experto en gestión de emergencias, lo que según expertos afectó la preparación y respuesta ante el desastre.
En adición a ello, las fallas en los sistemas de alerta temprana fueron determinantes en la tragedia de Texas, según reporta The New York Times. Aunque el Servicio Meteorológico Nacional emitió una advertencia de inundaciones repentinas para el condado de Kerr con más de doce horas de anticipación y elevó la alerta a emergencia unas tres horas antes del desastre, muchos residentes no recibieron las alertas a tiempo o no fueron suficientemente claros los mensajes.
El condado de Kerr, epicentro de la tragedia, carece de un sistema de sirenas de alerta al aire libre. Pese a que durante años se había considerado su instalación, los altos costos y la oposición local impidieron que se concretara. Además, la cobertura irregular de telefonía móvil en la zona dificultó que los mensajes de texto llegaran a todos los afectados, lo que limitó la capacidad de evacuar a tiempo ante la rápida crecida del río Guadalupe.
Continúan las búsquedas
Las búsquedas de personas continúan tras las devastadoras inundaciones del río Guadalupe el 4 de julio. Según los reportes, la mayoría de personas halladas muertas y las que continúan desaparecidas eran en su mayoría residentes y visitantes que se encontraban en la zona para celebrar el Día de la Independencia de Estados Unidos. El aumento súbito del río, que creció casi ocho metros en menos de una hora, arrasó viviendas, vehículos y un campamento de verano donde 28 niñas perdieron la vida.
Son más de 2100 voluntarios y profesionales de 12 estados y México desplegados en un terreno rural y lleno de escombros que dificulta cada avance. Equipos caninos, drones y botes revisan más de 160 kilómetros a lo largo del valle del río Guadalupe, mientras las autoridades mantienen la coordinación desde el Centro de Operaciones de Emergencia del condado.
Sin embargo, la dispersión de las víctimas y la complejidad del terreno hacen que la búsqueda sea lenta, peligrosa y agotadora, con frecuentes frustraciones ante hallazgos que solo revelan lodo o restos materiales.
“Piensas que encuentras algo que podría ayudar a alguien, un cuerpo, o simplemente un permiso de conducir”, dijo Evan Cervantes, voluntario de búsquedas, a NYT. "Pero luego no encuentras nada", agregó.
Expertos y miembros de la comunidad han señalado que una respuesta más rápida y un sistema de alerta más efectivo podrían haber reducido el número de víctimas. Aunque los esfuerzos actuales de búsqueda y rescate están bien organizados y coordinados, la tragedia pone de manifiesto la necesidad de mejorar los protocolos de prevención y gestión de riesgos ante eventos naturales extremos.




















