La isla prohibida de Sudamérica donde ningún ser humano sobrevive más de 30 segundos: dominada por criaturas temibles
Lo que parece un destino paradisíaco en Brasil, es uno de los más peligrosos del planeta y su acceso está completamente prohibido.
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Este refugio natural, aparentemente paradisíaco, se encuentra frente a la costa del estado de São Paulo, Brasil. Se trata de la isla Queimada Grande, también conocida como la Isla de las Cobras, un territorio de 23 hectáreas donde el acceso está prohibido por estrictas razones de seguridad.
La razón por la que ningún ser humano puede pisar esta isla es que está dominada por miles de serpientes venenosas. Se estima que habitan allí unas 15.000, y cualquier persona que ingrese no podría sobrevivir ni 30 segundos. Entre las especies que habitan este lugar, se encuentra la serpiente Bothrops insularis, una de las más venenosas del mundo.
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La isla de la Cobras y el peligro para los humanos
Queimada Grande, también conocida como la Isla de las Cobras, es el hábitat de la Bothrops insularis, una de las serpientes más peligrosas del mundo. Aunque su tamaño no supera los 1,2 metros de longitud, se caracteriza por ser extremadamente agresiva. Su alimentación se basa principalmente en aves y reptiles, pero cuando escasea el alimento, estas serpientes pueden llegar incluso a comerse entre ellas mismas.
El veneno de esta especie, es cinco veces más letal que su pariente, la Bothrops jararacá, y sus efectos son aniquiladores. Tan solo una mordedura de esta serpiente puede provocar necrosis muscular, hemorragia cerebral y vómitos severos. Según estudios una persona mordida en la isla tan solo sobreviviría 30 segundos, por lo cual visitarla es un peligro para el público.
Interés científico en la isla Queimada Grande
La extraordinaria biodiversidad de la isla ha despertado un gran interés científico, lo que llevó a que en la década de 1980 fuera declarada zona de alto valor ecológico y de interés herpetológico. Desde entonces, el acceso está estrictamente restringido y solo se permite la entrada a investigadores y científicos con permisos especiales otorgados por el gobierno brasileño.
Este territorio, que desafía la supervivencia humana, ha brindado a los científicos una oportunidad única para estudiar el comportamiento evolutivo de la serpiente cabeza de lanza dorada y la composición de su potente veneno, en busca de posibles aplicaciones médicas. Este pequeño y letal rincón de Brasil sigue siendo un enigma fascinante, accesible únicamente para quienes se atreven a enfrentar sus peligros en nombre de la ciencia.
