Un famoso destino turístico de América latina podría prohibir la música y ventas ambulantes en sus playas más visitadas
La medida ha suscitado preocupación por su efecto en la economía local. Diversos sectores expresan su malestar ante la restricción a la identidad cultural de este país de América Latina.
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Desde el 1 de junio, las playas más representativas de Brasil podrían enfrentar un giro drástico. El Ayuntamiento de Río de Janeiro activará un decreto que limita expresamente la música en vivo, el comercio informal y toda actividad sin autorización municipal en la franja costera. La medida, que impacta de lleno en Copacabana e Ipanema, ha desatado una fuerte controversia en el país sudamericano.
El alcalde Eduardo Paes firmó la disposición en mayo con el argumento de garantizar el orden urbano, la seguridad pública y la preservación ambiental. Sin embargo, voces de distintos sectores denuncian que se trata de un ataque directo a la identidad cultural de uno de los destinos más emblemáticos de América Latina.
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La esencia de Brasil: música, quioscos y tradición bajo amenaza
El decreto prohíbe expresamente la realización de espectáculos no autorizados y la venta ambulante sin licencia en toda la costa de Río de Janeiro. Además, obliga a los quioscos a eliminar sus nombres tradicionales para ser identificados exclusivamente con números. Nombres populares como “Onda Azul” o “Sereia Tropical”, parte del folclore local, deberán desaparecer del paisaje carioca.
Julio Trindade, DJ y habitual de Copacabana, lamentó la situación: “Es difícil imaginar Río de Janeiro sin bossa nova, sin samba en la playa. Mientras el mundo canta Garota de Ipanema, nosotros no podremos ponerla en la playa”. La referencia a la famosa canción de Vinícius de Moraes refleja el malestar generalizado.
La concesionaria Orla Rio, que administra más de 300 quioscos, denunció en un comunicado que esta reglamentación “compromete el espíritu democrático, musical y vibrante que define a la capital carioca”.
El peso económico del comercio informal
El impacto económico de esta regulación es considerable. Según cifras oficiales de 2022, solo la actividad informal en las playas de Brasil, sin incluir bares ni restaurantes, genera anualmente cerca de 4.000 millones de reales, equivalentes a 710 millones de dólares. Esta industria emplea a miles de personas, muchas provenientes de favelas cercanas.

El alcalde Eduardo Paes justifica la medida en pro del orden urbano y la seguridad. Foto: EFE
Juan Marcos, joven de 24 años que vende mariscos en Copacabana, describió la situación como “trágica”. “Nos matamos trabajando para llevar algo a casa. ¿Qué vamos a hacer ahora?”, cuestionó.
Uno de los principales reclamos de los trabajadores es la falta de acceso a permisos legales. “Los necesitamos, pero no los dan”, denunció María de Lourdes do Carmo, conocida como “Maria de los Ambulantes” y líder del movimiento MUCA. La alcaldía de Río de Janeiro no ha precisado cuántas licencias otorgó durante el último año.
Reacciones divididas en la capital carioca
La oposición al decreto también ha escalado al ámbito político. La concejal Dani Balbi cuestionó abiertamente la medida: “¿Para qué hacer conciertos internacionales si se reprime a quienes generan cultura todos los días?”, escribió en sus redes sociales en alusión a recientes eventos multitudinarios en la ciudad, como los shows de Madonna y Lady Gaga. Balbi también rechazó la eliminación de los nombres de los quioscos: “Eso destruye la identidad comercial de quienes han trabajado años construyendo una clientela”, sostuvo.
Sin embargo, el nuevo reglamento también cuenta con defensores. María Lúcia Silva, vecina de 65 años de Copacabana, expresó su apoyo: “Este barrio es de personas mayores. Pagamos impuestos caros y no queremos este desorden”, declaró mientras se retiraba de la playa.
La reacción legal no se hizo esperar. El Instituto Brasileño de Ciudadanía presentó una demanda contra la normativa, argumentando que vulnera el derecho al trabajo. Pese a ello, un juez desestimó el recurso por considerar que la entidad no tenía legitimidad jurídica. El proceso continúa en etapa de apelación.
Con junio a la vuelta de la esquina, Brasil se prepara para presenciar un cambio profundo en el corazón de su costa más icónica. Copacabana e Ipanema, símbolos de la cultura de Sudamérica, podrían transformarse de forma irreversible.




















