¿Qué pasó con Clark Olofsson, el secuestrador que sedujo a sus rehenes e inspiró el síndrome de Estocolmo?
En 1973, un hombre sorprendió a todo Suecia cuando consiguió que sus rehenes salieran en defensa de él y se enfrentaran incluso con el primer ministro de su país.
En muchas ocasiones, hemos escuchado sobre el síndrome de Estocolmo, una reacción psicológica en la que un secuestrado desarrolla un vínculo positivo con su captor; sin embargo, no muchos saben la historia detrás del origen de este extraño fenómeno que ha venido siendo estudiado desde 1973, cuando el criminal sueco Clark Olofsson se ganó la confianza, simpatía y cariño de un grupo de personas a quienes tomó como rehenes durante el atraco a un banco.
Clark Olofsson siendo llevado a juicio en el Tribunal de Distrito de Huddinge en 1981. Foto: Kent Östlund/TT
Los rehenes y el secuestrador idolatrado
A sus 26 años, la vida criminal de Clark Olofsson había pasado por varios escenarios. Abandonado por sus padres, tuvo que crecer en un hogar adoptivo y, con el tiempo, empezó a entrar y salir de centros penitenciarios, donde en algunas ocasiones se fugaba. Todo cambió cuando el 23 de agosto de 1973 Jan-Erik 'Janne' Olsson ingresó al banco Kreditbanken en la plaza Norrmalmstorg, en Estocolmo. Ahí sacó una metralleta de su casaca y empezó a disparar hacia el techo.
A su entrada, Olsson tomó como rehenes a Gunnel Birgitta, Kristin Enmark, Elisabeth Oldgren y Sven Safstrom; y comenzó a exigir a las autoridades 3 millones de coronas suecas (300.000 dólares en la actualidad), un carro para escapar y que liberaran a Clark Olofsson, quien en ese momento cumplía una condena. Increíblemente, cumplieron con sus exigencias.
Gunnel Birgitta Lundbald (32), izquierda y Kristin Enmark (22), derecha. Abajo, Elisabeth Oldgren (con gorra) y Sven Safstrom (25). Foto: Bettmann Archive
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De esta manera, Olofsson se unió al atraco y empezó a ganarse la confianza de los rehenes mientras negociaba con la Policía y hasta el primer ministro sueco en ese entonces, Olof Palme. Según contaron los retenidos años después, Clark apenas ingresó, hizo desatar a las tres mujeres y les quitó las mordazas; en tanto, a un joven que se había escondido en un sótano lo llevó con ellos.
Olofsson se encargó que todos comieran adecuadamente y pudieran acudir al baño sin ningún impedimento, y buscaba entretenerlos con canciones en las radios, las cuales les interpretaba. “Me puso bajo su manto protector y me decía: ‘No te va a pasar nada’. Es difícil explicar a gente que no ha estado en esa situación cuán significativo fue eso para mí. Sentía que le importaba a alguien”, contó Kristin Enmark tiempo después.
Clark Olofsson se ganó la confianza de quienes secuestró. Foto: Eric Broms/Netflix
Fue justamente Kristin quien habló con el primer ministro Palme pidiéndole que los dejaran huir junto con los ladrones y, ante su negativa y acoso contra ellos, le colgó el teléfono. Más tarde, declaró a una radio local. En dichas palabras, criticó al poder político de su país y propinó fuertes calificativos hacia la Policía.
Cansados de la situación, las autoridades del orden, luego de seis días de secuestro, decidieron entrar abruptamente al banco, perforando el techo de la bóveda, donde todos se encontraban. Tras un fuerte enfrentamiento en el que no hubo heridos, los dos delincuentes fueron capturados y los rehenes liberados.
Policías apuntado contra el banco Kreditbanken, lugar secuestrado por Clark Olofsson. Foto: AFP
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¿Qué pasó con Olofsson?
Jan-Erik Olsson recibió una condena de 10 años, mientras que a Clark Olofsson se le acusó de cómplice, por lo que le sumaron seis años a los que ya venía cumpliendo. El psiquiatra y criminólogo sueco Nils Bejerot fue quien calificó la actitud de las rehenes como el síndrome de Norrmalmstorg, que posteriormente se denominó síndrome de Estocolmo.
Después de este pasaje en la vida de Olofsson, no se detuvo en su andar criminal. Desde 1975, era recluido y salía de prisión por asalto o tráfico de sustancias ilícitas. Finalmente, en 2018 salió en libertad y, desde entonces, prometió alejarse de sus antiguas andanzas delictivas.
Clark Olofsson en la actualidad. Foto:expressen.se