¿Cómo hizo Alemania para independizarse de la energía rusa en tiempo récord?

Tras el presente contexto de la guerra, Alemania, considerada la principal potencia económica de Europa, se ha visto obligada a reorientar su política hacia Moscú mientras surgen dudas sobre las prioridades en sus relaciones con China.

Incluso cuando empezó la invasión de Rusia en Ucrania, lo que causó que el precio del gas al por mayor se dispare, Alemania aún importaba gas de Moscú, principalmente del gaseoducto Nord Stream 1, así como un tercio del carbón crudo y la mitad del mineral.

Sin embargo, el canciller alemán, Olaf Scholz, que había paralizado el proceso de certificación de Nord Stream 2, y bajo la presión de los aliados, declaró un “cambio de era” o “Zeitenwende”, nuevo término que usaría en sus discursos desde ese momento.

Desde un inicio, Scholz declaró haber solicitado al ministro de Economía, Robert Habeck, reducir esa dependencia con Rusia, hasta lograr el objetivo de eliminarla para el 2024. Lo sorprendente es que lo hicieron en tiempo récord.

En junio, la mayor compañía gasista de Rusia, Gazprom, anunció una drástica reducción del envío de gas a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1 por la necesidad de mantenimiento de una turbina, pero Alemania no creía ello.

Según declaró una portavoz del Ministerio de Economía, todo se trataba de un “pretexto político”. “Según nuestra información, no hay ninguna razón técnica para reducir las entregas”, señaló a la Agencia France Presse (AFP).

Incluso, Ucrania acusó a Moscú de una “guerra del gas” contra Europa y de cortar los suministros para crear “terror” en la gente.

De acuerdo a lo expuesto por Gazprom en su cuenta de Telegram, iba a reducir a 33 millones de metros cúbicos diarios, lo que equivale a un 20%; es decir, la mitad de lo que funcionaba anteriormente.

Pese a que, progresivamente, iba bajando, hasta finales de agosto que se detuvo en su totalidad, Alemania aún recibe pequeñas cantidades de gas ruso a través de otras vías.

Luz verde para Alemania

Tras ello, Berlín ha trabajado en las importaciones de gas, ahora de Noruega, Bélgica y Países Bajos, y en la construcción de terminales de gas natural licuado (LNG). Estas estarían listas a finales del año para también importar de países como Catar.

El Gobierno tuvo también que reactivar una veintena de centrales de carbón y los tres últimos reactores nucleares de Alemania, los cuales serían desconectados a finales de este año. Las cifras de depósitos de gas a inicios de diciembre fueron positivas. Se encontraban al 98,24% de su capacidad, y el consumo se redujo significativamente en un 16% a finales de noviembre, aunque influyeron también las temperaturas inusualmente altas.

A pesar de ello, el Ejecutivo tuvo que rescatar a empresas importadoras de gas en apuros, como Uniper, que era el principal cliente extranjero de Gazprom. Además, forzó a parte de la industria a reducir la producción, mientras que los ciudadanos se enfrentan a subidas del 100% de los costes de calefacción y a una inflación galopante.

El Gobierno respondió a los pronósticos de recesión con una batería de ayudas, entre ellas la reducción del IVA del gas, y con la creación de un paraguas anticrisis de 200.000 millones de euros en tres años del que se financiará un freno a los precios del gas y de la electricidad.

La dependencia de crudo ruso ha sido una preocupación, pero gracias a un acuerdo con Polonia y a la nacionalización de una refinería clave que se encontraba en manos rusas está previsto que sea posible cumplir el embargo europeo.

“La primera crisis energética verdaderamente global”

Según la información brindada por Dharshini Davis, corresponsal de comercio global de la BBC, “la Agencia Internacional de Energía advirtió que esta es la primera crisis energética verdaderamente global”.

Scholz insiste en que la respuesta a la crisis energética es la diversificación de las relaciones comerciales y de las importaciones de materias primas, sin obviar el historial de los socios en materia de derechos humanos.

Sin embargo, su política con respecto a China ha sido tan criticado que dividió a ‘los Verdes’, que desde los Ministerios de Economía y Exteriores son partidarios de poner por delante los derechos humanos y las consideraciones medioambientales y de evitar la repetición de los errores del pasado con Rusia. Aunque el Gobierno prohibió algunas inversiones chinas en fábricas de semiconductores en Alemania, con la autorización de Scholz autorizó se realizó la compra de una parte de una terminal del puerto de Hamburgo por el gigante chino Cosco.

Esto ocurrió justo antes del polémico viaje de investidura del canciller a Pekín, en el que le acompañó una nutrida delegación de multinacionales alemanas y fue el primero de un mandatario europeo desde el inicio de la pandemia. De cara a China hacen falta sentido de la proporción y pragmatismo, defiende Scholz, en vista de lo cual, está por ver si la Alemania posterior a la invasión de Ucrania, más vulnerable, obligada a reinventarse, está dispuesta a hacer nuevos sacrificios en favor de sus valores.

Continúa la guerra y las preocupaciones

El sábado, Rusia ya había atacado con drones iraníes a Ucrania y dejó a 1,5 millones de personas sin suministro eléctrico. Al día siguiente, Denis Shmyhal, el primer ministro de Ucrania, denunció que los ataques rusos contra las instalaciones eléctricas del país habían dañado todas las centrales térmicas e hidroeléctricas de Ucrania.

Asimismo, el representante de la Unión Europea, encargado de los asuntos exteriores y política de seguridad, Josep Borrell, expresó su total preocupación tras la fuerte relación amical y económica entre Turquía y Rusia, a pesar de las estrictas sanciones contra Moscú, según los medios de Funke Media Group.

Se destacó que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tras una comunicación con Vladimir Putín y Volodímir Zelenski, ha iniciado con los trabajos y acuerdos de exportación de productos alimentarios, como los cereales, y materias primas.

Con información de EFE.