Cómo los países nórdicos previenen el acoso escolar y por qué su sistema es modelo para otros países
El método desarrollado por el psicólogo sueco-noruego Dan Olweus ha permitido que en los colegios donde se ha implementado disminuyan los casos de intimidación y bullying progresivamente.
De acuerdo a datos de la Unesco, uno de cada tres menores sufre acoso escolar. La cifra parece seguir agravándose en los últimos años y el mal uso de las redes sociales puede ser uno de los factores, de acuerdo a especialistas en el tema.
Los efectos del acoso infantil pueden persistir durante décadas, con cambios duraderos que pueden causar a las víctimas mayor riesgo de sufrir enfermedades mentales y físicas, según investigaciones recientes. No obstante, en países nórdicos ponen en práctica un programa especial que les ha permitido disminuir los ataques dentro de las aulas de clases.
El Programa de Prevención del Acoso Olweus (Olweus Bullying Prevention Program) es uno de los que más se ha puesto a prueba y fue desarrollado por el fallecido psicólogo sueco-noruego Dan Olweus.
El especialista lideró la mayoría de las primeras investigaciones académicas sobre la victimización infantil.
“La gente solía pensar que el acoso escolar era un comportamiento normal y, en algunos casos, que incluso podría ser algo bueno, porque ayuda a fortalecer el carácter”, dijo Louise Arseneault, profesora de Psicología del Desarrollo en el King’s College de Londres, en Reino Unido, en entrevista para BBC Mundo
“Les tomó mucho tiempo (a los investigadores) comenzar a considerar este comportamiento como algo que puede ser realmente dañino”, destacó.
¿En qué consiste el Programa de Prevención del Acoso Olweus?
El programa parte de la idea de que los casos individuales de acoso suelen ser producto de una cultura más amplia que tolera la victimización. En ese sentido, busca abordar el ecosistema escolar para evitar que prospere el mal comportamiento.
Inicia con reconocer el problema y, ante eso, los institutos educativos deberán realizar una encuesta para preguntar a los alumnos sobre sus experiencias.
“Saber lo que está pasando en tu edificio es realmente importante y puede guiar tus esfuerzos de prevención del acoso escolar”, señaló Susan Limber, profesora de Psicología del Desarrollo de la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur, Estados Unidos.
El Programa Olweus hace que la escuela establezca expectativas muy claras para un comportamiento aceptable, así como las consecuencias si se infringen esas reglas, reseña BBC Mundo.
“(Las sanciones) no deberían ser una sorpresa para el niño”, sostuvo Limber.
Además, los adultos deben actuar como modelos positivos a seguir, que refuercen los buenos comportamientos y muestren tolerancia cero ante cualquier forma de victimización.
También tienen el deber de aprender a reconocer los lugares dentro de la escuela donde es más probable que ocurra la intimidación y supervisarlos regularmente. “Todos los adultos de la escuela necesitan una formación básica sobre el acoso: las personas que trabajan en la cafetería, los conductores de autobuses, el conserje”, agregó la psicóloga.
Dentro de las aulas, los niños y niñas deben organizar reuniones para discutir la naturaleza del acoso escolar y las formas en que pueden ayudar a los estudiantes que son víctimas de este comportamiento. El propósito es que dentro del recinto se difunda un mensaje antiintimidación y que quede arraigado en la cultura de la institución.
Ejemplo para otros países
En Estados Unidos, el método Olweus se ha probado en varios entornos, como fue la implementación en más de 200 escuelas de Pensilvania.
El programa permitió que se registraran 2.000 casos menos de intimidación durante dos años. Los investigadores han destacado que se ha observado un cambio en la actitud general de la población escolar en torno al bullying, incluida una mayor empatía con las víctimas.
Para Susan Limber, los padres y cuidadores deben estar atentos a las señales que indican que puede haber un problema. “Debes ser proactivo al hablar sobre el tema, no esperes a que surja”, puntualizó.
“Puedes hacerlo como parte de una conversación del tipo: ‘¿Cómo van las cosas con tus amigos? ¿Tienes algún problema?’”, sostiene Limber al considerar que el adulto debe tomar en serio las preocupaciones de los niños, niñas y adolescentes.