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Mujer muere por una mordedura de serpiente, pero el verdadero asesino era su esposo

Un escalofriante crimen acaba de resolverse en la India. Una mujer fue hallada muerta tras aparentemente ser víctima de un ataque de serpiente, pero su asesino se encontraba suelto.

La pareja conformada por Suraj Kumar y Uthra se conocieron a través de una aplicación y se casaron en marzo de 2018.  Foto y Video: captura / CNN
La pareja conformada por Suraj Kumar y Uthra se conocieron a través de una aplicación y se casaron en marzo de 2018. Foto y Video: captura / CNN

El espeluznante crimen de una mujer de 25 años, que fue hallada sin vida por su madre, acaba de resolverse en el estado de Kerala, al sur de la India. Una autopsia realizada el 7 de mayo de 2020 confirmó que Uthra había sido mordida por una cobra de anteojos altamente venenosa, pero luego de una rigurosa investigación se descubrió que su esposo estaba detrás de su trágica muerte, según los documentos judiciales.

Tras un juicio que llamó la atención de los medios nacionales, Suraj Kumar, el asesino de Uthra, fue declarado culpable y lo condenaron a cadena perpetua por unos crímenes que el juez calificó de “diabólicos y espantosos”, informa CNN.

De acuerdo con la autoridad, la muerte de Uthra fue causada por la cobra, pero el verdadero asesino fue su esposo. Asimismo, se descubrió que no era la primera vez que utilizaba una serpiente como arma para intentar acabar con la vida de su pareja.

Un matrimonio por conveniencia

La pareja, conformada por Suraj Kumar y Uthra, se conoció a través de una aplicación y se casó en marzo de 2018. “Queríamos encontrar a alguien que la hiciera feliz”, sostuvo el hermano de la víctima, Vishu. “Era una chica un poco diferente. Tenía un problema de aprendizaje. Queríamos un hombre que pudiera cuidar de ella”, añadió.

Kumar, de 27 años, trabajaba como empleado de un banco y no procedía de un entorno económicamente estable. Su padre era taxista y su madre ama de casa. Según la sentencia, el joven se casó con Uthra “con el objeto de obtener un beneficio económico”.

Cuando la pareja se casó, Kumar aceptó una dote de 720 gramos de oro, un vehículo Suzuki y 500.000 rupias (unos US$ 6.700) en efectivo. En un año tuvieron un hijo durante una vida matrimonial que parecía “tranquila”.

Sin embargo, los padres de Kumar exigieron a los de Uthra que pagaran los electrodomésticos, un auto, los muebles, las obras de renovación y las tasas de admisión en un curso de MBA para su otra hija. “Ella era alguien que nunca veía mal a nadie. Su problema hizo que no tuviera los medios para ver que la utilizaban”.

Por su parte, el padre de Uthra contó ante el tribunal que pagaba a Kumar 8.000 rupias (US$ 107) al mes para que cuidara de su hija. Pero el joven se mostró “insatisfecho” con los problemas de aprendizaje de su esposa y comenzó a planear su muerte, informaron las autoridades.

Intento fallido de asesinato

A finales de 2019, Kumar se había obsesionado con las serpientes porque pasaba horas en internet, viendo videos de YouTube, incluyendo episodios de Snake master, con el reconocido experto en serpientes Vava Suresh.

El 26 de febrero de ese año, Kumar compró una letal víbora de Russell a un adiestrador por 10.000 rupias (135 dólares). Al día siguiente, dejó la serpiente en la escalera de su casa y pidió a Uthra que fuera a buscar su teléfono al primer piso, con la esperanza de que la mordiera y la matara.

“Pero fracasó en el intento ya que Uthra vio a la serpiente y dio la voz de alarma”, según los fiscales. Kumar capturó a la víbora y la guardó en una bolsa de plástico, y en la noche del 2 de marzo volvió a intentarlo: le cocinó un tazón de arroz indio con sedantes para que se quedara “profundamente dormida”, luego hizo que la víbora la mordiera para después arrojarla por la ventana.

Uthra se despertó gritando con un “dolor insoportable” y, con algo de demora, fue llevada al hospital por Kumar, quien afirmó que su esposa había sido mordida fuera de casa mientras lavaba ropa. En esa oportunidad, la mujer contradijo esa versión.

Al día siguiente, mientras su esposa se encontraba internada en el hospital, Kumar volvió a buscar en su teléfono serpientes, pero está vez escribió “cobra”.

El asesinato con la segunda serpiente

Tras pasar 52 días en el hospital Pushpagiri de la ciudad Kerala de Thiruvalla, Uthra regresó a la casa de sus padres, pero no podía caminar debido a los injertos que le habían implantado en su pierna. El 6 de mayo, Kumar volvió a atacar, pero esta vez con una cobra.

Antes de acostarse, Kumar le dio a Uthra un vaso de jugo mezclado con sedantes. Mientras dormía, él le lanzó una serpiente, pero el reptil no le mordió, así que le agarró la cabeza y le clavó los colmillos en el brazo izquierdo, dos veces.

Indicios delataron al asesino

A pesar de sus esfuerzos por hacer que pareciera un accidente, varios indicios sugerían que las mordeduras no eran naturales: desde la anchura de las marcas de los colmillos hasta la posición de las mordeduras, pasando por la imposibilidad de que la cobra hubiera entrado en la habitación por su cuenta.

Los dos pares de marcas de mordedura en el brazo de Uthra tenían una anchura de 2,3 y 2,8 centímetros, respectivamente, mucho mayor que la anchura típica de los colmillos de las cobras, que oscila entre 0,4 y 1,6 centímetros, dijeron expertos al tribunal.

Eso indicaba que la mandíbula superior de la cobra había sido empujada como si estuviera siendo ordeñada. La hora del ataque también levantó sospechas. “Las cobras no suelen morder a menos que se las provoque mucho. Y después de las 8 p. m. suelen estar inactivas”, dijo Hari Shankar, inspector general adjunto de la policía de Kerala, que trabajó como investigador principal en el caso.

Por último, Uthra había dormido durante lo que posiblemente fue una de las experiencias más dolorosas de su vida.

Kumar se declaró inocente de los cargos, pero el juez le condenó por cuatro delitos, entre ellos intento de asesinato y homicidio, y le impuso dos cadenas perpetuas. “La policía y la fiscalía han hecho bien su trabajo”, dijo su hermano Vishu. “A pesar de ser un caso rarísimo, han podido demostrar su culpabilidad.