“Un campo de batalla”: reportan heridos en enfrentamiento entre cocaleros y Policía de Bolivia
Comerciantes cerraron sus negocios por temor a saqueos, mientras que habitantes de La Paz exigieron a la Policía que cesen los disturbios.
Un grupo de cocaleros de Los Yungas de La Paz y la Policía de Bolivia se enfrentaron una vez más por el control del mercado de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca) este lunes 27 de septiembre.
Medios locales reportaron varios heridos y un departamento en llamas en medio del pedido de los vecinos para que cesen los disturbios.
El conflicto entre los cocaleros, que desde el último miércoles están apostados en la zona de Villa Fátima en la ciudad de La Paz, y la Policía se prolongó hasta la noche de este lunes.
Entre gases lacrimógenos, cartuchos y piedras, los bomberos lograron contener las llamas en el edificio en medio de un “campo de batalla”, donde comerciantes tienen cerrados sus locales por temor a daños o saqueos y los habitantes exigieron a la Policía que cesen los enfrentamientos, pues ya no se sienten seguros en sus casas a causa de las constantes detonaciones.
Asimismo, algunos cocaleros y vecinos de la zona de Villa Fátima han denunciado en reiteradas ocasiones que hay “infiltrados” en las protestas, a quienes acusan de lanzar cartuchos de dinamita y de ser los autores del incendio de los carros de la Policía y de un edificio residencial.
Mónica Gonzales, una de las integrantes de uno de los grupos de cocaleros, insistió portando una bandera wiphala en que “no quieren hacerle daño” a nadie, que “no quieren enfrentamientos” y pide que los dejen “entrar al mercado” de Adepoca.
La semana pasada al menos cinco vehículos policiales fueron incendiados y la infraestructura de una sede policial sufrió varios daños, una decena de personas resultaron heridas, entre ellas dos periodistas, y más de 30 han sido detenidas, entre las que se registró un polémico arresto de uno de los reporteros locales que cubrían los incidentes.
En Bolivia, el mercado de Adepcoca en La Paz y el de Sacaba en Cochabamba son los dos únicos reconocidos por una ley que rige para el comercio de la hoja de coca, que en el país tiene usos tradicionales y medicinales. Sin embargo, una parte de la producción se desvía de manera ilegal al narcotráfico, reseñó EFE.