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“El vínculo es para toda la vida”: la historia de la pareja que adoptó a cinco hermanos

Sofía Pizzi y Alejandro Segura, una pareja de argentinos, decidieron darles la oportunidad a los cinco hermanos de ser parte de una familia. “Nosotros ingresamos a su equipo”, declaró la madre.

Desde el 9 de abril, una jueza sentenció que Sofía y Alejandro eran padres definitivamente. Foto: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Desde el 9 de abril, una jueza sentenció que Sofía y Alejandro eran padres definitivamente. Foto: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

En Argentina, una pareja adoptó a cinco hermanos que actualmente tienen 15, 13, 11, 10 y 8 años. El camino a la adopción fue producto de largas reflexiones entre Sofía Pizzi y Alejandro Segura, quienes residen en la ciudad de Córdoba.

El espacio, el tiempo, el dinero y otros factores se pusieron sobre la mesa cuando una convocatoria pública —la última instancia para restituirle a un niño, niña o adolescente el derecho a vivir en familia— cambió la vida de los siete protagonistas.

“Nosotros ingresamos a su equipo”, contó Sofía al periódico Clarín al recordar el comienzo del vínculo.

Cuatro años después de estar alojados en un hogar y sin novedades de posibles adopciones, los hermanos mayores le plantearon a la jueza dividirse. Ellos ofrecieron separarse para darle a los más pequeños la oportunidad de ser parte de una familia y tener una mejor vida.

Poco después, Sofía y Alejandro se contactaron con el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, entidad a cargo el Registro de Aspirantes a Guardas con Fines Adoptivos (RUAGA).

Tomaron su decisión luego de leer estas palabras que resonaron en su mente durante un mes: “Buscamos familia para cinco hermanos/as de 12, 11, 9, 8 y 5 años de la Ciudad de Buenos Aires”.

“Cuando nos inscribimos empezamos a ampliar la casa: teníamos dos habitaciones y en una galería que había empezamos a hacer una tercera habitación. Ya sabíamos que se iba a dar. Siendo realistas, lamentablemente, hay muy pocas familias que se animan”, expresó la mujer.

Ya pasaron casi dos años desde que empezaron las entrevistas y audiencias. Primero hubo una “Guarda Provisoria”, luego una “Guarda con Fines Adoptivos” y desde el 9 de abril de 2021 la jueza sentenció que Sofía y Alejandro eran padres definitivamente.

Sofía y Alejandro viajaron desde Córdoba para conocer a los chicos. Foto: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

Sofía y Alejandro viajaron desde Córdoba para conocer a los chicos. Foto: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

Familia de siete

Los cambios en la familia fueron positivos. Los avances psicólogos, psicopedagógicos se lograron también gracias a las maestras integradoras, según recogió el medio local.

La madre mencionó algunos de los resultados: “El más grande entró al hogar a los nueve años y nunca había pisado una escuela. Hoy está en segundo año del secundario en una escuela técnica. En el colegio lo aman”.

“El que le sigue no sabía leer. Ahora está en quinto grado, es super responsable, hace solo la tarea. El tercero no distinguía números de letras. Tiene una discapacidad intelectual que no es por nada orgánico, sino por falta de estimulación. Hoy, después de un año, lee un libro por semana”, narró con orgullo.

La nena, única mujer entre los hermanos, también tiene una discapacidad intelectual. “A mí me parecía que iba a demorar unos años más, pero se ha largado a leer y está contenta”, relató Sofía.

Travesía de la adopción en Argentina

En la Ciudad de Buenos Aires, hay registrados 850 niños, niñas y adolescentes, de los cuales 200 están en estado de adoptabilidad, precisó Karina Leguizamón, presidenta del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes porteño, organismo a cargo del RUAGA. De este grupo, solo el 20% tiene tres años o menos.

En cuanto al Registro, el 85% de los postulantes prefiere bebés, mientras que tan solo el 4% de los expedientes se encuentra disponible para niños mayores de 11 años.

“Estos niños, niñas y adolescentes tienen una historia que hay que respetar. La gente tiene miedo al pasado, a lo que vivió, a lo que sufrió. Hay una historia dolorosa, pero se los puede acompañar ofreciéndoles una vida diferente”, sostuvo Leguizamón.

“No hay que tener miedo a darse la oportunidad de ser mamá o papá de un niño un poco más grande. El vínculo se logra y es para toda la vida”, añadió.