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Las intensas olas de calor acrecientan la crisis por la malaria y el dengue

El extremo calor trae como consecuencia la propagación del mosquito y con ello la rápida transmisión de las dos enfermedades más letales, la malaria y el dengue.

Los distritos más afectados de la región son Chulucanas, El Alto y Tambogrande. Foto: Archivo La República.
Los distritos más afectados de la región son Chulucanas, El Alto y Tambogrande. Foto: Archivo La República.

El noreste de América del Norte se encuentra en la estación más calurosa y el violento incremento de las temperaturas en las últimas semanas podría ser una señal de alarma de lo que será el siguiente verano en el otro lado del mundo.

El intenso calor trae como consecuencia la aparición de mosquitos que transmiten dengue, malaria, chikungunya y demás enfermedades consideradas como las más letales a nivel global.

Según datos de Gustavo Sierra, periodista de Clarín, existen 100 países que padecen dengue y ellos contienen al 40% de la población mundial. Asimismo, por año más de 400 millones de personas contraen la infección y produce aproximadamente la muerte de 450.000. Esta es una pandemia que existe mucho antes de que la COVID-19 aparezca y está creciendo de una forma bastante notable.

Esta última semana varias organizaciones científicas que se especializan en el clima han advertido que el mundo debe fortalecer los preparativos para el extremo calor que se viene porque puede llegar antes y con mucha más fuerza de lo que se espera.

El calor que se vivió la semana pasada en Columbia Británica, en Estados Unidos y Canadá, ha batido todos los récords de temperatura al llegar a 50 grados en pueblos que no están alejados del Ártico. Ese nivel nunca se ha considerado posible hasta ahora.

“Este es, con mucho, el mayor salto de temperatura que vimos desde que tenemos registros”, dijo a la BBC la doctora Friederike Otto, directora asociada del Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford y una de las fundadoras del grupo World Weather Attribution que difundió el estudio. “Definitivamente, no debemos esperar que las olas de calor se comporten como en el pasado. Tenemos que prepararnos para cambios cada vez más extremos e imprevisibles que traerán más enfermedades”, añadió.

Un análisis que se publicó el último miércoles 7 de julio, arrojó que el cambio climático provocado por el hombre produjo que estas temperaturas tan intensificadas fueran 150 veces más probables. Esto sucede por las emisiones de gases de efecto invernadero que los seres humanos vienen provocando.

Ya se sabe que la última ola de calor en Norte América ha provocado la muerte de centenares de personas, así como incendios forestales, inundaciones por deshielo, cortes de electricidad y desintegración del asfalto en las principales autopistas.

Sin embargo, no solo propicia lo antes mencionado, sino que también las dos enfermedades más importantes transmitidas por los mosquitos, el dengue y la malaria. Según los investigadores, hasta 4.700 millones de personas pueden verse amenazadas por estas enfermedades.

Se calcula que si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo, en 2080 más de 8.000 millones de personas corren el riesgo de adquirir malaria y dengue.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que de las 400.000 personas que mueren cada año por la malaria, la mayor parte son niños. Y calcula que el dengue infecta a entre 100 y 400 millones de personas al año, con un saldo de al menos 20.000 muertos.