Alter Bridge en Chile: "Los sueños se hacen j** realidad"
A una semana del concierto de la banda de hard rock Alter Bridge en Chile, compartimos una sentida crónica de uno de nuestros periodistas, quien pudo ver a su banda favorita tras 18 años de espera.
Por Roberto Barreto
Esta es una crónica muy personal de cómo viví mi primer concierto de Alter Bridge (13-11-2023). Tras realizar ese aviso, me siento más libre para darme licencias y no seguir el —a veces— tedioso y común hilo narrativo que corresponde para un reportaje periodístico (dar el set-list, describir los momentos más trascendentes del concierto, entrevistar a los fans, citar las palabras de los artistas, etc.).
PUEDES VER: ¡Se aman! Yarita Lizeth le cantó a su esposo Patrick en concierto: "Hasta el fin del mundo"
El concierto de Alter Bridge en el Teatro Caupolicán de Santiago, Chile fue el más significativo de mi vida. Escucho a la banda desde el 2005, desde los 13, cuando me volví a enganchar con la WWE y me diera cuenta de que el luchador Edge tenía un nuevo tema de entrada: 'Metalingus'. La canción es un himno para muchos fans de la lucha libre, que transmite rebeldía ante las adversidades del día a día y los fantasmas que todos tenemos, pero la mayoría comete un error: no se anima a revisar lo que tiene por ofrecer AB además de ella.
Yo sí me animé a revisarlo y encontré en el disco One Day Remains letras que describían la soledad por no tener a un familiar o un ser amado, y un intento por encontrarse a uno mismo; acompañado, por supuesto, de la agradable voz de Myles Kennedy y del rock pesado de los exintegrantes de Creed (Mark Tremonti, Brian Marshall y Scott Phillips). El resto de álbumes solo me hacían confirmar que había encontrado el soundtrack de mi vida.
Alter Bridge ofreció un gran show de hard rock el 13-11-2023. Foto: Rock a la Vena de Chile
PUEDES VER: Adultos mayores conmueven al asistir a concierto de Paul McCartney: “Cumplieron su sueño de juventud”
Una de las deudas que tengo es que intenté junto con otros chicos apasionados traer a la banda a Perú desde el 2011, pero no se dio por más empuje que pusimos, ya que no le era rentable a las productoras. Cuando alguien quiere dar a entender que el Perú es rockero prefiero cambiar el tema porque está claro que otros géneros conectan con el peruano de forma más espontánea y no necesariamente por responsabilidad de los medios masivos (aunque ya paren con 'De música ligera', 'Avenida Larco' y 'Sexo', por favor, cuando les toque poner rock).
El 2017 se abrió la chance de conocer a Alter Bridge, pero las cosas me salieron trágicas. En 13 años de creada, la banda realizaría su primera gira en Sudamérica (Brasil y Argentina, ya saben). Mi viejo y flaco amigo Omar, administrador de Alter Bridge Perú y fervoroso fan, me avisó de la buena nueva; estaba muy contento y apurado porque quería desde ya comprar la entrada a Argentina, reservar el vuelo, ver cómo iba su pasaporte, averiguar si era necesaria la visa y saber dónde se quedaría el grupo. Sabíamos que él no faltaría, pero ¿yo? Tenía que ver mi situación económica por unos gastos que venía haciendo.
¡Qué importa! Nos vamos a Argentina, ya veo cómo consigo. Omar me hizo el favor de comprarme la entrada. Emocionado, subí mi ticket a redes, y recibía la buena onda de mis amistades y familiares a través de sus reacciones de Facebook, quienes habían tenido que soportar muchas veces mis posts continuos sobre la banda. Faltaba ver los paquetes de vuelo y estadía, y empezar a ver lo económico, pero recibí el peor golpe en mi vida.
Mi mamá sufrió un fatal accidente que ocasionó su muerte días después en un hospital local. Muy afectado, le comuniqué a Omar lo que sucedía y me entendió que no tenía cabeza. No era momento para la banda que tanto amaba, no era momento para nada en realidad, más allá de estar con la familia. Pienso que la muerte prematura de un ser querido y en circunstancias imprevistas nunca se superan, pero uno termina comiéndose su tema por periodos y sigue trabajando, ilusionándose, cantando los temas de su banda favorita y los de su equipo de fútbol.
Alter Bridge en el Teatro Caupolicán. Foto: Rock a la Vena de Chile
Llegó el 2023. Pasaron 6 años y, si bien el dolor estaba, 'Life Must Go On'. En ese tiempo pasaron muchas cosas importantes: me casé con mi cómplice, Mirian, con quien tengo 9 años de relación; me uní más con mi familia; adopté gatos que, si bien no reemplazan el calor humano, te llena de paz ayudar a indefensos; conseguí un mejor puesto en mi carrera y con mayor estabilidad; vi a mi equipo sufrir malos momentos, pero también campeonar 3 veces, 2 de ellas, yo en la tribuna; etc.
Había dejado un poco de lado a Alter Bridge y me enfoqué mucho en mis primeros meses de casado y en ir a la cancha; no había escuchado del todo, de hecho, el disco Pawns and Kings, mas cuando —nuevamente— Omar me avisó que vendrían a Brasil, Argentina y Chile, me dije que era mi momento. Ya era hora de viajar, de quitarme la espina y escuchar a la banda con la que tanto me identificaba.
Después de 3 meses de espera, había llegado ahora sí el momento de viajar al país hermano, del cual admiro a su folclorista Violeta Parra y siempre estoy agradecido con el club Colo-colo por el gesto que tuvo cuando mi club sufrió su peor tragedia (se cayó el avión en la que estaban sus jugadores y fallecieron todos, en 1987) al prestar jugadores. El concierto se dio en un momento preciso para mí. Venía triste porque —otra vez el fútbol y la tribuna— mi club acababa de perder días antes una final, es decir, una temporada tirada a la basura, así que necesitaba despejarme, y en esa tarea Alter Bridge ayudó, con el cual pude reconectarme.
Ya en Chile, Mirian y yo hicimos turismo con Omar y otros peruanos —y brasileños— antes del lunes 13 de noviembre. Si bien podíamos estar 300 metros arriba en la Costanera Sky o cenando en el Hard Rock Café, el tema principal era Alter Bridge. Iba a ser mi primera vez y poco a poco me enganchaba en lo que significaba verlos, aunque preferí evitar revisar el set-list. Era el momento de firmar la bandera de Perú que Omar mandó a hacer con el logo de banda y de la respectiva foto; después de mucho tiempo volví a hacer cuernos con mi mano, la señal del metal. Ya había entrado en ambiente.
Fans peruanos viajaron a Chile para ver a Alter Bridge. Imagen tomada en la Costanera Sky. Foto: @rogeriotalarico
El Teatro Caupolicán tiene mística. Tiene un ambiente acogedor y adecuado para conciertos íntimos, pero por momentos sientes que debes estar alerta a lo imprevisto y a la anarquía, por lo cerca que uno está del escenario, por el permiso que dan para tomar cerveza en lata y botellas de agua en venta, por los empujones habituales —y necesarios— que hay en los conciertos y por las barandas bajas que hay en los balcones del sector superior. Sí, así es el rock and roll, pero ya tengo más de 30, me disculparán.
Cuando Alter Bridge salió a los escenarios a las 8 y 35 —Mirian y yo en cuarta fila, por la izquierda; mientras que Omar en primera fila— vinieron a mí recuerdos de mi madre y marcaba en mi cabeza un check de logro desbloqueado, como en los videojuegos. Abrieron con Silver Tongue y llovieron los aplausos y gritos de la multitud. Mi esposa, no tan fanática pero comprometida con la causa de aprenderse todas las canciones que pudiera, me veía rockear, una faceta que pocas veces ha visto.
'Addicted to Pain' y 'Cry of Achilles' me hicieron saltar, cantar y poguear, esto último en mi interior, mientras que 'Broken Wings' y 'Burn it Down' sirvieron para bajarle una raya a la intensidad del concierto, pero también para hacerme acordar lo profundas y melancólicas que son las letras de la banda.
El momento más mágico llegó cuando Myles Kennedy canta y toca en solitario 'Wonderful Life'. De boca para fuera, muchos decimos que lloraremos al ver a nuestra banda favorita, y a veces uno trata de forzar el sentimiento por el solo hecho de vivir el momento, que, a su vez, no necesariamente está mal, pero en mi caso todo fue natural. Empezó a sonar el tema y abracé por la espalda a mi esposa, me movía lentamente al ritmo de la hermosa canción y empecé a cantarla. Quería replicar esa escena que se ve en el concierto de Wembley 2011, cuando una pareja fue captada estando abrazada mientras suena esa obra y lo estaba haciendo ahora yo; lo que no sabía era que mis lágrimas iban a salir como lluvia, tal como dice la canción.
Inmediatamente llegó 'Watch Over You', que coreé pese a mi desafinada voz. De pronto, el guitarrista Mark Tremonti se sienta al costado de Myles y pienso que van a tocar 'Words Darker Than Their Wings', pero no, comenzó a tocar con Myles 'In Loving Memory', la canción que compuso en homenaje a su mamá fallecida. Mirian me pregunta qué van a cantar porque no había tenido la chance de escucharla y le explico que este tema es para las mamás que ya no nos acompañaban.
Mirian entiende rápidamente que debe abrazarme con más fuerza, que me voy a derrumbar y que ella siempre debe estar a mi lado en esos momentos, así como yo con ella. Llorar pensando en mi madre y estar arropado me vino muy bien. Era un desahogo necesario; de seguro voy a seguir llorando por ella, pero siento que, en el concierto, en los rincones del Caupolicán, he dejado a otro Roberto, y que el que ya está en Lima sobre todo sonreirá cuando la recuerde. Aunque debo decir que no era el único llorón, porque vi a varias personas —metaleros rudos también— soltar lágrimas, qué hermoso.
Por su lado, no solo los fans la pasamos increíble, la banda se mostró sorprendida de que se corearan —a veces gritaran— todas sus canciones y de que hubiera globos preparados para el turno de 'Blackbird' y para convertir el recital en una fiesta casi del pueblo. Incluso dijeron que no recordaban un concierto tan vibrante y que les gustaría que esto fuera registrado en un DVD para comercializarlo.
Llegó el momento de 'Metalingus', la canción más esperada. Para mí, todo empezó con ese tema en 2005 y podía escucharla en vivo tras 18 años de reproducirla en MP3, equipos de sonidos, DVD, Blue-Ray y computadoras. Como dice la canción, en este día veo claramente que todo ha venido a la vida, y que los lugares amargos y los sueños rotos los dejaremos atrás.
Mark Tremonti y Myles Kennedy despacharon uno de los mejores concierto del año. Foto: Rock a la Vena de Chile
El público, como en todo el concierto, estuvo a la altura y disfrutaba la obra maestra; se buscó hacer el pogo o un circle pit, pero todos estábamos muy apretados. Igual, todo se vivió como un partido de Copa Libertadores. Cuando terminó Metalingus, sonreí muchos segundos y me daba por satisfecho. Los sueños se hacen j** realidad (Dreams fucking come true), como dijo Myles alguna vez en un concierto antes de interpretar la canción citada.
Pero faltaban algunas, 'Open Your Eyes' y 'Rise Today', 2 himnos de sus 2 primeros discos. Eran la cereza de la torta del concierto de mi vida. Acababa de estar en la presentación en la que tanto esperaba estar y para la que tuve que viajar. Buscamos a Omar para una foto final, pero estaba tan solicitado como los propios integrantes de Alter Bridge, ya que es muy conocido en la comunidad de fans de la banda y varios chilenos —y hasta argentinos y brasileños— le pedían foto. La foto con nosotros podía esperar; lo más importante era lo que acabábamos de presenciar.
Gracias, Alter Bridge, por tus letras, tu arte y porque me hiciste acordar que encuentro en ti un refugio; gracias a la productora que apostó para que llegara a Chile; gracias a los amigos que conocí por la banda y gracias a mi esposa por sujetarme cuando sonaba 'In Loving Memory'.