En True Detective cuando todo está en juego, ser muy humano es tu perdición.,En alto valyrio -uno de los idiomas presentados en Game of Thrones- valar morghulis significa “todos los hombres deben morir”, y eso es justo lo que pasó en los dos episodios finales de True Detective, teniendo como única sobreviviente del cuarteto protagonista a Antígona Bezzerides. “Omega Station” en una primera lectura podría significar algo como “estación final”. Ya saben la frase bíblica: “soy el alfa y el omega, el inicio y el fin”. Omega también es la última letra del alfabeto griego. PUEDE VER: El Hipnotizador llega a HBO Latinoamérica Una vez que Paul Woodrugh está muerto, Velcoro lo llama a su celular y escucha en respuesta a un polícía cochino, el mismo que mató al futuro padre de familia pero cuyo papel es tan intrascendente que debo googlear para saber quién es: Kevin Burris. Esa conversación desencadena decisiones de vida o muerte para los personajes que quedan. El episodio está dividido en dos partes: cierre de cabos y escape de Vinci, cada cual con momentos que mantienen una escalada de tensión y refuerzan lo que debió quedar claro desde el inicio, pero que el showrunner Nic Pizzolatto falló en comunicar. Eso es que la segunda temporada de True Detective no es sobre el misterio de la muerte de Ben Caspere, tampoco de corrupción policial o cómo personalidades muy distintas chocan. Los ocho episodios con los que nos emocionamos y renegamos, sobre todo eso último, han sido sobre la decadencia humana y de que todo lo que ya está mal puede ir peor. Sus personajes viven así hasta la muerte, aunque esta sea inútil. Woodrugh, Velcoro y Semyon son demasiado distintos, pero al final todos caen para no levantarse en circunstancias similares. En la reseña anterior les comenté que Woodrugh encontró algo de bueno en sí mismo, pues no delata a Velcoro y Bezzerides, y si bien tiene mucho que perder, se enfrenta a balazos a los policías corruptos y guardias de Catalyst. Su muerte es una combinación de heroismo, pero también de cobardía: si hubiese asumido su pasado sexual ante los otros podría haberse salvado. Velcoro, ya casi listo para fugar a Venezuela, donde sus muchos dólares serán incluso más valiosos; decide darle una última visita a su hijo para decir adiós. Cuando eres muy buscado, tendrán vigilados los lugares que más probabilidades tienes de visitar, eso es de manual. Y aún así va donde su hijo, lo persiguen, acorralan y matan como un perro. Semyon también estaba por irse, pero lo encuentran los mexicanos, le quitan todo y cuando uno de ellos intenta darle el último golpe a su orgullo, se le ocurre rebelarse y responder con los puños. Ocurre lo inevitable: lo apuñalan y dejan a su suerte en medio del desierto, donde también se muere. Todas esas muertes pudieron evitarse con un poco de sangre fría. Podemos pasar que uno o dos hayan caído por su “humanidad”, pero no los tres. Vox.com bien señala que Pizzolatto ha querido desarrollar su propia tragedia griega, donde todos los hombres mueren y solo sus mujeres escapan; pero en esta ocasión la caida de los tres se empaña por la inverosimilitud. Sin llegar a ser "true defective", esta temporada tuvo varios aciertos que mencionamos antes. La presentación de Lera Lynn en el bar triste (lean la entrevista que le hizo Vice), la secuencia con el imitador de Elvis, el tiroteo. Aún así, su mayor fallo fue no mostrarse como realmente era, pues el misterio principal no eran tan complejo, pero Pizzolatto se empeñó en que así sea. En serio, la importancia de Burris, el jefe de policía Holloway, los huérfanos y los diamantes se manifestó tardíamente, hasta parecen tramas sacadas de allá donde el sol no llega. Si bien el trabajo de los detectives fue escaso, eso no tenía por qué afectar la serie. Los personajes estuvieron bien definidos, por momentos actuaron erráticamente y parecían dar tumbos en lugar de apuntar a donde debían, pero eso se pudo corregir con tiempo; así como su falta de mutua empatía. Nosotros podíamos identificarnos con ellos, pero eran islas entre sí. Claro, todos eran unos solitarios, pero sea cual sea el límite de su aislamiento el cómo se presentó en televisión lo sobrepasó. Este problema se expresa mejor con la relación Velcoro-Bezzerides. Durante toda la temporada se han tratado solo como conocidos, pero en los dos últimos episodios solo por ese encuentro sexual un poco más y se declaran en el Parque del Amor de Miraflores. No hay un sustento en ese vínculo, se construyó una casa sobre la arena y ya sabemos cómo acaba eso. "Omega Station" sí tiene éxito al mostrar las consecuencias de las acciones. Nos guste o no la decisión que selló el destino de Velcoro, Semyon o el "cuervo", lo que siguió después era la conclusión más probable. Algo predecible en este caso, pero coherente. El caso del "cuervo" es el más dramático; forzado a vivir un infierno tras el asesinato de sus padres joyeros, su único camino es la venganza. Primero accede a seguir a Velcoro, esperar y no precipitarse, pero la revelación del jefe Holloway de que su hermana era hija de Caspere -ese dato nadie lo vio venir- lo lleva a sellar su destino apuñalando al corrupto policía. Lo bueno de que Pizzolatto creara este segundo True Detective es mostrar que no se trata del genio de la novela negra televisiva, sino un escritor normal a quien le ligó su primera serie y que ahora entrega un trabajo sobre el cual cayeron muchas expectativas, con buena premisa y pobre ejecución. Pudo haber funcionado mucho mejor, pues sus errores son fácilmente señalables. No sería mala idea que Pizzolatto reciba más ayuda con el guión, algo que se vio en un par de episodios esta temporada, pero que debería hacérsele costumbre o cuando se de cuenta de su error, volteará y verá su propio cadáver. Pensamientos sueltos -El que Bezzerides se haya ido de niña con el predador sexual solo porque este le haya dicho "linda" da mucho que pensar. ¿Tan poca autoestima le inculcó su padre? -Ver el cadáver de Woodrugh bajo el sol es una de las tomas más tristes de toda la serie. Snif. -"Todo se acaba, es hora de despertar". Frank Semyon, preparándose para escapar. -Lo más probable es que el bebé que aparece en la secuencia final sea hijo de Velcoro y Bezzerides. -La masacre a Osip y su gente es lo más cercano que he visto en televisión a las misiones de Grand Theft Auto. -No termino de comprender por qué Semyon no tenía intenciones de ir a Venezuela a reunirse con Jordan. ¿Acaso presentía su muerte? -La despedida de Velcoro y su hijo, Chad, es demasiado triste. -La caminata de Semyon por el desierto, seguido por los fantasmas de su pasado, tiene que ser una de las mejores escenas que Pizzolatto haya escrito en toda su vida. -¿No es irónico que el mismo periodista a quien Velcoro molió a palos en el primer episodio sea quien vaya a revelar toda la corrupción de Vinci? ¿Qué les pareció esta temporada de True Detective? 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