China intentará desviar un asteroide este año con dos naves a través de un plan más ambicioso que el de la NASA
En 2022, Estados Unidos logró desviar un asteroide. Sin embargo, este año China planea lanzar su propia misión de protección espacial a través de dos sondas.

En 2022, Estados Unidos alcanzó un hito histórico al conseguir desviar por primera vez un asteroide, un avance que marcó un precedente en la defensa planetaria. Inspirada en este logro, China ultima los preparativos para lanzar en el transcurso de este año su propia misión de protección espacial.
A diferencia de la operación estadounidense, la propuesta china incluirá un elemento adicional: una segunda sonda destinada a transmitir en tiempo real todo el desarrollo de la misión, lo que permitirá documentar con mayor detalle el proceso y sus resultados.
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China se alista para desviar un asteroide este año con dos naves
China avanza con un ambicioso proyecto propio que busca emular el programa AIDA, una colaboración entre la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) diseñada para ensayar la desviación de asteroides. En esencia, la idea es la misma: enviar una nave para estrellarla contra un asteroide y comprobar si es posible alterar su trayectoria.
De momento, el plan se presenta bajo el nombre provisional de “prueba experimental del sistema de defensa contra asteroides cercanos a la Tierra”, aunque se espera que pronto adopte una denominación más atractiva y fácil de recordar. Durante una conferencia en la ciudad de Heféi, Wu Weiren, uno de los principales arquitectos del programa espacial chino, adelantó que el despegue podría producirse este mismo año utilizando un cohete CZ-3B.
Si la misión se concreta con éxito, China se convertiría en el segundo país en lograr impactar de forma intencionada un asteroide para modificar su órbita. La gran novedad estará en la incorporación de una segunda sonda equipada con sensores, cuyo propósito será transmitir en tiempo real todo el impacto, ofreciendo imágenes y datos directos de un acontecimiento que podría marcar un antes y un después en la defensa planetaria.
Diferencias entre la misión china y la misión de la NASA
A diferencia de la misión de la NASA, que optó por enviar una sola sonda kamikaze con el cubesat italiano dentro, el enfoque de China es más ambicioso, ya que planea lanzar dos naves: una dedicada al impacto directo y otra que actuará como observadora para hacer un análisis detallado. El asteroide elegido para esta misión es el 2020 PN1, el cual se desplaza por una órbita en forma de herradura, a decenas de millones de kilómetros de la Tierra.
Según explica Wu Weiren, la nave observadora será la primera en llegar, con el objetivo de mapear el asteroide y recolectar datos precisos sobre su composición y características físicas. Pocos momentos después, la nave impactadora se estrellará contra el asteroide a gran velocidad, mientras la nave observadora lo sigue de cerca, acompañada por una red de telescopios tanto en la Tierra como en el espacio. El propósito es medir con exactitud los cambios en la órbita del asteroide, su forma, y el material que se expulse a causa del impacto, para determinar cuán efectivo es el impacto.
Los retos de las naves que enviará China
La nave china deberá emprender un largo viaje que durará varios meses, ajustando su rumbo para desviar con precisión un asteroide que no mide más que unos cientos de metros de diámetro, y todo ello con un margen de error bastante reducido. Además, existe una gran incertidumbre sobre la composición del asteroide, lo que añade un nivel de complejidad considerable al desafío: no es lo mismo chocar contra una roca sólida que contra una masa de fragmentos sueltos que podría desintegrarse al impacto.
Como señala el Global Times, es "como golpear una mosca desde decenas de millones de kilómetros de distancia". Sin embargo, la NASA ya ha demostrado que es posible, y ahora China tiene la oportunidad de confirmar que la humanidad es capaz de protegerse de una de las mayores amenazas que enfrenta el planeta: el impacto de un asteroide.
Asimismo, este esfuerzo llega en un momento clave, cuando el programa espacial chino avanza a un ritmo vertiginoso, especialmente al comparar sus logros con los recortes que está enfrentando la NASA en su campo científico. China, con su creciente experiencia en misiones espaciales profundas, ya ha logrado hitos que Estados Unidos aún no ha alcanzado, como traer muestras de la cara oculta de la Luna, lo que lo consolida como líder emergente en la exploración espacial.




















