Los awajún se sienten olvidados por el Estado. Por eso, al enterarse de la presencia de una congresista en el sector conocido como Chiriaco, un grupo awajún cerró la carretera para exigir un reclamo de hace 15 años: un colegio y un hospital. El equipo de "Punto final" llegó a Santa María de Nieva, en el departamento de Amazonas, para comprobar lo que sufre esta comunidad ante la impunidad y abuso en Condorcanqui.
Hay niños que viven a horas y días de distancia, por eso sus padres los dejan en albergues para que puedan estudiar, se quedan a cargo de tutores, profesores que durante meses tienen la misión de cuidar y educarlos. Según Mery infantes, congresista por Amazonas, las niñas le contaron lo que estaban pasando.
"No solo son profesores, también son efectivos policiales que están en zonas rurales. Abusan de las mujeres indígenas, sean menores de edad o señoras. Nosotros confiamos en las autoridades para que se haga justicia, más bien no está siendo así, defienden al agresor", dijo el apu awajún Bernabé.
En el Centro de Emergencia Mujer (CEM) Condorcanqui no tienen mobiliarios, útiles, tampoco cámara Gesell, ni médico legista. Las oficinas están con humedad y huecos.
"A veces podemos manejar 300 soles, si queremos alquilar una camioneta hasta Bagua cuesta 400 soles", sostuvo Ester, la coordinadora del CEM.
Por eso, muchas veces las víctimas huyen lejos de su agresor, antes de buscar ayuda en una autoridad que por mucha voluntad que tenga no tiene los recursos para auxiliarlas.
Una niña de 13 años fue violada desde los 10 años por su profesor. La víctima relató que este sujeto le enseñó a tener miedo, a no contarle nada a su familia.
Hoy, su abuela busca hacer justicia, ahorró meses para llevarla hasta Bagua por un médico legista, pero en solo un día se gastó todo el dinero. Quiere que su nieta sea la de antes y que su exmaestro sea encarcelado y no sabe cómo hacer justicia.
"Por aquí está (el violador), le mandaron notificación, no sé cómo habrá quedado", contó Bernabé Jima, apu awajún, quien reveló que violar a una niña tiene precio.
Ante la ausencia de la autoridad y la poca fe que le tienen a la justicia, han establecido un arreglo perverso, que soluciona una violación sexual entre el violador y víctima.
"En mi reglamento está establecido que un violador, si familiarmente quiere solucionar, tiene que abrir una chacra de una hectárea, con rozo y sembrío, para que lo pueda entregar al oriente. Si no quiere, tiene que pagar 500 soles", manifestó Bernabé Jima, apu awajún.
"Si la agraviada quiere justicia, para qué negarlo nosotros". Sin embargo, eso significaría un presupuesto, primero ir a la misma ciudad de Condorcanqui y luego viajar 6 horas para ir a Bagua. "Ante esa dificultad se ha hecho esos acuerdos", agregó el apu.
Ya que no hay justicia en Condorcanqui, la comunidad awajún se han ingeniado para castigar a los violadores. Han construido una celda rudimentaria para retener a las personas por el tiempo que crean estimado, puede ser 48 horas o 1 mes.
El CEM de Condorcanqui y apus de la comunidad awajún revelan la situación crítica por la que pasan las víctimas de violación sexual. Foto: captura Latina TV
Dentro la UGEL Condorcanqui, hay tres profesores acusados de violación, y siguen cobrando, no pasa nada con estos profesores.
Su director, Percy Tuesta Mendoza, afirma que los reglamentos internos de la UGEL establece que un profesor denunciado por violar será separado únicamente de las aulas y conducido a la UGEL para hacer mandados o permanecer en la institución como un triste adorno.
Mientras lo investigan él sigue cobrando su sueldo, esto puede durar años. Lo peor es que no hay un perfil psicológico.
Y lo más paradójico es que el director de la UGEL, Percy Tuesta Mendoza, ni lo ha advertido. "No he tenido la oportunidad", se defendió con desfachatez.