Lima es la segunda ciudad más poblada del mundo que ha sido construida sobre un desierto. Estas características geográficas provocan una peligrosa escasez de lluvia que, de no tomar medidas a tiempo, podría desencadenar en una crisis por falta de agua potable en una urbe que supera los 10 millones de habitantes. Así lo advirtió a la población la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass).
Actualmente, se debe trasladar agua de zonas altoandinas, construir reservorios y gestionar las aguas subterráneas para llevar este elemento tan necesario a los hogares. Sin embargo, Sunass también indica que las represas de Lima y Callao registran el volumen de almacenamiento más bajo de los últimos cinco años.
Si bien Sedapal ha garantizado el servicio de agua potable para todo el 2023, y que la medida más dura sería bajar la presión durante las madrugadas, la superintendencia afirma que si se retrasa el inicio de lluvias en los primeros meses del 2024 podría haber restricciones desde mayo hasta diciembre del próximo año.
En ese sentido, resalta la experiencia de San Bartolo, Punta Negra y Punta Hermosa, que para el 2016 se encontraban entre los seis distritos con menos horas de servicio de agua potable al día. No obstante, desde la puesta en marcha del proyecto Provisur, en octubre del 2020, el escenario cambió.
Desde esa fecha, 100.000 personas tienen acceso a la prestación, incluido el distrito de Santa María del Mar.
Esto se logró gracias a la instalación de una planta desaladora y otra de tratamiento de aguas residuales (PTAR), que utiliza un proceso de ósmosis inversa para convertir el agua del mar en potable.
Autorización. La planta desalinizadora cuenta con el permiso sanitario de la Digesa. Foto: difusión
Las plantas de desalinización se utilizan en países como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Australia, que tienen características desérticas como Lima. Entonces, ¿es posible implementar más instalaciones de este tipo en la capital?
El ingeniero químico y representante de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (Aladyr), Miguel Ubillús, dice que, si bien el pago por el servicio de agua desalada sería más elevado, existen otras ventajas: se garantiza la prestación las 24 horas del día y el líquido tratado es más salubre a comparación de otros distritos de la ciudad, lo cual podría evitar gastos por enfermedades producidas a partir de bacterias que habitan en ciertos tipos de recipientes usados para el procesamiento de agua de cisternas.
De acuerdo con Ramzy Kahhat, coordinador de Ingeniería Ambiental de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), para entender los riesgos que puedan suscitarse, se deben realizar estudios de impacto ambiental y un constante monitoreo de las consecuencias que puedan tener los vertimientos que son echados al mar, como la salmuera con agua residual.
Adjudicación. Tedagua logró la concesión por 25 años.
“Podría haber efectos que estarían vinculados no solo con la calidad del agua sino también con impactos a la diversidad”, puntualizó el experto.
El gerente de Desarrollo Urbano de la Municipalidad de Santa María del Mar, Héctor Peña, informó que en su jurisdicción casi el 35 % de la población cuenta con el servicio de agua desalinizada. Es así que en la urbanización Villa Mercedes, donde se registra la mayor cantidad de población que vive de manera permanente, cuenta con casi el 100 % de instalaciones y conexiones para el abastecimiento.
El ingeniero sostuvo que las zonas en las que no se cuenta con agua desalada se debe a que no existen conexiones, las cuales estuvieron contempladas en el marco del proyecto, pero no se realizaron.
Estas, de implementarse, tendrían que ser costeadas por los mismos residentes.
Agua. El servicio funciona las 24 horas del día según vecinos. Foto: difusión
Contó, además, que existe incomodidad en los vecinos por el precio, que es un 70% mayor al regular, y a los malos olores de las plantas.
En Santa María del Mar, la gestión municipal detectó que la empresa operadora del proyecto, Tedagua, no contaba con la licencia en su totalidad, pues no se había ejecutado una inspección técnica de seguridad e infraestructura. Sin embargo, Peña señala que “se ha cumplido con sanear todo el proceso”.
En este distrito existe una peculiaridad y es que además de ser el más pequeño de los que cuentan con el servicio, es también donde se concentran las aguas procesadas que son distribuidas a las cuatro jurisdicciones que son parte de Provisur. Por ello, las autoridades ediles han impuesto multas, así como presentado las quejas a Sedapal e instituciones competentes.
A pesar de estos inconvenientes, el vocero afirma que la comuna sigue impulsando a los vecinos a contar con agua desalada porque ofrece un servicio ininterrumpido y la salubridad es mucho mejor, según los estándares de calidad remitidos a la comuna.
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Kahhat opina que existen algunos inconvenientes con el proyecto de Provisur, como su ubicación en el distrito menos poblado de los cuatro involucrados, y donde ya se había resuelto el problema de tratamiento de agua.
Advierte, nuevamente, que la salmuera, el residuo con grandes concentraciones de agua salada que queda después del proceso y que es devuelta al mar, podría afectar la biodiversidad.
“Debemos pensar en un uso de este residuo e intentar conectarlo como recurso para otra empresa”, manifestó.
En ese sentido, Miguel Ubillús aseveró que en las instalaciones del sur chico se combina las aguas residuales que salen de la PTAR con la salmuera para que la salinidad disminuya a valores similares a los del océano. “El impacto se minimiza enormemente”, comentó.
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Un residente de Santa María del Mar, si bien aseguró que el servicio es continuo, confirmó algunos de los inconvenientes mencionados por los especialistas, como la ubicación de la planta en una jurisdicción tan pequeña y los malos olores que se pueden sentir en la zona de Villa Mercedes.
“Deberían darle una solución, levantando paredes, poniendo más árboles ”, propuso.
También solicitó que el desecho de los residuos se realice a una distancia más amplia de la bahía.
Por otro lado, para Jhon Rodríguez, quien vive en Punta Negra, el balance es positivo, aunque confiesa que tuvieron que hacer un esfuerzo económico para instalar los medidores.
“Hasta el 2020 se racionaba el agua. Eso generaba incomodidad porque un día antes había que guardar el agua en baldes. Pero desde que entró en funcionamiento la planta en todos los balnearios del sur, no ha habido racionamiento. Por ese lado nos ha ayudado bastante. El servicio nunca ha parado”, narró el ciudadano.
El ing. Ubillús sostuvo que Antofagasta, Chile, marca un precedente cercano en el uso de esta tecnología, ya que en el 2003 se instaló una planta desaladora que podía abastecer a cierta parte de la ciudad, pero que con el pasar de los años su capacidad aumentó y por la actual demanda se evalúa la ampliación del servicio.
Esta tecnología también ha sido implementada en países como Israel, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.
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Tras una inspección al proyecto Provisur, en setiembre del 2022, Pedro Castillo anunció que se iba promover, desde el Estado, la construcción de seis plantas desalinizadoras: dos estarían ubicadas en el Callao, mientras que una sería instalada en Ilo, Moquegua, Arequipa, Lambayeque y Piura.
Infografía-La República