Los habitantes del distrito de San Miguel, en la provincia de San Román-Juliaca, no tienen conexiones de agua potable y desagüe. En la región Puno, el 18.6 % vive con al menos una necesidad básica insatisfecha según el último informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
San Miguel es la puerta de ingreso a Juliaca. En sus calles uno se encuentra con los silos. Estas cabinas funcionan como servicios higiénicos. Cada familia es dueña de uno de estos espacios cuadrangulares. Los cercan con calamina para lograr privacidad y los cierran con candado para que nadie disponga de ellos. Tienen derecho a usarlo solo quienes lo construyeron. Según Seda-Juliaca, el 60 % de la población de Juliaca, tiene su baño público en la puerta de su vivienda o en frente. Ello obedece a un crecimiento urbano desordenado. Y tampoco, hay proyectos para revertir esta falencia.
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“Esa es la realidad en la cual vivimos hace más de 20 años. Usamos los silos a medianoche. A esa hora, tenemos que salir de nuestras casas. En el camino, nos encontramos con ratas, pero ninguna autoridad hizo mayores esfuerzos para mejorar la situación”, aseguró Reynaldo Quispe Ticona, presidente de la urbanización Horacio Zeballos, del distrito de San Miguel.
La población de la zona también carece de agua potable. Como alternativa, el líquido elemento se extrae del subsuelo por pozos tubulares. De acuerdo, a varios estudios, el agua que se extrae para la preparación de alimentos, está contaminada con arsénico, debido a la filtración de aguas servidas a consecuencia de la masiva instalación de silos.
Se estima que existen 30 mil silos en 280 urbanizaciones. La oficina de salud ambiental de la Red de Salud San Román monitoreó el agua entre el 2020-2022, el 73% de la población de la zona periurbana y rural de Juliaca consume este recurso sin estar clorado. Eso tiene expuesto a los juliaqueños a padecer de parasitosis, anemia, y desnutrición, entre otras enfermedades.
“A quienes llegamos de otras localidades a salir adelante, lo único que nos queda es sobrevivir y aceptar esta situación. Creemos que el problema, no es el lugar donde se vive, sino que las políticas públicas, no llegan donde realmente lo necesitan las personas. Este problema podría solucionarse de a pocos. Pero lo que hace el Estado, es unificar el proyecto para que sea un buen negocio para el que gane la licitación”, dijo, Lino Mendoza, dirigente de la salida Cusco.
Juliaca, es el emporio comercial más importante del altiplano, pero con bajos niveles de calidad de vida.
Para el exconsultor del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Wilber Cutipa, la carencia de servicios se supera con inversión pública. Afirmó que las políticas públicas en las provincias son deficientes. El especialista demanda gobiernos digitales, que ayudaría a contrarrestar la tramitología engorrosa y mejoraría el gasto público, pero mucho depende de la voluntad política de las autoridades.