La velocidad con que aumenta el número de infectados es tan rápida, que los médicos del hospital nacional Hipólito Unanue temen que la segunda ola sea peor que la primera. Desde que el 7 de enero el Ministerio de Salud se decretó la emergencia sanitaria ante la nueva fase de contagios, 11 facultativos del mencionado establecimiento de salud han caído enfermos.
Las cifras son de temer.
En el momento de mayor severidad durante la primera ola, el hospital de El Agustino llegó a sumar 300 pacientes internados. Hace menos de un mes había solo 5, por lo que las autoridades desactivaron pabellones destinados a los contagiados, reservándose un solo pabellón con 100 camas ante cualquier eventualidad. Hoy, frente a un alza permanente y constante, el número se ha desbordado. Ya son 137 los internados, de los cuales 29 son graves y están en camas UCI.
Ahora bien, de los 137 enfermos internados, 34 requieren de una cama UCI en el hospital Hipólito Unanue. Pero, lamentable, el nosocomio no encuentra con más camas disponibles, por el momento. Los pacientes deben esperar, porque el traslado a otro establecimiento es de mucho riesgo y tampoco existe la posibilidad de encontrar una cama UCI.
En el punto máximo de la primera ola, el Unanue solo pudo contar con 27 camas UCI, las que se redujeron a 17 cuando bajó la cantidad de contagiados. Ahora, por la segunda ola, las camas UCI son 29, que de lejos resultan muy pocas.
Sin embargo, la situación de emergencia en el hospital Hipólito Unanue podría ser mejor, y no lo es debido a que el director Luis Miranda Molina tarda en ejecutar el plan de acción para enfrentar la segunda ola del COVID-19, lo que genera incertidumbre en el personal de salud.
El viernes último, la Junta Directiva del cuerpo médico del hospital Unanue alertó a la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, sobre la ausencia de un plan de contingencia y responsabilizó al director Luis Miranda Molina por la carencia de una estrategia para atender adecuadamente al creciente número de enfermos y evitar los contagios a otros pacientes y a médicos, enfermeras y técnicos.
“Ante la falta de acción, el cuerpo médico invitó al director a una reunión para el lunes 11 de enero y que nos diga qué debemos de hacer, pero se excusó. Así que le pedimos que nos diera una fecha y respondió que para el miércoles 13 de enero. La reunión sería virtual, pero nuevamente se excusó argumentando que tenía otras actividades. Nos plantó”, explicó a La República el presidente del cuerpo médico del hospital Hipólito Unanue, Jesús Bonilla Yaranga.
“Los médicos no sabemos qué se va a hacer, cómo nos va a dar las garantías para evitar contagios y no solo al personal sino también a los propios pacientes que ingresan”, agregó el facultativo.
Este diario contactó con el director del centro de salud, Luis Miranda, quien manifestó que no daría declaraciones, por lo que se recurrió al viceministro de Salud Pública, Luis Suárez (ver nota aparte).
Desde que se desató la segunda ola de contagios, el cuerpo médico del hospital Hipólito Unanue requirió al director Luis Miranda que todos los que ingresen a atenderse en el nosocomio sean sometidos a pruebas de COVID-19, debido al importante porcentaje de asintomáticos. No se tomó ninguna acción al respecto.
Sin comentarios. Director del Unanue, Luis Miranda Molina. Foto: difusión
Cuando el 7 de enero el Ministerio de Salud decretó la emergencia sanitaria al comprobarse la segunda ola de infectados, las autoridades del Hipólito Unanue debieron fortalecer la vigilancia epidemiológica y las medidas de control y prevención, con la finalidad de reducir los contagios y las muertes, pero en el nosocomio no se dio ninguna directiva, informaron los médicos a este periódico.
Más de 300 personas en promedio llegan al Hipólito Unanue para recibir atención, pero solo a entre 120 y 150 se les aplican las pruebas de descarte. La razón es que el hospital cuenta con escasas pruebas rápidas que les permita determinar si el paciente está o no infectado.
Las pruebas antígenas solo son destinadas a los pacientes que ingresan con problemas de insuficiencia respiratoria y pulmonía, para así confirman el cuadro que presentan. También un grupo de gestantes son sometidas a las pruebas. A la otra parte de la población del hospital, pacientes pediátricos, los que acuden por emergencia y los que llegan por otras enfermedades, no se les somete a la prueba de descarte del COVID-19.
“La ministra de Salud dice que en todos los hospitales hay pruebas suficientes. Sin embargo, en el hospital Hipólito Unanue no hay. Y nosotros nos estamos arriesgando al atender a los pacientes en estas condiciones. Esto es de mucha preocupación por que hay una alta población que entra sin pruebas y son potencialmente positivos y podrían contagiar a los trabajadores del hospital y a los pacientes que no tengan COVID-19”, alertó el presidente del Cuerpo Médico del hospital Unanue.
Desde la primera ola de la pandemia, a diferencia de otros hospitales, el Hipólito Unanue no contó con una división física entre pacientes de alta carga viral y los pacientes asintomáticos. Esto, además de los potenciales pacientes en los pasillos. El personal se cruza con los parientes de los enfermos, de los que tampoco saben si son portadores o no del virus.
Incluso el cuerpo de médicos ha propuesto alternativas para salvar más vidas, sin embargo, el director Luis Miranda no contesta. No dice ni sí ni no. Como si no existiera una nueva emergencia sanitaria. Como ha indicado a este diario, Miranda ha preferido no hacer comentarios. Tampoco quiso decir por qué no desea explicar nada.
“Los médicos hemos recomendado a la dirección del hospital el uso de cánulas de alto flujo que podrían paliar y resolver parcialmente el problema de demanda de camas UCI. Las cánulas de alto flujo cuentan con un dispositivo que aumenta la cantidad y concentración de oxígeno. El problema es que no encontramos respuesta”, expresó el médico Jesús Bonilla.
La falta de personal médico también se hace sentir, en un momento en que se requiere de profesionales de salud. El hospital Hipólito Unanue no solo atiende a ciudadanos del populoso cono este sino también de otros puntos de la ciudad, lo que explica el incremento de pacientes.
Además de los 11 médicos contagiados con COVID-19, el número de médicos que fueron contratados en la primera ola para tratar a pacientes infectados en nivel medio y básico, se ha reducido debido a que algunos han renunciado por un mejor trabajo, y para cubrir esos turnos se está recurriendo a los médicos de planta para completar los espacios vacíos mediante horas de trabajo adicionales.
La mala gestión de salud también mata.
Deficiencias. Pacientes en cola en busca de una cama UCI en el hospital Hipólito Unanue. Foto: Félix Contreras/La Republica
“En cuanto a la preparación para la segunda ola, desde los primeros días de octubre último se aprobó el plan nacional con todos los detalles de las medidas a adoptarse”, señaló el viceministro de Salud, Luis Suárez Ognio.
“Y en las últimas semanas de diciembre se hicieron tres talleres con todos los gobiernos regionales para ayudarles con los planes de preparación y respuesta frente a una segunda ola. Eso es parte de mi trabajo, coordinar la preparación del plan, cómo ayudar a organizarse a las Diresa en los gobiernos regionales”, apuntó.
“En estos momentos estamos con todos los gobernadores y directores regionales de salud en un taller con el equipo del Minsa, viendo justamente todo lo necesario para ejecutar el plan”, anotó.
300 fue el número de internados que tuvo el Unanue en la primera ola.
137 están internados en el mismo nosocomio por la segunda ola.
29 se encuentran en camas UCI, y otros 34 también las necesitan.
El Cuerpo Médico del Hospital Unanue informa a la ministra de Salud que el director del nosocomio no cumple con aplicar las medidas frente a la segunda ola.
Oficio a la ministra Pilar Mazzetti.
Oficio a la ministra Pilar Mazzetti.
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