Un reciente estudio de astrofísicos de la Universidad de Warwick revela el destino catastrófico que enfrentan Mercurio, Venus y, potencialmente, la Tierra en un lapso de cinco mil millones de años. La investigación, publicada en la revista Monthly Notices, detalla cómo el ciclo de vida del Sol afectará a los planetas vecinos y a nuestro hogar en el cosmos.
Cuando el Sol se convierta en una estrella gigante roja y luego en una enana blanca, los planetas cercanos, como Mercurio y Venus, serán absorbidos por su expansión. Aunque la Tierra no será devorada directamente, sufrirá condiciones extremas que podrían acabar con toda forma de vida tal como la conocemos. La intensa calor y radiación provocada por la expansión del Sol hará que el ambiente terrestre sea insostenible, eliminando las condiciones que permiten la vida.
Dentro de 5 mil millones de años, el Sol entrará en la fase gigante roja, en la cual cambiará significativamente. Foto: Fayer Wayer.
El estudio no solo se centra en el destino de los planetas, sino que también examina el futuro de asteroides y lunas menores, que probablemente serán convertidos en polvo. Este análisis proporciona una visión profunda sobre la dinámica del universo y la evolución de los sistemas planetarios.
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El Sol, en su estado actual, consume hidrógeno en su núcleo. Sin embargo, está destinado a convertirse en una estrella gigante roja, lo que marcará el fin de su ciclo estelar. Durante esta fase, los planetas más cercanos, como Mercurio y Venus, serán absorbidos por el Sol en expansión.
Este proceso no solo afectará a los planetas, sino que también podría impactar a algunas lunas de Júpiter, que podrían ser aplastadas o desalojadas de sus órbitas.
A pesar de las predicciones sombrías, el estudio sugiere que la Tierra podría tener un destino ligeramente diferente. La posibilidad de que nuestro planeta logre mantenerse a una distancia segura del Sol durante su expansión a gigante roja podría evitar su destrucción. Sin embargo, esto no implica que la Tierra escape de las consecuencias de la intensa radiación y las altas temperaturas que se producirán en ese periodo.
Con la eventual explosión de Marte, el Sol se convertirá en una Supernova. Es improbable que Júpiter y Saturno sean consumidos por el Sol. Foto: Fayer Wayer.
Este estudio se realizó con el objetivo de comprender el ciclo de vida de las estrellas y sus efectos en los sistemas planetarios circundantes. Al analizar el destino de otros sistemas solares similares al nuestro, los científicos pueden inferir el futuro de nuestra propia vecindad cósmica. Este tipo de investigaciones resalta la complejidad del universo y ofrece perspectivas sobre la formación, evolución y eventual desaparición de los planetas.
En resumen, el estudio realizado por la Universidad de Warwick ofrece una perspectiva preocupante sobre el futuro de Mercurio, Venus y la Tierra. Los dos primeros planetas están destinados a un destino catastrófico debido a los efectos de la evolución del Sol, que hará que sus condiciones se vuelvan cada vez más inhóspitas, llevando a estos mundos a una destrucción eventual.
Por otro lado, la Tierra podría sobrevivir a este proceso, pero lo haría en un estado extremadamente inhóspito, con temperaturas y condiciones que harían imposible la vida tal como la conocemos.
Para cuando la tierra se vea afectada por la expansión del Sol, ya no será posible la vida humana en el mundo. Foto: eltiempo.com.
La investigación destaca la importancia de continuar explorando el ciclo de vida de las estrellas, como el Sol, y comprender cómo su evolución afecta a los planetas que giran a su alrededor. Esto es crucial para prepararnos ante un futuro incierto y entender los cambios que podrían ocurrir en nuestro sistema solar.