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Ecuador: Guillermo Lasso, amenazado por juicio político, disuelve Parlamento y adelanta elecciones generales

Muerta cruzada. Ante su inminente destitución en la Asamblea Nacional, el presidente conservador Guillermo Lasso disolvió el Congreso aplicando la denominada “muerte cruzada”, que figura en la Constitución de Ecuador. En seis meses habrá elecciones generales y, mientras tanto, gobernará por decreto ley.

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En la víspera, el presidente ecuatoriano se defendió ante los congresistas de la Asamblea Nacional, pero la suerte estaba echada para su destitución. Foto: EFE

Quito. EFE

El presidente de Ecuador, el conservador Guillermo Lasso, recurrió este miércoles en medio de un juicio político en su contra a la herramienta constitucional de la “muerte cruzada”, por la que disuelve la Asamblea Nacional (Parlamento), de mayoría opositora, y adelanta las elecciones generales.

Cuando estaba a punto de llegar al ecuador de mandato presidencial, Lasso, que fue elegido presidente en las elecciones de 2021, decidió no esperarse al resultado de la votación de la moción de censura que se llevaría a cabo en la Asamblea, promovida por la oposición, que lidera el correísmo y que lo acusa de un supuesto delito de peculado (malversación).

De esta forma, Lasso sacrifica parte de la segunda mitad de su mandato a cambio de evitar una posible destitución bajo una acusación de corrupción en unos contratos de transporte marítimo de petróleo con condiciones supuestamente perjudiciales para el Estado, como según sostiene la oposición.

A primera hora de la mañana, y a través de un mensaje a la nación, el presidente ecuatoriano anunció la “muerte cruzada” al argumentar una “grave conmoción política e interna”, producto del envite de la oposición y ante la incertidumbre de lograr los votos necesarios que le permitiesen seguir en el cargo.

“Ecuador tiene la necesidad de un nuevo pacto político y social que le permita salir de la grave crisis política en la que se encuentra y que, lamentablemente, cada día se profundiza”, dijo Lasso en el inicio de su mensaje.

En su discurso, Lasso culpó a la oposición de entorpecer desde el inicio de su mandato la gobernabilidad del país, sumido en una crisis de inseguridad por parte del crimen organizado, y haber querido sacarle del poder en cuatro ocasiones.

Disolver. Agentes de la Policía y comandos de las Fuerzas Armadas ecuatorianas en las instalaciones del Congreso. Foto: EFE

Un día antes, el mandatario había comparecido ante el Pleno de la Asamblea en la primera jornada de la fase final del juicio político para presentar su alegato de defensa, donde reiteró su inocencia y volvió a responsabilizar a la oposición de inventarse la acusación en su contra y de querer ejecutar un “asalto institucional”.

Este miércoles, la sede de la Asamblea, donde debía proseguir el debate del juicio político, amaneció desalojada y rodeada de militares, mientras Lasso mantuvo una reunión con el cuerpo diplomático acreditado en el país.

Inconstitucionalidad

Las reacciones no se hicieron esperar, y mientras el expresidente Rafael Correa aseguraba que la aplicación de la “muerte cruzada” en medio del juicio político de censura era ilegal, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, hablaba de un “autogolpe” de Estado.

El correísmo y el conservador Partido Social Cristiano (PSC), los principales promotores del juicio político contra Lasso, rechazaron que exista una grave crisis política e interna y cuestionaron la legitimidad del movimiento de Lasso, al que acusaron de usar la “muerte cruzada” para evitar una probable destitución.

En ese sentido, el PSC ya presentó una demanda de inconstitucionalidad ante la Corte Constitucional, que en su momento autorizó que se abriera el juicio político por el delito de peculado (malversación), pero no por el de concusión, el más mediático al involucrar una supuesta trama de corrupción en empresas públicas donde aparecía el empresario Danilo Carrera, cuñado de Lasso.

La asambleísta Marcela Holguín, afín al expresidente Correa, aseguró que la “muerte cruzada” es una medida extrema de un “presidente desahuciado” que “se aferra al poder” y se niega a “irse a su casa” para “permitir que el Ecuador resurja”.

En cambio, el excandidato presidencial por el movimiento indígena Pachakutik, Yaku Pérez, no vio ilegalidad en la medida tomada por Lasso al ser una “salida constitucional” que supone “un alivio a la incompetencia e indolencia de la pesadilla que representaba el presidente Lasso.

Nuevas elecciones

Mientras, el expresidente Lenín Moreno (2017-2021) se mostró partidario de la medida y solicitó unidad para evitar que el correísmo triunfe en las próximas elecciones generales que convocará en los siguientes días el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Moreno, que al ocupar la Presidencia se distanció del correísmo luego de haber sido el vicepresidente de Correa, pidió que no se repita lo ocurrido en febrero, cuando en la cita electoral del 5 de febrero el Gobierno perdió el referéndum planteado para aplicar reformas a la Constitución y Revolución Ciudadana, el partido de Correa, fue el triunfador de las elecciones locales.

Protesta indígena

Ese resultado dejó a Lasso en su momento más débil en sus casi dos años de mandato, y fue aprovechado por la oposición para lanzar el juicio político.

Si bien se celebrarán elecciones generales en un plazo de unos seis meses, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), cuyo brazo político es Pachakutik, decidirá si sale a las calles a protestar contra la “muerte cruzada” como había anticipado si se daba este escenario.

Protestas. Solo salieron a protestar algunos dirigentes de los movimientos indígenas. Foto: EFE

Ante esas posibles protestas, el ministro del Interior, Juan Zapata, advirtió este miércoles que la Policía solo actuará “si el orden constituido se viera afectado” y opinó que los ecuatorianos deberían acatar la disposición al ser una medida amparada en la Constitución y expedida por una autoridad legítima.

Reacciones

Evo Morales, expresidente de Bolivia

“Para evitar un proceso por corrupción, Guillermo Lasso cierra el Congreso de Ecuador con la excusa de ‘conmoción interna’. Hace 5 meses acusó de golpista al hermano Pedro Castillo...”.

Alberto van Klaveren, canciller de Chile

“Estamos siguiendo con mucha atención lo que está sucediendo en Ecuador y con mucho respeto. Creemos que debe observarse esta situación con especial cuidado. Es un proceso que está en curso”.

Ana Cecilia Gervasi, canciller del Perú

“Hacemos votos para que las elecciones generales, que resultarán de la decisión que ha adoptado el presidente Lasso, permitan al pueblo ecuatoriano asegurar el mantenimiento de la gobernabilidad”.

Lasso, el banquero que se topó con los carteles de la droga

Opinión. Juan Diego Quesada, analista de diario El País

La vida profesional de Guillermo Lasso se resume en una serie de ascensos en el mundo de la banca y los negocios, que lo perfilaron como un hombre de éxito. Eso le colocó el cartel de presidenciable, en la línea de los políticos-gerentes que brotaron por todo el mundo asegurando lo formidable que era manejar el Estado como si fuera una sociedad anónima.

Después de dos intentos infructuosos de hacerse con el poder, lo logró a la tercera en 2021, derrotando al correísmo, que andaba en sus momentos más bajos. Heredó un país profundamente endeudado, con las arcas vacías. Era la hora del banquero.

Sin embargo, nada ha salido como su prospectiva auguraba. En solo dos años se ha visto acorralado por el Congreso, que lo sometía hasta hoy a un juicio político por un supuesto caso de malversación de fondos. El proceso era un juego incierto que podía acabar en su destitución.

Pero este hombre de 67 años se ha agarrado al último resorte que le quedaba, no quería dejar nada a la suerte y activó lo que se conoce como la muerte cruzada. Sin más rodeos, decretó la disolución del Parlamento e inmediatamente se activó la convocatoria de elecciones legislativas y presidenciales a las que él mismo puede presentarse si quiere. Lasso no ha dejado nada a la improvisación, lo que recomienda cualquier libro de emprendimiento en un momento de crisis.

Ecuador ha sido su edificio de oficinas estos dos años. Los funcionarios, sus empleados; los ecuatorianos, sus accionistas. Llegó asegurando que conocía la fórmula para crear empleo y hacer que el país retomara la senda de la productividad. Lo mismo que, según él, había hecho cuando dirigió el Banco de Guayaquil, uno de los más grandes del país.

 No ha ocurrido ni una cosa ni la otra. El país vive una crisis de seguridad descomunal que ha paralizado el resto de necesidades. Las cárceles se han convertido en un agujero controlado por bandas en las que se decapita y se desmiembra a los que no cumplen con la ley impuesta a la fuerza. Los carteles de la droga han empezado a controlar instituciones y dominar parte del territorio, en un proceso similar al que han vivido países como México y Colombia.

Lasso se vio obligado a empezar a trabajar a los 14 años para pagar sus estudios y contribuir a un hogar que integraban 10 hermanos mayores que él. Es profundamente conservador en lo moral y neoliberal en lo económico; son dos verdades a las que se agarra como si le fuera la vida en ello (...)

De todos los candidatos que se presentaron a las últimas elecciones, él era el que más impuestos pagaba, casi 700.000 dólares al año. Hizo que algunos arquearan las cejas cuando prometió bajar los impuestos. Pero demostró ser muy astuto.

Para ganar no le bastaba con el electorado de derechas, que no había puesto un presidente en 20 años. En contra de lo que venía siendo su ideario, tendió la mano al colectivo LGTBI y abrazó la despenalización del aborto en caso de violación (...).

La realidad se impuso ante el marketing. El banquero que prometía estabilidad y buenas cuentas de resultados ha acabado sumido en el caos.