El Congreso de Chile aprobó el último lunes reponer el voto obligatorio para elecciones y plebiscitos populares, una condición que el país había dejado atrás en 2012 y que ahora se quiso reinstaurar en una decisión transversal de los parlamentarios.
Con 124 votos a favor, 6 en contra y 3 abstenciones, la Cámara de Diputadas y Diputados despachó la reforma constitucional que establece la obligatoriedad de voto en todas las elecciones, excepto las primarias y que deja a cargo de una ley orgánica las multas y sanciones por el incumplimiento de este deber y los electores que estarán exentos de ella.
“Intentamos el experimento del voto voluntario y fuimos bajando la participación elección tras elección. Creo que los tiempos que vive Chile son para todo lo contrario”, manifestó el diputado Jorge Alessandri, de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI).
Por su parte, la diputada Joanna Pérez, exmilitante de la Democracia Cristiana (DC), destacó la importancia de reinstaurar la norma “para que todas las elecciones en adelante sean con una amplia participación y nadie después se desdiga de lo que la mayoría de Chile decide”.
Tras 10 años de voto voluntario, Chile recupera la obligatoriedad de sufragio con un matiz respecto a la etapa anterior. Hasta 2012, para concretar la obligación de ir a votar, el ciudadano debía previamente registrarse en el padrón electoral, lo que era de todas formas una acción voluntaria.
A partir de ahora, el voto será obligatorio sin necesidad de inscripción previa porque el padrón electoral incluirá a los electores a partir de los 18 años.
La idea de recuperar el voto obligatorio surgió tras el plebiscito constitucional del 4 de septiembre, cuando por primera vez el voto fue obligatorio sin necesidad de inscribirse y la participación escaló hasta el 86%.
Antes de esta elección y con el voto voluntario, la participación más alta llegó al 55,6% para la segunda vuelta presidencial entre el actual presidente Gabriel Boric y el ultraderechista José Antonio Kast, justo hoy hace un año.