La tensión en Brasil aumenta debido a que en unos días se definirá a su nuevo primer mandatario en esta segunda vuelta de elecciones, lideradas por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, y por su actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro, quien lucha contra el tiempo para remontar los votos.
Este domingo 30 de octubre, más de 156 millones de ciudadanos asistirán nuevamente a las urnas para decidir el futuro de su país, tras el empate técnico entre ambos políticos.
En tanto, Ipespe publicó recientemente este martes un nuevo sondeo en donde Lula tiene una intención de voto del 50% frente al 44% de Bolsonaro.
Jair Bolsonaro, quien es conocido por su filosofía de que “el único bandido bueno es un bandido muerto”, por su idea de legalizar las armas en una de las naciones más violentas del mundo, fue víctima de un ataque en pleno acto de campaña en el estado de Minas Gerais, el pasado 6 de septiembre de 2018.
El video filtrado se volvió viral por las redes sociales en ese momento, y en él se vio cómo un hombre armado con un cuchillo apuñaló el abdomen del mandatario.
El ataque se produjo días después de llamadas a la violencia que el ultraderechista había manifestado en su campaña tras subir la tonalidad de sus discursos en Brasilia contra algunos sectores.
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En dichas manifestaciones, repitió su amenaza de fusilar a los miembros del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva: “Vamos a darle una patada en el c*** al comunismo”.
Además, se burló de un periodista homosexual que le había formulado una pregunta y también tras cuestionar la legitimidad del proceso electoral en Brasil. “Gane quien gane las elecciones va a estar bajo sospecha, sin duda”, afirmó.
El actual presidente de Brasil permaneció internado un tiempo en el hospital luego de haber sido apuñalado en las calles de Juiz de Fora, en Minas Gerais, ubicado al sudeste brasileño.
Bolsonaro fue rápidamente llevado al hospital Santa Casa de Juz de Foray, y los medios locales informaron que se encontraba grave. Asimismo, la Policía detuvo al agresor de 40 años, quien fue identificado como Adélio Bispo de Oliveira.
A consecuencia del atentado, los médicos contaron que el político llegó “muy grave” a UCI, inconsciente, con bajo pulso y con mucha sangre perdida a causa de la hemorragia interna.
Pero a dos horas de operación, su situación cambió y llegó a estar estable y en constante observación.
El ataque le alcanzó el intestino y lo condenó de por vida a sufrir obstrucciones digestivas y adherencias en los tejidos, que lo han llevado al hospital en varias ocasiones, reporta AFP.
La última fue en enero, cuando llamó a su médico y le dijo que estaba “llorando de dolor”. “Me estoy muriendo, la cosa está fea”, le dijo al cirujano Antonio Luiz Macedo, según confió el propio experto a la prensa después de tratarle una obstrucción.
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Bolsonaro pasó por seis cirugías desde 2018: cuatro por las secuelas del ataque, una vasectomía y un cálculo en la vejiga.
Su hijo mayor, el senador Flávio Bolsonaro, dijo a CNN que su padre “tiene que renunciar a muchas cosas y seguir una restricción de dieta permanente”.
Brasil vive, actualmente, sus elecciones más polarizadas en décadas y este domingo 30 de octubre elegirá su futuro presidencial entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el socialista Lula da Silva.