La Isla de la Quemada Grande, o más conocida como ‘Isla de las Cobras’, se encuentra en el Océano Atlántico, a poco más de 30 kilómetros de la costa paulista en Brasil. Este pequeño terreno, de 430.000 metros cuadrados, ha sido catalogado como uno de los paraísos más peligrosos del mundo.
Sobre su superficie habita la Bothrops insularis, una especie de serpiente endémica que puede medir hasta 70 centímetros de largo. Se identifica por su color marrón-amarillento, y se ha llegado a calcular que existe un ejemplar por cada metro cuadrado de isla.
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Debido a la inmensa variedad de serpientes mortales que habitan naturalmente en Ilha de Quimada Grande, las autoridades brasileñas han prohibido la entrada a los humanos. Incluso, se sabe que estas especies son más venenosas que las continentales, lo cual podría ser una amenaza para el turismo.
A pesar de las restricciones y de ser un lugar extremadamente peligroso, esta isla fue declarada Área Relevante de Interés Ecológico por parte de las autoridades brasileñas. La mortal serpiente Bothrops insularis se encuentra en peligro de extinción.
La mortal serpiente Bothrops insularis se encuentra en peligro de extinción. Foto: Twitter @AbelALV52056221
Según Nat Geo, hace aproximadamente 11.000 años, el nivel del mar subió, cortando cualquier contacto entre Ilha de Queimada Grande y el continente. Por esta razón, las serpientes se volvieron 5 veces más venenosas que las de tierra firme.
Desde entonces, estas serpientes cazan y comen aves migratorias más grandes. Los pájaros ya saben la letalidad de estos reptiles, por lo que han aprendido a predecir sus ataques para poder escapar. Además, su veneno naturalmente se hizo más mortal.
Esta especie de vívoras es endémica de la Isla de Queimada Grande. Foto: captura YouTube Nat Geo
Realmente nadie. El Gobierno de Brasil ha hecho esfuerzos importantes para evitar que investigadores, exploradores y turistas se adentren a las profundidades de la Isla de las Cobras.
Sin embargo, solo los cazadores furtivos ingresan ilegalmente a la selva para conseguir ejemplares específicos, por los que llegan a cobrar cerca de 30.000 dólares.
Por su parte, los pescadores de la zona ayudan a que esto no ocurra y difunden leyendas que espantan a lugareños y extranjeros por igual. La más famosa, narra la historia de una familia entera que perdió la vida al desembarcar en la isla.
Otra más dice que fueron piratas de altamar los que llenaron el lugar de las serpientes para proteger un tesoro multimillonario que tenían resguardado allí.
A pesar de estar prohibido el ingreso de humanos, varios científicos han viajado a la isla con la intención de investigarla.
Por ejemplo: Hace 2 años, TV Australiana hizo una cobertura especial para obtener veneno de esta serpiente. Esto con la intención de desarrollar un mejor suero antiofídico, que permita sobrevivir a un ataque de alguna de ellas.
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Como se sabe, el antídoto está en el mismo veneno de estas serpientes. Además, de este se extraen las sustancias necesarias para producir el captopril, un medicamento muy conocido para aliviar los problemas de presión arterial.