Rusia ha estado generando tensión en la última semana al probar la paciencia de la OTAN y bombardear diversos puntos de Ucrania muy cercanos a las fronteras con países aliados de la organización militar, acción que el organismo no ha dudado en responder con el envío de varias misiones áreas que buscarán interceptar aviones rusos no identificados.
Las aeronaves, estacionadas en las regiones del mar Báltico y el mar Negro, se vienen movilizando desde el pasado martes 26 de abril, día en que comenzaron a sobrevolar los aviones rusos en incumplimiento de las normas de vuelo internacionales, según lo anunció la entidad en una publicación de sus redes sociales.
Esto ha despertado la alerta en las bases de la OTAN ubicadas en Alemania y España, y el organismo ha enviado una rápida respuesta a la zona, trasladando cazas de Polonia, Dinamarca, Francia y España para monitorear el área del mar Báltico, mientras que aeronaves pertenecientes a Rumania y el Reino Unido hacen lo propio en el mar Negro.
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Esta no es la primera vez, a lo largo del conflicto, que Rusia ejecuta acciones de provocación fuera de las fronteras de países aliados. Al inicio de la guerra, cuando Finlandia y Suecia anunciaban un acercamiento con la OTAN, el Gobierno de Vladimir Putin amenazó a ambos países nórdicos con ‘represalias’.
Días después, Suecia denunció que cuatro cazas rusos habían vulnerado su espacio aéreo. “A la luz de la situación actual, nos tomamos el incidente muy en serio. Es una acción poco profesional e irresponsable por parte de Rusia”, señaló en aquella ocasión el jefe de la Fuerza Aérea del país.