El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lanzó, este martes 8 de febrero, el informe “Las nuevas amenazas para la seguridad humana en el Antropoceno exigen una mayor solidaridad”, en el que se resalta los principales retos y riesgos a los que nos enfrentamos los humanos en plena pandemia por el coronavirus.
El documento destaca que, antes de la pandemia, el mundo gozaba de los más altos niveles de Índice de Desarrollo Humano (IDH), y las personas tenían una mejor calidad y esperanza de vida, así como de mayor riqueza y salud.
“Sin embargo, bajo la superficie, comenzaba a tomar forma una sensación de inseguridad”, dice el documento. Si en el pasado “6 de cada 7 personas en el mundo se sentían inseguras, ahora con la pandemia en marcha, seguramente profundizó esa sensación”, añade.
En ese entonces, la cantidad de personas de países con IDH bajo y mediano que manifestaban sentirse inseguras era mayor que en las naciones con IDH alto y muy alto. Actualmente, el PNUD afirma que la incertidumbre generalizada ya se percibe en todos los países del mundo.
La emergencia sanitaria provocada por la COVID-19 tuvo otra serie de impactos considerables en el mundo. Además de una caída en la esperanza de vida al nacer, el IDH tuvo un descenso sin precedentes en las décadas recientes: perdió unos cinco años de progreso, según la ONU.
Las principales amenazas a las que se enfrenta la humanidad están relacionadas con la inseguridad alimentaria, el cambio climático, el desplazamiento forzado, la violencia contra las mujeres y las niñas, los riesgos de las tecnologías digitales, los conflictos armados, la intolerancia a la diversidad sexual y de género y la inequidad en el acceso a la salud.
Si en el 2020 unas 800 millones de personas padecían hambre, actualmente podrían ser 2.400 millones los ciudadanos que sufren inseguridad alimentaria.
La crisis climática podría causarles la muerte a 40 millones de personas, principalmente en países en desarrollo, aproximadamente a finales del siglo. El cambio climático también podría tener un impacto sobre el desplazamiento forzado, el cual se duplicó en las últimas décadas y alcanzó el año pasado una cifra récord de 82,4 millones de personas desplazadas.
El informe sostiene que cada 11 minutos una mujer es víctima de feminicidio, de los cuales se reportaron 47.000 en el 2020. Los conflictos armados también preocupan a 1200 millones de personas que viven zonas afectadas.
Sobre la comunidad LGBTI resalta que “en el 87% de los 193 países miembros de la ONU estas personas no tienen derecho al reconocimiento de su identidad ni a la plena ciudadanía”.
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Ante el desolador y preocupante panorama que presentan las estimaciones de la ONU, la organización “aboga por ampliar el marco de seguridad humana frente a una nueva generación de amenazas interconectadas que están surgiendo en el nuevo contexto del Antropoceno”. En concreto, proponen añadir la solidaridad a las estrategias de seguridad humana.
Según la ONU, la solidaridad reconoce “que la seguridad humana en el Antropoceno debe ir más allá de proteger a las personas y sus comunidades, de forma que las instituciones y las políticas consideren sistemáticamente la interdependencia entre todas las personas y entre estas y el planeta”.
El informe concluye que “para que toda persona viva sin temor, sin miseria, sin ansiedad y con dignidad” se deben desplegar el empoderamiento, la protección y la solidaridad.