El pasado 7 de octubre, la Academia Francesa aceptó la candidatura de Mario Vargas Llosa para pertenecer a la institución fundada por el cardenal Richelieu, encargada de regular y perfeccionar el idioma francés. El voto definitivo para el escritor peruano está programado para el 25 de noviembre y, de ser admitido, se convertiría en el primer miembro de lengua no francesa que forme parte del círculo cultural.
Su trayectoria le otorga el respaldo suficiente para ser uno de los favoritos entre los académicos: Vargas Llosa se forjó como novelista durante su estancia en París, entre finales de los cincuenta y principios de los sesenta, y su ensayo sobre Madame Bovary, de Flaubert, está en la cúspide de la crítica literaria y de la novela.
Además de ser el único con una obra en lengua no francesa, Vargas Llosa es también, junto a Milan Kundera, el único escritor vivo publicado en la colección de clásicos La Pléiade de la editorial Gallimard, una empresa independiente con casi 100 años en el mercado. Asimismo, desde que falleció François Mauriac, en 1970, la Academia no ha contado con un miembro Nobel de Literatura, por eso, el peruano se perfila como el indicado para ocupar el sillón 18 que dejó vacante el filósofo Michel Serres.
Antes de que Michel Serres falleciera en el 2019, quienes ocuparon el puesto fueron, entre otros, Alexis de Tocqueville, uno de los padres fundadores del pensamiento liberal, y el mariscal Philippe Pétain, que lideró la Francia colaboracionista con Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
Su edad y su escritura en castellano fueron los dos temas que generaron debate entre los académicos, ya que el reglamento dicta como edad tope los 75 años y Vargas Llosa tiene 85. Por otro lado, pese a la gran influencia francesa en sus obras, se trata de un autor que escribe en castellano y no en francés. No obstante, su reconocimiento en el mundo de la literatura lo ha hecho acreedor del apoyo de los miembros.
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En una entrevista para El País, el escritor Alain Finkielkraut dio a conocer su posición: “La discusión es muy complicada, pero finalmente estoy a favor. (...) Entiendo los argumentos de quienes están en contra: todos son admiradores de Vargas Llosa, pero piensan que la Academia francesa es la lengua francesa y, por tanto, un escritor hispanoparlante, por muy legítimo e importante que sea, no tiene su lugar ahí”. Añade también que el peruano tiene una relación totalmente amorosa con la cultura francesa.
Para la misma entrevista, el escritor franco-libanés Amin Maalouf afirmó lo siguiente: “El papel de la lengua francesa hoy, en el mundo, no consiste en intentar convertirse en la lengua dominante, sino en librar el combate por la diversidad lingüística, por motivos culturales, pero que van más allá. (...) Una figura como Vargas Llosa, que representa a la vez la literatura de lengua española y un apego sentimental profundo y un conocimiento a la cultura y la lengua francesas, hará una gran contribución. Me complace saber que se unirá a nuestra compañía”.
En medio de esta propuesta intelectual, el nombre del nobel de Literatura salió a la luz como titular de una sociedad offshore en 2015 en las Islas Vírgenes Británicas, uno de los paraísos fiscales más citados en los Papeles de Pandora, de acuerdo con la revelaciones del lunes del diario español El País. Se dio a conocer que el escritor usó esta empresa, valorizada en 1,1 millones de euros, para los derechos de autor de sus obras y la venta de varios inmuebles en Madrid y Londres.
Vargas Llosa reconoció la creación de esta empresa, pero dijo que le había informado al Ministerio de Hacienda y Función Pública cuando en el 2017 decidió cerrarla, el mismo año en que se volvió residente fiscal en España.