El asesinato de dos jóvenes en el municipio de Tibú, departamento de Norte de Santander (Colombia), en manos de presuntos disidentes de las FARC, ha conmocionado al país y ha puesto en la escena mediática la dramática situación que se vive en la zona desde hace varios meses.
Las víctimas, de nacionalidad venezolana, tenían 12 y 18 años. Naciones Unidas y autoridades colombianas ya investigan la ejecución de los migrantes, quienes fueron baleados luego de haber sido señalados de robar un almacén en el violento municipio de Tibú.
En videos y fotos difundidas en redes sociales, se ve a los adolescentes cabizbajos y con las manos atadas hacia adelante con cinta adhesiva mientras una persona fuera de cámara los acusa de “ladroncitos”.
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Sus cuerpos fueron encontrados más tarde y seguían con las manos amarradas. Un cartón con la palabra “ladrones” escrita a mano reposaba sobre el cuerpo del más pequeño, tirado bocabajo con una mochila roja e identificado por autoridades venezolanas como A. J. F. R.
Tibú concentra la mayor cantidad de narcocultivos de Colombia, con más de 19.000 hectáreas sembradas de hoja de coca, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El fiscal venezolano se pronunció sobre lo sucedido en Tibú, Colombia. Foto: @MinpublicoVE/Twitter
Esta localidad forma parte del Catatumbo, una región que abarca 10.089 kilómetros cuadrados, en su mayoría selváticos, en el Norte de Santander (fronterizo con Venezuela), y es hogar de más de 250.000 personas.
En la zona del Catatumbo tienen presencia las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y del Ejército Popular de Liberación (EPL), así como disidentes de las extintas FARC y otras bandas que se enfrentan por corredores para el narcotráfico y cultivos de coca.
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En ese sentido, pobladores de Tibú aseguran que retuvieron a los migrantes para entregarlos a la Policía, pero posteriormente hombres armados llegaron hasta el lugar y se los arrebataron.
El alcalde de Tibú, Nelson Leal, admitió este martes 12 de octubre que el municipio se encuentra sumergido en un total abandono de la Policía y por eso los casos no son atendidos a tiempo, según el medio local BLU Radio.
“La Policía no sale a hacer su recorrido normal por el municipio porque los están hostigando las disidencias de las FARC y el ELN. La Policía ahorita no está cumpliendo con las funciones de establecer el orden público en el municipio. Ellos, como se han sentido amenazados, no han salido del acuartelamiento porque los tienen acuartelados en la estación”, dijo.
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Leal llamó al presidente Iván Duque a reforzar las capacidades de la Policía en el Catatumbo. “La institucionalidad se ha perdido en el municipio, incluso en consejos de seguridad ellos no han podido asistir últimamente porque les da miedo”, añadió.
A pocas horas de lo sucedido en Tibú, una mujer de 80 años que salía de misa murió en un ataque contra la estación de Policía de la población de San Calixto (Catatumbo), acción atribuida a una alianza de las disidencias de las FARC y al ELN.
“Rechazamos los hechos ocurridos en la región del Catatumbo, donde en medio de los hostigamientos a la estación de Policía, en el municipio de San Calixto, perdió la vida la señora Salustriana Martínez”, manifestó la Defensoría del Pueblo.
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Según testigos del hecho, la señora Martínez murió anoche al ser alcanzada por una bala perdida cuando salía de la iglesia de San Calixto, donde había asistido a una misa por sus 80 años de vida.
Medios internacionales incluso han relatado en los últimos meses otro problema que enfrentan estas comunidades: las minas.
Sobre esto respondió en agosto pasado Efraín Soto, quien terminó con el ojo destrozado producto de una explosión, pero vivió para contarlo, a diferencia de su hermano Carlos, quien en abril de 2020 perdió la vida al detonar accidentalmente una mina que afectó a ambos.
A la localidad de Tibú llegó con “los labios morados” y falleció. Efraín visita ahora su tumba decorada con flores artificiales.
Tras seis décadas de conflicto armado, las víctimas por artefactos explosivos en Colombia van en aumento, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
En el primer semestre de este año, 263 personas (21 menores de edad) han muerto o resultado lesionadas por minas, granadas o cualquier otro pertrecho, de acuerdo con el organismo humanitario.
El departamento Norte de Santander es el segundo más castigado después del Cauca, con 86 víctimas. “Uno no quisiera estar en una zona de estas, pero no hay para donde coger”, lamentó Soto.
Colombia es uno de los países más afectados por minas, con más de 12.000 víctimas entre 1990 y 2021, según la oficina del Alto Comisionado para la Paz.
Con información de AFP y EFE