La pandemia del coronavirus saturó el sistema de salud de múltiples países. Las escenas dramáticas registradas a principios de años en China, Italia y España, con el pasar de los meses se trasladaron a otros territorios, donde el SARS-CoV-2 comenzó a circular activamente.
En Argentina, donde suman más de 600.000 contagiados por COVID-19, el pasado 10 de septiembre el médico residente Valentín Vidal se enterneció tanto de la situación de Norma, una paciente que contrajo el virus y otras complicaciones, que decidió ofrecerle una opción.
“Ella estuvo internada en una sala especial de aislamiento y, como medida preventiva, no podía recibir visitas”, contó Vidal al medio local Todo Noticias. Una circunstancia que se repite en casi todos los continentes, para evitar una propagación mayor.
El 9 de septiembre decidió comunicarse con los hijos de Norma y ayudarlos para que pudiesen hablar con su progenitora, a pesar de estar internada en el Hospital San Roque de Gonnet, situado en la ciudad de La Plata, de la provincia de Buenos Aires.
“Ellos me plantearon la posibilidad de verla, de acercarse. Fue ahí cuanto les sugerí hacer una videollamada grupal”, señaló Vidal. Los cinco hijos aceptaron su propuesta y a la mañana siguiente en la habitación 317 pudo llevarse a cabo la videollamada.
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La paciente se sorprendió. Vidal incluso lloró, aunque nadie lo notó por la indumentaria que portaba por seguridad. “Fue una situación súper emocionante, tenía un nudo en la garganta”.
“Se me caían las lágrimas, pero no se notaron por todo el equipo de protección personal que llevaba puesto”, afirmó el médico residente. “Estas cosas pasan a menudo. Cuando le das un diagnóstico a un paciente o el parte a una familia. Te conmueve y emociona”.
Al día siguiente, el 11 de septiembre, Norma empeoró y en la tarde, falleció. Vidal no estuvo de guardia, un colega tuvo que informarle la noticia a la familia.
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“A pesar de las circunstancias, la familia quedó muy agradecida por haberse podido despedir. Les reconfortó la situación”, agregó.
Igualmente, ratificó que tampoco se arrepintió. “A mí me enseñaron que la medicina va de la mano con un montón de sentimientos y sensaciones (...). La medicina es mucho más que la parte biológica. Se trata, también, de generar y transmitirle empatía al otro”.